7.

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En lo que en el futuro se convertirá en el anillo de la pereza, se encuentran las encarnaciones del bien y del mal, listas para llamar al creador de todo.

Ambas tenían una idea Clara de lo que hay que hacer, tenían que localizar y llamar a Dios, después de todo él les había dicho que se quedaría como espectador es decir, solo observar, así que incluso si ellas fallan, Dios vendrá solo por curiosidad.

Ambas crearon un círculo con sus poderes, el círculo brilla de dorado y rojo de forma intensa, adentro del mismo colocan cada elemento primordial que forma todas las realidades, para posteriormente colocar cada una un mechón de su pelo en el centro.

Ambas comienzan a hablar en el lenguaje de la creación, pronto el ambiente cambia, volviéndose más tenso y pesado, el clima en el anillo empieza a cambiar, nubes blancas y brillantes comienzan a aparecer, la flora y la fauna empiezan a alterarse.

El anillo tiembla ante el poderoso hechizo,  Gaia y Roo se esfuerzan de sobremanera para que todo salga bien. Y justo cuando la realidad misma en esa zona comenzó a templar y a cambiar, todo para.

El tiempo, las cosas, las personas, todo el universo se detiene como si alguien acabara de presionar el botón de pausa, las dos mujeres miran alrededor, sabiendo lo que significa.

Delante de ellas está la figura de un humano más grande que las dos, piel blanca como la nieve, no tiene nariz pero sí una boca y sus cuatro ojos están en los lados de su cabeza, con un sombrero de copa blanco, un traje de negocios blanco con adornos dorados y celestes, el hombre las mira con una sonrisa — y bien ¿para qué me llamaron hijas? — preguntaría Dios, aún manteniendo su sonrisa.

— padre no te haga el que no sabe... Sabes perfectamente porque te llamamos — diría Roo de forma seria.

— jejeje siempre tan seria Roo — reiría Dios aún relajado — Pero bueno, es verdad, ustedes saben que yo sé bien el porque me llamaron, es para hablar del tema de Adam.

— si y te pedimos por favor que nos dejes decirle la verdad a Adam, que nosotras somos Eva — pediría amablemente Gaia, esperanzada de que Dios acepte.

Dios las mira por un momento, un poco más serio, cómo si buscará las palabras correctas y vuelve a hablar.

— .... Pero si ustedes ya no son Eva — lo dicho por el todopoderoso dejó impactadas a gaia y a Roo.

— de que hablas... Obviamente somos Eva, ¡literalmente tenemos los recuerdos, las vivencias, nuestro propio amor por Adam es un ejemplo! — diría algo alterada Roo.

— Oh ya veo... Parece que ustedes no se dieron cuenta....

Ambas mujeres se miran por un momento, sintiendo en su interior miedo por lo que Dios va a decir.

— ustedes sí tienen los recuerdos de Eva, y sí fueron Eva, pero ya no lo son... Tomando un pequeño ejemplo, es su aspecto, mírense las dos, no se ven como como eva

Dios crea una imagen de Eva a lo que las dos mujeres ven, dándose cuenta que Eva tiene piel oscura, cabello largo rizado y rojizo, mas pequeña que Adam y de ojos verdes.

La comprensión de lo que Dios dijo les pega fuertemente, ambas se dan cuenta que, a pesar de tener los recuerdos de Eva, ellas no son Eva....




— esto... Esto debe ser una broma... No debes decirlo en serio.... — diría aún impactada Roo ante lo revelado por el todopoderoso.

—  p-pa-padre debe ser un error... Cierto? — dijo en un tartamudeo Gaia.

Dos AmoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora