"El viaje a la aldea de la arena y la sorpresa de Tsunade"

56 6 0
                                    

El sol apenas comenzaba a salir sobre Konoha cuando Akira Uchiha, con una expresión de desgano en el rostro, ajustaba su equipaje. El viaje hacia la aldea de la Arena, que debería durar tres semanas, era una misión diplomática importante, pero lo que realmente la preocupaba era dejar a Tsunade atrás. Desde hacía semanas, Tsunade se había quejado de un malestar estomacal que, según ella, era solo una molestia pasajera. Sin embargo, algo en su comportamiento había cambiado, y Akira lo notaba, aunque no lograba entender del todo qué estaba pasando.

Frente a ella, Tsunade cruzaba los brazos con el ceño fruncido, observándola como si fuese a regañarla.

—¿De verdad tienes que irte? —preguntó con un tono ácido, haciendo que Akira sintiera un leve escalofrío.

Es una misión diplomática —respondió Akira con paciencia—. Solo son tres semanas, y te escribiré todos los días.

Tres semanas… ¡tres semanas! —repetía Tsunade, con una mueca que delataba un disgusto mayor—. ¿Sabes cuántas cosas pueden pasar en tres semanas? ¿Sabes quién estará allá? Mei Terumi. Y tú sabes muy bien cómo te mira esa mujer.

Akira suspiró, sintiéndose atrapada. Sabía que Mei Terumi tenía una ligera fama por ser coqueta, pero jamás había dado motivos para que Tsunade se preocupara. Intentó acercarse para abrazarla, pero Tsunade dio un paso atrás, con una mirada feroz que detuvo en seco a Akira.

No creas que puedes salirte con la tuya esta vez —espetó Tsunade, sacando un pequeño collar de su bolsillo. Era un amuleto verde, elegante y algo intimidante—. Póntelo. No voy a dejar que esa mujer se te acerque.

Akira la miró, sorprendida, mientras se colocaba el collar sin decir palabra. Sabía que cualquier comentario sobre Mei solo empeoraría las cosas. Para Tsunade, ese collar era más que una protección; era un aviso claro para cualquiera que tuviera intenciones de acercarse demasiado a Akira.

Tsunade, sabes que solo tengo ojos para ti. No tienes que preocuparte por Mei —intentó calmarla, pero Tsunade arqueó una ceja, incrédula.

Eso lo veremos —dijo Tsunade, con una sonrisa irónica, pero había un brillo en sus ojos que Akira no lograba descifrar del todo.

Antes de que pudiera protestar más, Jiraiya apareció en la escena, con una sonrisa burlona en el rostro.

Vaya, vaya, parece que alguien está en problemas, ¿eh? —se burló, dándole un leve golpe en el hombro a Akira—. Tsunade no está contenta contigo, y con Mei Terumi por allá… yo de ti, no le quitaría el ojo al collar.

Akira se limitó a rodar los ojos mientras Tsunade seguía mirando con recelo, como si no confiara en que Akira pudiera mantenerse alejada de problemas. Jiraiya, por su parte, no dejaba de sonreír divertido, claramente disfrutando de la tensión.

—Te veo cuando regrese —dijo Akira, lanzando una última mirada a Tsunade, quien no respondió, pero tampoco se movió para despedirse con un beso, como de costumbre. Akira supo en ese momento que estaba en serios problemas.

---

En Konoha: la revelación

Tsunade permaneció en la entrada durante varios minutos, observando cómo Akira se alejaba hacia la distancia. Su corazón latía con fuerza, y aunque sabía que estaba siendo un poco irracional, los celos y la preocupación la carcomían. Finalmente, cuando Akira desapareció por completo, Jiraiya se acercó con una sonrisa burlona, dispuesto a aprovechar la situación.

"Regresa a mí"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora