"La Fiesta de Bienvenida y el Gran Anuncio"

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La aldea de Konoha estaba llena de vida, con luces colgando de las ramas de los árboles y mesas repletas de comida. Todos los amigos más cercanos de Akira Uchiha habían sido invitados a una fiesta de bienvenida sorpresa, organizada en el campo de entrenamiento de los equipos de Konoha. El ambiente estaba alegre, pero lo que nadie sabía era que ese día no solo se celebraba el regreso de Akira, sino también algo mucho más grande.

Akira, con su característico porte sereno pero emocionado, se encontraba a un lado, observando a los invitados con una pequeña sonrisa en el rostro. A su lado, Tsunade se veía radiante. La Hokage parecía más feliz de lo usual, y aunque trataba de mantenerse discreta, sus manos siempre terminaban acariciando su vientre, que comenzaba a notarse un poco más.

Naruto, siempre el alma de cualquier evento, era uno de los más emocionados. Con su voz estruendosa, corría de un lado a otro, hablando con todo el mundo.

—¡Akira-sensei, me alegra tanto que hayas vuelto! —gritó Naruto, acercándose con una gran sonrisa—. ¡La aldea no es la misma sin ti!

Akira le sonrió con calidez, agradeciendo la energía del chico, aunque todavía sentía un nudo en el estómago por el gran anuncio que estaba por hacer.

Gracias, Naruto. Es bueno estar de vuelta —respondió, dándole un ligero golpecito en la cabeza, como solía hacer cuando entrenaba con él.

Sasuke, que estaba más al fondo, observaba con los brazos cruzados. Aunque su expresión era neutra, su mirada denotaba una mezcla de curiosidad y algo de sorpresa. Itachi, a su lado, lo observaba con una calma envidiable, ya sospechando lo que estaba por suceder.

Sakura, por su parte, ya estaba charlando con Shizune sobre lo bien que se veía Tsunade, aunque sus ojos brillaban con una especie de intuición femenina. No sabía exactamente qué, pero algo le decía que Tsunade estaba guardando un secreto.

Mientras tanto, Kakashi se mantenía en el fondo, con su característico libro en mano, aunque de vez en cuando alzaba la vista, sospechando que aquella fiesta de bienvenida ocultaba algo más. Gai, siempre entusiasta, estaba acompañado de su equipo, incluyendo a Lee, Tenten y Neji, todos ansiosos por ver qué ocurriría en la velada.

—¡Akira! —gritó Gai, levantando una mano llena de energía—. ¡El resplandor de tu juventud brilla más fuerte que nunca después de tu viaje! ¡Espero que estés lista para celebrar con todo el poder de la primavera de la juventud!

Akira no pudo evitar reír ante la efusividad de Gai. Tsunade rodó los ojos, aunque había una pequeña sonrisa en sus labios. Ella también estaba nerviosa, aunque no lo demostraba tan claramente.

Finalmente, cuando el bullicio de la fiesta alcanzó su punto más alto, Tsunade tomó a Akira de la mano y la llevó al centro del grupo. Todos los equipos de Konoha, desde los más jóvenes hasta los más experimentados, estaban presentes y ansiosos por ver qué ocurriría.

Antes de que sigamos celebrando —dijo Tsunade con su firme tono de Hokage—, Akira y yo tenemos algo importante que anunciar.

Un silencio expectante cayó sobre el lugar. Todos los ojos estaban sobre ellas, y Akira sintió un leve rubor en las mejillas, nerviosa por lo que estaba a punto de decir.

Estamos… —Tsunade hizo una pequeña pausa, mirando a Akira a los ojos—. Vamos a ser madres.

El silencio se mantuvo por unos segundos que parecieron eternos. Los ojos de Naruto se agrandaron como platos y su boca quedó abierta de par en par.

—¡¿MADRES?! —gritó Naruto con una mezcla de asombro y felicidad—. ¡ESO ES INCREÍBLE!

Sasuke, por su parte, se quedó en silencio, su rostro impasible como siempre, pero sus ojos no podían ocultar la sorpresa. Jamás había imaginado que su hermana y Tsunade estuvieran esperando un hijo. Itachi, sin embargo, sonrió ligeramente, como si ya hubiera anticipado este momento.

Ya me lo esperaba —dijo Itachi con su típica serenidad—. Me alegra por ustedes.

—¡Esto es maravilloso, Tsunade-sama! ¡Akira-sensei! —exclamó Sakura, dando pequeños saltos de emoción—. ¡No puedo creerlo! ¡Voy a ser tía!

Kakashi, finalmente apartando la vista de su libro, levantó una ceja y sonrió bajo su máscara.

Vaya, vaya, Akira. No esperaba que volvieras con esta noticia. Parece que el viaje tuvo… repercusiones interesantes —comentó con su habitual tono relajado.

Tsunade entrecerró los ojos hacia Kakashi, pero antes de que pudiera responder, Gai y su equipo ya habían comenzado a hablar enérgicamente.

—¡Esto es el poder del amor y la juventud manifestándose en su máxima expresión! —gritó Gai, con lágrimas en los ojos—. ¡Akira, Tsunade-sama, me siento honrado de ser testigo de este momento glorioso!

Lee, siempre tan entusiasta como su maestro, saltó junto a él.

—¡Sí, Gai-sensei! ¡Es el poder de la familia y la juventud en todo su esplendor!

Neji, por otro lado, observaba con una sonrisa discreta, mientras que Tenten intentaba no reírse demasiado ante el dramatismo de sus compañeros de equipo.

Shikamaru, que estaba junto a su equipo, simplemente suspiró con resignación.

Vaya problema… —murmuró, aunque su sonrisa lo delataba—. Felicidades, Akira-sensei. Esto va a cambiar muchas cosas.

Ino, a su lado, asintió entusiasmada.

—¡Es maravilloso, Akira-sensei! ¡No puedo esperar a ver al bebé!

Chouji, comiendo un aperitivo, levantó la mano en señal de felicitación.

Sí, felicidades. Esto se merece otra ronda de comida.

Mientras todos seguían celebrando la noticia, Tsunade apretó ligeramente la mano de Akira, con una sonrisa llena de amor. Era un nuevo capítulo en sus vidas, uno que comenzaría con el nacimiento de su hijo.

Naruto, aún emocionado, no paraba de saltar de un lado a otro, incapaz de contener su alegría.

¡Akira-sensei, Tsunade-baa-chan, su hijo será el más fuerte de todos! ¡Voy a asegurarme de entrenarlo cuando sea mayor!

Tsunade lo miró con una mezcla de exasperación y diversión.

Naruto, primero tendrás que ser un buen ejemplo antes de pensar en eso.

¡Eh, claro que lo soy! —protestó Naruto, mientras Sakura lo golpeaba en la cabeza con delicadeza.

¡Tsunade-sama tiene razón, Naruto! —le dijo Sakura, riendo—. Vamos a cuidar de este bebé con todo nuestro esfuerzo. Será parte de la familia.

Akira, observando a todos sus amigos y compañeros, no pudo evitar sentir una oleada de gratitud y felicidad. Sabía que no sería fácil, pero con Tsunade a su lado y todos sus amigos apoyándolas, cualquier desafío sería posible.

Gracias a todos —dijo Akira, su voz cálida y firme—. Estoy segura de que este será un camino difícil, pero estoy feliz de que todos estén aquí para compartirlo con nosotras.

Y mientras la fiesta continuaba con risas, bromas y comentarios alegres, Akira y Tsunade sabían que estaban comenzando una nueva aventura, una que las uniría aún más y que llenaría sus vidas de amor y nuevos desafíos.

"Regresa a mí"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora