Etapa tres: negociación

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Narrador Omnisciente

Había habido un largo silencio entre las tres amigas, en este lapso de tiempo habían aparecido todas las familias en el parque como si tuvieran un horario para llevar a sus hijos a pasear.

— ¡Dios, qué complicado! —exclamó Ongsa, mirando cómo un niño tropezaba en la arena mientras su madre corría a levantarlo—

— Lo sé —suspiró Luna, sentada en el banco del parque y observando con una mezcla de terror y curiosidad cómo un par de niñas discutían por una muñeca—. Quiero decir, sí me gustan los niños... pero cuando son de alguien más, ¿me entienden?

—Chae soltó una risa agitando un pie mientras pensaba. —Exacto. Pero... ¿Qué tan difícil puede ser? Sólo tienes que alimentar, limpiar, enseñar, educar, entretener... y asegurarte de que no se te escapen por la puerta —murmuró, señalando disimuladamente a un niño que estaba intentando escalar la cerca del parque—. Miren, ese pequeño ya va de salida.

—A ver, hagamos una lista de pros y contras —propuso Ongsa, sacando una libreta de su bolso como si estuviera lista para negociar una transacción multimillonaria—

—¿Por qué tienes una libreta y un lapicero en tu cartera? —rió Luna—

—Uno nunca sabe. --dijo Ongsa entre dientes—Primero, pros.

—Eh... supongo que te despiertan sentimientos... profundos, ¿no? —susurró Luna—. Como... ternura.

—¿Ternura o terror? —dijo Chae, encogiéndose de hombros—. Porque siento que voy a vivir en un estado constante de "¡no hagas eso!" o "¡cuidado con eso!"

Ongsa se rió, anotando. —Bien, entonces: "posible ternura" en los pros... y en los contras: "miedo existencial".

—¿Qué más? —preguntó Luna, tratando de pensar positivamente—. Tal vez... eh, recuerdos familiares, ¿no? Como esas cenas de Navidad donde todos están juntos, felices y... menos caóticos de lo que vemos aquí. —señaló a los niños que corrían y gritaban en el parque—

—O esas cenas donde alguien llora porque le quitaron el último pedazo de pastel —dijo Chae con una sonrisa, recordando alguna escena de su infancia seguramente—

—Es verdad, pero igual suena bonito, ¿no? —dijo Ongsa, suspirando— bueeeno, "creación de recuerdos" en los pros.

Luna ladeó la cabeza y miró a sus amigas. —Pero, honestamente... ¿de verdad nos vemos cuidando a un bebé? Como, ¿levantándonos a las tres de la mañana, cargando pañales y...?

—¡Y la inversión! —exclamó Chae recordando su preocupación inicial—. ¿Saben lo caro que es un bebé? Pañales, comida, educación... ¡universidad! —Se cubrió la cara con las manos riendo un poco—. ¡Nunca volveríamos a viajar!

—Es verdad, ahí tienes otro contra: "pérdida de libertad financiera" —apuntó Ongsa en la libreta, con un tono de voz que podría usarse en una junta de negocios.

—Y la energía que se necesita —agregó Luna—. Necesitas vitalidad para seguirles el ritmo, y honestamente... siento que ya se me está yendo.

—Tampoco es para tanto. —mencionó Ongsa- Pero sí entiendo tu punto, Sun y yo apenas tenemos energía para ir a una cena tranquila, imagina tener que perseguir a un mini-humano

—Ah, pero bien que tienen energía para otras cosas. No creas que no se escucha. —bromeó Luna—

—Ongsa la vio de mala gana— Ya que andas de chistosita te recuerdo que a ustedes también se les escucha TODO porque mi casa está en medio de la de ambas. —se burló-

My life began when I met you (23.5 tomo 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora