Capítulo 3

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En un café sombrío de la ciudad, Justin Bieber y Selena Gomez se encuentran finalmente para su esperada cita. El aire está cargado de una tensión palpable, como si la atmósfera misma los observara. Selena, con su atractivo peligroso y sonrisa enigmática, lanza miradas provocativas que hacen que el corazón de Justin se acelere. Sin embargo, entre ellos hay una barrera invisible que parece mantenerlos a distancia.

La música suave apenas logra enmascarar el murmullo inquieto de sus pensamientos. Justin intenta romper el hielo con anécdotas, pero Selena parece perdida en un laberinto de emociones ocultas. Cada palabra se siente como un intento fallido, una danza que nunca alcanza su ritmo.

"Es como si estuviéramos en una coreografía macabra, siempre moviéndonos pero nunca tocándonos", murmura Justin, frustrado. Las palabras resuenan en su mente, y al mirarla, ve en sus ojos una chispa de desafío.

Selena lo mira, y en su expresión hay una mezcla de diversión y tristeza. "Lo siento, no quise hacerte sentir así", dice, la sinceridad de su voz envuelta en un velo de misterio. "A veces, las sombras nos ocultan".

Mientras el café se oscurece con la caída de la noche, deciden salir a caminar, dejándose llevar por la inquietante belleza de las calles iluminadas por la luna. La conversación se transforma, dejando de ser un juego de palabras para convertirse en una búsqueda silenciosa de conexión.

A medida que se adentran en la oscuridad, la luna observa su danza complicada, mientras las sombras susurran secretos que solo ellos pueden escuchar. Con cada paso, la tensión entre ellos se vuelve más intensa, como una cuerda a punto de romperse.

"¿No sientes que el universo conspira a nuestro favor?", susurra Selena, su mirada fija en el horizonte. Justin asiente, sintiendo que la conexión entre ellos es un enigma más profundo, un misterio que desafía su entendimiento.

Pero de repente, una ligera broma se convierte en una tormenta. "¡Eres tan terco!", grita Selena, frustrada, mientras sus ojos chispean con furia. "Y tú, tan egoísta", responde Justin, sintiendo cómo el aire se tensa a su alrededor.

Con el corazón pesado, se separan, cada uno atrapado en sus propios laberintos oscuros. A la distancia, sus amigos observan, deseando poder reparar lo que se ha fracturado, mientras las sombras continúan danzando, esperando el momento en que sus caminos vuelvan a cruzarse.

Almas Gemelas RenacidasWhere stories live. Discover now