Mi Querido Idiota ♥Scollace♥

𝕍𝕀

—¡Mierda!

El quejido resonó por todo el apartamento, seguido de fuertes bocanadas de aire acompañadas del abaniqueo rápido de mi mano derecha. Aleje la taza que sostenía con la otra mano, mirando con reproche al liquido espeso y negro que aún humeaba frente a mí; una delgada línea de vapor se elevaba perezosamente desde la superficie de la bebida, danzando en el aire como un fantasma fugaz, y el aroma penetrante del café recién hecho inundaba la estancia

Tomé el control y encendí la TV; Entertainment Tonight Canada daba inicio a la destacada sección "Entrevista a tu Artista Favorito", excelente programa para ver con la menor de los Pilgrim, solo que para mí desgracia la estridente voz que salió de la bocina de mi televisor fue la de cierta pelirroja que con una falsa sonrisa recitaba de memoria la frase más plástica que alguna vez haya escuchado.

"¿Si alguna vez considere rendirme?" Repitió la pregunta con ingenuidad. "Desde el inicio supe que era capaz de hacer cosas grandes. Rendirme no está en mis genes."

Mi gesto no se pudo ver más deformado; ella era capaz de sacarme de mis casillas, la odie desde el primer día en que nos conocimos, ese en que Scott creyó que la perfección podría llevarse bien con lo más nefasto que existía en el mundo: Envy Adams. Me encantaba fastidiarla, las oportunidades eran físicamente infinitas, razones para criticar su cabello, maquillaje, cara y actitud eran tal que me las dejaban en bandeja de plata; por su parte, el odio hacia mí era casi el mismo que yo sentía por ella, tan solo que al percatarse de que sus "ataques" no me generaban ni un gramo de reacción, cambio su táctica atacando a mi amigo.
Comenzó quejándose sobre su forma de vestir, de hablar, la forma de sus cejas y cuanto invento se cruzará por su inútiles dos neuronas; siempre criticando el encanto de Scott. Destruyendo la autoestima del chico frente a mis ojos sin que yo logrará impedirlo, pues el idiota solo escuchaba lo que ella tenía que decir. Finalmente, antes de terminar con él, le genero una de las inseguridades que a día de hoy Scott arrastra consigo: su cabello. Lo he visto entrar en crisis por tenerlo un centímetro más largo "de lo debido" y como eso desamoraría a la chica que en la fecha fuera el interés amoroso del chico.

Tanto que recordar en tan solo algunos minutos, perezosamente levante la mano con la que sostenía el control y cambie el canal, dejándolo en cualquiera que no estuviera repleto de infomerciales. Me hago uno con el sillón, alcanzando de regreso mi taza de café, tomando un sorbo descuidadamente puesto que ya se ha entibiado.

El elixir de la vida me había quedado de maravilla, así como todo lo que hago. Pero mi lengua aún reprochaba el error que cometí hace minutos, sintiendo como está palpitaba. Ignoré aquello, apagando mi cerebro para consumir lo que cualquier programa basura tuviera para ofrecerme.


★

—¡¡¡Pero Martha me ama a mí!!! —Una mujer vestía con un atuendo característico del Viejo Oeste, con su cabello suelto y un sombrero que la cubría del sol abrasador del desierto. A sus costados dos hombres discutían entre gritos, retándose a muerte por el amor de la doncella.

10; 9; 8; 7; ...; BAM!
Los segundos pasaron, ninguno se movía, hasta que finalmente el más joven cayo de rodillas y posteriormente fue arrastrado por la gravedad hasta quedar tumbado en el suelo. La sonrisa del hombre triunfador dejo ver sus sucios dientes amarillos; regocijándose ante la muerte de su contrincante, hablando pestes del mismo y buscando con la mirada a su trofeo. Pero que sorpresa se llevaría al no verla por ninguna parte, ya que mientras el combate se organizaba ella junto a la mujer con la que había vivido todo este tiempo, se dieron a la fuga. Cumpliendo con aquella promesa que se hicieron de niñas, escapando de aquel mugroso pueblo para amarse sin fronteras.

Fin...

«Basura.»
Fue mi humilde opinión sobre la película que acababa de ver, esta había tenido tantos giros en la trama que llegaba a ser absurdo, casi como si simplemente tomaran todo lo que asumieron gustaría al público y lo licuaran para hacer una bebida.