Han | ONE PIECE. Roronoa Zoro

INTRUSOS

Usopp solo tocaba las puertas esperando a que alguien abriera o dijera algo… esperaba escuchar la voz de Han hasta que en una de las puertas que tocó alguien abrió la puerta, era un chico castaño con una caja llena de cartas ambos se vieron por un rato, Usopp le sonrió esperando obtener una buena reacción, pero lo que recibió fue un ceño fruncido.

—¿Qué hace una criatura como tú aquí?—le pregunta el chico.

Usopp se recargó en el marco de la puerta. —Vine por esto…—y apunta a la caja de correo.

El chico que la caja que estaba sosteniendo y después ve a Usopp. No le creía ni una palabra…

—Damela si no quieres rendirle cuentas al capitán—dice y guiña el ojo.

—¿El capitán?

—Claro que si, chico, ahórrate los problemas y dame esa caja—le dice Usopp para después quitársela de las manos, se esforzó mucho para hacerlo, el chico pájaro era muy fuerte. —Yo la llevaré…

El chico pájaro lo toma del cuello y lo asusta haciendo que dejara caer la caja al suelo.

—No te conozco… Además, solo yo manipulo el correo—le dice el chico pájaro en tono amenazante.

—¿Podemos hablar de eso? Es claro que no me conoces, pero…

No lo dejó hablar, lo arrastró con él y no lo dejaría escapar.

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Zoro caminaba por los pasillos completamente perdido, no tenía miedo de abrir las puertas y revisar las habitaciones sin ningún tipo de vergüenza, quería encontrar a Han, debía hacerlo, no iba a permitir que se quedara en ese lugar…

Llegó a un pasillo y encontró a muchos pájaros enjaulados, era una pared completa que colgaba pájaros pequeños en sus jaulas, todas ellas estaban acomodadas para que quedarán en frente de las ventanas del lado contrario. Era una tortura cruel, las tenían atrapadas con una vista perfecta hacia la libertad… Una que no poseían.

Las vio con atención, le daba lástima pero tenía en mente a una, su cenzontle… la buscaba desesperadamente entre las aves enjauladas que estaban ahí, necesitaba verla, escucharla, muchas de ellas aleteaban con fuerza al verlo, tal vez porque creían que las iban a liberar… pero, no fue hasta que vio la última ave cuando da un suspiro de deserción, no estaba… Eran casi 20 aves en esa pared y ninguna era Han.

Iba a seguir su camino cuando reconoció a alguien al final del pasillo… tenía cabello naranja y comida de pájaro en una bandeja, está lo deja caer y se echa a correr, Zoro no dejaría que se escapara, corre detrás de ella.

Antes de que la chica se convirtiera en pájaro, Zoro la alcanza y la somete contra la pared de ese mismo pasillo, para asegurarse de que no se transformara en pájaro, sacó su espada y pone la punta en su garganta.

—¿Dónde está Han?—le pregunta y la chica de cabello naranja, cuyo nombre no recuerda, pero era Bo-Been. —Habla…

La Katana de Zoro cada vez se acercaba más a ella y la asustaba, habían hecho que su cabeza se pegara más a la pared.

—No vas a llegar a ella aunque te lo dijera…—dice con voz temblorosa. Sus ojos miedosos por lo que Zoro podría hacerle, casi temblando…

—¿Dónde?

—En el tercer piso, pero te recomiendo que no vayas ahí duermen los piratas de la tripulación del capitán cuando están aquí, nadie puede subir, ni siquiera yo…

—Entonces, ¿Por qué ella está ahí?—le pregunta Zoro con voz amenazante, él no la dejaría ir sin una respuesta.

En eso, suena un campana, era una especie de alarma y alertó a Bo-Been.