Secretario.. (Caesar x Lee Won)

ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 1.

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Faltaban menos de treinta minutos para aterrizar en Moscú, el centro de Rusia.

¿Estaba nervioso? Si, y mucho, nunca había estado en el extranjero, y ahora estaba a punto de empezar una nueva vida en Rusia, el país más grande de el mundo, con nuevos amigos, nuevo hogar y.. Nuevo trabajo.

Pensar en el estúpido trabajo que había aceptado le causaba náuseas, de todos los empleos a los que había mandado solicitud solo le habían respondido de ese, y ahora se arrepentía completamente de que en un principio considerar la idea de ser secretario del ser humano más temido de.. Bueno, de todo el mundo.

Y es que, ¿quien no iba a temerle a un mafioso quien no tenía piedad por absolutamente nadie? Incluso se decía que había asesinado a un familiar sin ninguna compasión.

Recordar todos los rumores y noticias que había leído durante todo el vuelo le causaba muchisimas más náuseas, no podía creerlo todavía, había aceptado por el simple echo de todo el dineral que le ofrecieron, con esa cantidad de dinero podría vivir cómodamente por meses, sin ninguna preocupación.

Pero el dinero no era lo único que le importaba, pero al parecer en el momento en que se le ocurrió aceptar la entrevista, si era lo único que le importaba.

Se pasó lo poco que quedaba del viaje pensando en la estúpida decisión que había tomado y en lo mucho que iba a arrepentirse a penas viera cara a cara a su próximo jefe, si es que conseguía el empleo, lo cual era muy poco probable.

Después de todo, tenía cero experiencia siendo secretario, ni siquiera sabia que tendría que hacer.

Estaba jodido, completamente jodido.

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Cuando el avión aterrizó, estaba echo un manojo de nervios, la entrevista no era hasta el día siguiente, por lo que tenía toda esa tarde para guardar sus cosas y explorar el país al que ahora le llamaría hogar.

Lee Won se dirigió a la salida del aeropuerto de Moscú con pasos vacilantes, arrastrando su maleta y sintiendo cómo cada pequeño detalle de su alrededor lo abrumaba un poco más. El cielo estaba nublado, el aire era helado y la ciudad se extendía ante él como un gigante amenazador, completamente desconocido. Al subirse al taxi que había reservado con antelación, no pudo evitar fijarse en los ojos del conductor, vacíos y sin emociones, como si hubieran visto todo lo malo que este país tenía para ofrecer y nada lo sorprendiera ya.

Mientras el vehículo avanzaba por las anchas calles moscovitas, Lee Won observaba los edificios antiguos y las grandes avenidas. Había algo fascinante en ese lugar, una mezcla de belleza y peligro que no podía ignorar. Pero aun así, el nerviosismo no lo abandonaba.

"¿Qué estoy haciendo aquí?"

Se preguntaba una y otra vez, mientras veía pasar frente a él las señales en ruso que no entendía y la gente apresurada caminando por las calles. No pertenecía a ese lugar. Nunca había sentido una desconexión tan profunda con su entorno. Pero, a pesar de sus dudas, sabía que no había marcha atrás. Había dejado todo atrás en su país natal, y ahora solo podía avanzar.

El taxi lo dejó frente a un pequeño apartamento que había alquilado, nada lujoso, pero suficiente para él. Subió las escaleras con pesadez, sintiendo cómo el peso de su nueva vida se hacía más real a cada paso. Una vez dentro, dejó caer la maleta en el suelo y se desplomó en la cama. Estaba agotado, tanto física como mentalmente, pero sabía que no podía quedarse mucho tiempo lamentando su situación.

Tenía que ser práctico.

Mañana era el día de la entrevista con Caesar Sergeyev. Solo pensar en ese nombre hacía que su piel se erizara. ¿Qué clase de hombre sería? Sabía que era despiadado, pero ¿realmente sería tan temible como decían los rumores? Lee Won intentaba imaginarlo, pero su mente no lograba crear una imagen clara. Sólo sabía que sería algo más allá de lo que había experimentado antes.

Intentó relajarse y distraerse de esos pensamientos. Se levantó, caminando por el apartamento vacío, pensando en qué haría esa tarde. Tal vez explorar un poco los alrededores, tal vez buscar algo de comida. Pero nada parecía tan atractivo cuando su mente estaba atrapada en lo que vendría. A pesar de sus esfuerzos por relajarse, su cerebro seguía dándole vueltas al mismo tema: Caesar Sergeyev.

¿Qué pasaría si lo rechazaban? Eso era lo único que lo calmaba un poco, aunque al mismo tiempo, sabía que necesitaría el dinero si quería sobrevivir en esa ciudad.

Finalmente, decidió salir. Caminó por las calles frías de Moscú, observando las tiendas y cafés mientras se perdía entre la gente. Cada paso que daba lo acercaba más al inevitable encuentro con el hombre que podría cambiar su vida para siempre.

No tenía idea de lo que el futuro le deparaba, pero, mientras el viento helado azotaba su rostro, Lee Won supo que, para bien o para mal, su vida estaba a punto de transformarse radicalmente.

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