ℭ𝔞𝔭𝔦́𝔱𝔲𝔩𝔬 4

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Lee Won siempre había sido una persona puntual, y ese día no era la excepción. A las 8:30 de la mañana ya estaba saliendo de su pequeño apartamento, asegurándose de que su traje estuviera impecable y su maletín bien ajustado en su mano. Cada paso que daba lo acercaba al imponente edificio donde se encontraba la oficina de Caesar, el lugar que, desde ayer, ya se sentía como un destino inminente.

El viento frío de Moscú lo golpeaba en la cara, pero eso no lograba despejar el nudo en su estómago. A cada paso, el nerviosismo crecía un poco más. Las calles estaban llenas de personas que parecían tener sus propias preocupaciones, pero ninguna tan abrumadora como la suya, o al menos así lo sentía él. El simple hecho de saber que estaba a punto de comenzar a trabajar para uno de los hombres más peligrosos del mundo lo mantenía en un estado constante de ansiedad.

"¿Qué me va a decir? ¿Cómo será? ¿Qué clase de jefe será realmente?"

Esas preguntas daban vueltas en su cabeza, sin ninguna respuesta concreta. Recordó el mensaje que recibió el mismo día que Caesar lo entrevistó. Era un mensaje corto, directo. Le decía que cualquier duda o inquietud, la resolverían en persona. Lee Won apretó el paso, como si la puntualidad pudiera servirle de escudo ante lo desconocido que estaba por enfrentar.

Al llegar frente al edificio, su mirada subió lentamente hasta la parte más alta de la estructura. Era un lugar intimidante, construido con acero y vidrio que reflejaban el cielo nublado de Moscú, como si esa construcción misma fuera una extensión del poder frío y calculador de Caesar. Sentía que sus pies pesaban más a medida que se acercaba a las puertas giratorias.

Cuando cruzó el umbral, el ambiente dentro del edificio era aún más imponente. El mármol blanco relucía, y el eco de sus pasos rebotaba por el enorme vestíbulo. Lee Won se acercó a la recepción con una mezcla de timidez y respeto, mientras una recepcionista lo miraba de arriba abajo con una expresión neutral. Después de intercambiar unas pocas palabras, le indicaron que subiera al último piso, donde lo esperaría Caesar.

Al entrar al ascensor, los nervios lo atacaron nuevamente. "Respira. Todo va a salir bien." Se dijo a sí mismo mientras las puertas se cerraban y comenzaba a ascender. Los números del elevador cambiaban lentamente, y en su mente, sólo podía imaginar lo que le esperaba al otro lado.

Mientras las puertas se abrían con un suave zumbido, el olor de madera pulida y un suave toque a tabaco inundó el ambiente. Lee Won salió del ascensor y fue recibido por el silencio absoluto, salvo por el sonido de su respiración acelerada. Caminó por el largo pasillo, observando los detalles a su alrededor: cuadros costosos, decoración minimalista y un aire sofocante que parecía aplastarlo a cada segundo.

Finalmente, llegó a la puerta de la oficina de Caesar. Su mano tembló un poco antes de levantarla para tocar, pero no fue necesario. La puerta se abrió casi de inmediato, revelando a Caesar, vestido con un traje oscuro que parecía hecho a la medida. Su mirada era afilada, penetrante, y el aura que desprendía lo hacía parecer aún más intimidante que la primera vez que lo vio.

— Bienvenido, Lee Won —dijo Caesar con una sonrisa ladeada, una que no alcanzaba a sus ojos—. Adelante. Hoy empezamos.

El tono era calmado, pero había algo más en esa voz, algo que hacía que los latidos del corazón de Lee Won se aceleraran aún más. Atravesó el umbral, y aunque trataba de mantener la compostura, no podía dejar de sentirse pequeño frente a ese hombre. Algo en Caesar le decía que este trabajo no sería como ningún otro. Y mientras se sentaba frente a su nuevo jefe, no podía sacudirse la sensación de que ya no había marcha atrás.

 Secretario.. (Caesar x Lee Won) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora