Capítulo 13 : Sabiduría de los ancianos

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-Necesitan un lugar apartado de nosotros, para que puedan completar el apareamiento -le decía el viejo curandero a Kaede.

-Sí. Hay una por allí que podría funcionar. -Kaede señaló una cabaña alejada de las demás-. Es para visitantes. ¿Crees que se quedarán aquí mucho tiempo o volverán al castillo?

La vieja curandera reflexionó sobre la pregunta antes de responder.

-Dependerá de lo rápido que se rehabilite Inuyasha. Querrá parecer fuerte y saludable cuando llegue al castillo. En cuanto a mi señor, querrá estar con su compañera. Me quedaré con él mientras dure su embarazo. ¿Tienes experiencia en dar a luz a varones?

Kaede negó con la cabeza. "No, los embarazos masculinos no ocurren en humanos. Comparte tu conocimiento para que pueda ser de ayuda para ti y para ellos".

-De acuerdo -asintió el curandero.

Las mujeres comenzaron a hacer listas de las hierbas necesarias y más.

Sango se acercó a ellos. "¿Puedo ayudar en algo?"

Kaede asintió. -Lleva a Rin y limpia la cabaña de visitantes para Inuyasha y Sesshomaru. Si puedes arreglarla para ellos, eso liberará mi casa para la atención médica normal de la aldea.

Sango agarró a Rin y Miroku y se dispuso a limpiar la cabaña de visitantes.

Antes de que terminara el día, la cabaña de visitantes estaba limpia y presentable.

Inuyasha durmió una siesta de dos horas. Cuando despertó se sintió renovado. Miró a su alrededor. Kaede no estaba allí.

-¿Dónde está Kaede?

-¿La necesitas, Inuyasha? ¿Te encuentras mal? -Sesshomaru acababa de regresar a la cabaña después de ir al baño.

"Es que es su choza. Ni siquiera durmió aquí anoche".

-Hnnn. Eso explicaría por qué Rin y Sango estaban limpiando la cabaña que está a las afueras del pueblo. Vi las nubes de polvo cuando sacudieron las esteras.

Inuyasha intentó moverse pero le dolían los músculos.

"Sesshomaru, me duelen tanto los músculos que me cuesta moverme".

-Déjame masajeartelas -Sesshomaru se arrodilló al pie del jergón de Inuyasha. Tocó suavemente la pierna más cercana del hanyou y comenzó a masajearla.

Inuyasha gimió: "Eso se siente tan bien, Sesshomaru. Por favor, no pares".

En ese momento oyeron dos voces de mujeres afuera de la cabaña.

"Pensé que esperarían, pero parece que nuestros jóvenes señores tienen más energía de la que este pensaba".

Inuyasha gritó: "Kaede-baba, entra a tu casa. Sesshomaru está masajeando..."

Kaede se aclaró la garganta.

Inuyasha terminó, "-mis pantorrillas".

Un resoplido y una risa de Sesshomaru, y las dos mujeres entraron en la casa.

-¿Tiene algún plan, mi señor? -le preguntó el viejo curandero a Sesshomaru.

-Le pedí que fuera mi compañero. Se pellizcó, me pidió que me tocara y luego se quedó dormido. Así que se lo volveré a pedir. Inuyasha, ¿quieres ser mi compañero? -Sesshomaru parecía nervioso. Se estaba exponiendo y ahora estaba frente a un humano y un demonio sanador.

El hanyou se sonrojó. "¿Quieres decir que no dije que sí?" Se rascó la cabeza. "Podría haber jurado..." El hanyou bromeó con su hermano.

-¡INUYASHA! -regañó Kaede, consciente de que no era el momento para burlarse.

Papá InuyashaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora