Recuerdo que durante una mañana, convivía junto a mi hermana en un gran campo floreado, volando sobre ellas, riendo y volviendo nuestro "trabajo" un juego del cual disfrutar. Veíamos las flores y ayudábamos manteniendo la tierra bien cuidada, así sucesivamente en otros espacios de Capadocia, pues en ese momento, cuidar de la naturaleza era nuestro mayor deseo.
— Este campo parece estar en orden — hablo una chica de ojos azules oscuros.
— No es de sorprenderse, siempre que pasamos a revisar se encuentran en un perfecto estado — le contestó un chico con los mismos ojos, volteando a ver el cielo — igual la zona es indicada, la luz del sol cae aquí perfectamente y la lluvia tiene paso para regarlas
— Tienes razón — la chica no dejaba de ver aquellas flores, terminando por posarse sobre una de ellas — son de los mejores campos que tiene Capadocia ¡Sin duda mi favorito!
— También el mío — el chico se posó sobre una flor al lado de esta.
Ambos tomamos asiento sobre el polen, descansando en un pleno silencio que ambos entendíamos sin siquiera pedirlo, era un día soleado y muy lindo, además que la compañía del otro lo volvía más especial.
— Muzi — la chica rompió el silencio.
— ¿Si, Mizu? — la miró.
— ¿No sientes más vida en estás flores? — miró su alrededor — quiero decir, todas las plantas desprenden esa vibra de vida, pero siento que este campo tiene una esencia de vida más única.
— Ahora que lo mencionas... si, todo este lugar se siente muy significativo — abrazó sus piernas — ¿Por qué será?
— No lo sé, pero me alegra no ser la única que lo siente.
— Me preguntó si otras hadas del jardín sentirán lo mismo.
— ¿Y si no lo sienten? — se acomodó el flequillo — ¡Uh! Tal vez sea algo especial de nosotros.
— ¿Algo especial? ¿Por qué lo crees?
— ¿Qué acaso no recuerdas nuestro origen? Lo que vimos en el "lago de la verdad" aquella vez.
— Yo no lo vi... tu te metiste a esa zona que por cierto, no es segura — le recordó — aun estoy molesto por eso.
— ¡Fue sin querer! Estaba ayudando a las hadas de los animales y se me escapó una ardilla por esa zona — aseguró mirando a su contrario — Pero crees en mi ¿No? Ese lago es mágico o bueno, lo era. Aún no comprendo porque terminó secándose por completo.
— Es muy evidente que las hadas superiores se deshicieron de ese lago, si lo que me dices es cierto y ese lago responde todas tus preguntas, entonces es más que peligroso. Imagina que alguien preguntara por cosas prohibidas, se desataría un gran caos.
— Si... puede que tengas razón. Pero no pregunte nada malo, solo quería saber porque somos tan idénticos — se llevó una risa de su contrario — ¡No te rías! No hay otras hadas que se parezcan al nivel de nosotros, ¿Quién diría que somos tan parecidos gracias a que nuestras risas se dieron al mismo tiempo?
— Bueno, debo admitir que es bonito saber eso, somos los gemelos del jardín ¿Recuerdas? — le ofreció su dedo meñique a su contraria.
— Jaja si, los gemelos del jardín por siempre — entrelazó su meñique con la de este, mientras que ambos se dedicaron unas sonrisas.
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