▪︎3▪︎

43 7 1
                                    

8 años después...

Me despertó la familiar sensación de ser aplastado; me retorcí, empujando mi hombro hacia atrás. Jungkook movió su peso ligeramente. Estaba abrazándome en cucharita por detrás, respirando profundamente en la parte trasera de mi cuello. Su pesado brazo cubriéndome, sujetando mis brazos en mi pecho, sostenía mi mano apretadamente, nuestros dedos entrelazados, su pierna tirada casualmente sobre mí. Podía sentir su calor y su fuerza.

Rápido silencié la alarma de mi teléfono y lo codeé en el estómago.

—Seis en punto —murmuré somnolientamente, cerrando los ojos.

—Diez minutos más, Ángel —murmuró él, empujándome más fuerte contra su pecho.

—Nop, no diez minutos más. La última vez se convirtió en una hora y Yoongi casi te atrapó aquí —murmuré, codeándolo en el estómago una vez más.

Movió su brazo e inmovilizó mis manos en la cama cerca de mi cabeza, en una posición de lucha.

—Sólo diez minutos más, Ángel —se quejó.

Suspiré y cerré los ojos de nuevo. No había forma de discutir con él cuando estaba así, simplemente no tenía la energía a esta hora de la mañana para pelear con él.

Ambos nos deslizamos de nuevo en el sueño, instantáneamente.

—¡Jimin, será mejor que ya estés listo! —gritó mi hermano, golpeando la puerta.

Me levanté de un salto y también Jungkook, era más de las siete.

—Eh… sí, estoy listo ya, Yoongi —grité en respuesta, mirando a Jungkook que estaba frotándose la cara, luciendo un poco aturdido.

—Bien. Voy a desayunar. Apúrate. Jungkook conducirá hoy así que está listo para irnos en media hora —llamó Yoongi a través de la puerta, antes de caminar a zancadas por el pasillo.

—Caray, ¿por qué no me despertaste? —acusó Jungkook, frunciendo el ceño.

La miré en advertencia, y le di mi mejor mirada de desafío.

—¡Lo hice, imbécil! ¡Dijiste “diez minutos más” y luego me inmovilizaste en la cama para evitar que te codeara! —gruñí sarcásticamente, haciendo una mala imitación de su voz.

Él sonrió burlonamente y me empujó de vuelta a la cama, sujetando mis manos sobre mi cabeza y rodando sobre mí.

—¿Te inmovilicé en la cama? ¿Estabas soñando conmigo otra vez, Ángel? Podría hacerte ese sueño realidad —se mofó, con su rostro a centímetros del mío.

—¡Ya quisieras! Ahora, apártate de mí, Jungkook, y ve a alistarte. Conduces hoy, aparentemente —siseé, asintiendo hacia la ventana.

Él suspiró y se levantó de mí, poniéndose sus jeans y camiseta. Trepó por la ventana, silenciosamente, cerrándola detrás de sí al irse.

Caminé hacia ella y la aseguré antes de dirigirme a la ducha más rápida de todos los tiempos.

Exactamente veintiséis minutos después, caminé con dificultad hacia la cocina, con un ceño fruncido, Jungkook ya estaba allí, apoyándose casualmente contra la encimera, comiéndose mi cereal. ¡Maldita sea, todas las mañanas! Su cabello estaba despeinado en su estilo característico, y su sonrisa burlona me hizo sentir un poco celoso.

—Buenos días, Ángel —dijo con una sonrisa, mientras me pasaba un tazón de cereal.- ¿Retardado esta mañana? - pregunto con una sonrisa con suficiencia

Le lancé una mirada de muerte, haciéndolo sonreír burlonamente. ―¡Cállate, Jungkook! ¿Por qué demonios te estás comiendo mi cereal de nuevo? ¿No tienes comida en casa? ―pregunté, arrebatando la taza de sus manos y comiéndome el contenido. Él sólo me observó con una sonrisa divertida. Yoongi me lanzó una caja de jugo. ―Si te ves un poco tenso esta mañana, Jimin. ¿Todo va bien? ―preguntó, mirándome un poco preocupado. Miré seriamente a Jungkook una vez más mientras él empezaba a reírse. Por supuesto que me veía tenso, tuve media hora para ducharme y vestirme. ―Me quedé dormido ―murmuré con un suspiro abatido.

Yoongi no tenía idea que Jungkook dormía en mi habitación conmigo cada noche, si fuera así, se enloquecería. Yoongi siempre era protector conmigo, siempre lo había sido, pero había empeorado desde que mi papá se fue cuando yo tenía trece. Bueno, dije se fue, pero la verdad era que Yoongi y Jungkook habían llegado a casa temprano del hockey un día para ver que mi padre me había dejado sin sentido, y estaba intentando abusar de mí. Yoongi y Jungkook finalmente cayeron en cuenta y él y Jungkook le habían dado una paliza, casi matándolo en el proceso. Lo habían echado de la casa y le habían dicho que si alguna vez regresaba, lo matarían. Nunca regresó, sin embargo, eso fue hace ya tres años.

Un poco después de eso, mi mamá consiguió un trabajo en una enorme firma electrónica, era el asistente personal del director, así que viajaba mucho. Se iba dos veces más de lo que estaba aquí, de modo que solo la veíamos por cerca de una semana al mes, si algo. Yoongi era mi único tutor, aunque a veces era más como que yo estaba intentando cuidar de él. Jungkook también era muy protector conmigo, pero todavía no nos llevábamos bien, incluso aunque él literalmente pasó cada noche envuelto a mi alrededor en la cama por los últimos ocho años.

Se había vuelto a escabullir en mi habitación la noche siguiente de verme llorar de nuevo y habíamos terminado durmiéndonos una vez más. Después de dos semanas se había vuelto una cosa normal. No era algo de lo que habláramos nunca, solo dejaba mi ventana sin seguro y él entraba una vez que sus padres revisaran que él estuviera dormido. Jamás nos habían atrapado en ocho años. Habíamos estado cerca un par de veces, sin embargo.

―Te ves genial hoy, Ángel ―dijo Jungkook, con su sonrisa patentada, mirándome de arriba abajo lentamente, haciéndome sonreír.

¡Sí, claro! Mi cabello todavía estaba húmedo porque no tuve tiempo de secarlo por sus estúpidos “diez minutos más”.  Había añadido lo mínimo de gel en mi cabello, y algo de desodorante. No me veía genial. ¡Maldito idiota! Le mostré el dedo y caminé hasta su auto. Recostándome contra él, enojadamente, esperé que me honraran con su presencia.

El camino a la escuela fue igual que siempre, ellos se sentaron en el frente hablando de fútbol y fiestas, y yo me senté en la parte trasera escuchando mi iPod, intentando ignorar las sonrisas de Jungkook en el espejo. Estacionamos en la escuela y el auto fue inmediatamente asediado por personas, igual que cada mañana. Jungkook y Yoongi eran considerados “jugadores sexis” en nuestra escuela. Eran de último año y el sueño de todo chico, los chicos querían ser sus amigos y las chicas querían... bien, eso era obvio.

Jungkook se rió mientras yo me encogía, saliendo de auto e intentando evadir la horda de chicas que me empujaban porque estaban intentando lanzarse sobre él. Una chica me codeó a propósito. La miré en su pequeña falda que lucía más como un cinturón y su top que mostraba su estómago, e hice una mueca. ¡Caray, es tan desesperada!

―Mierda, Jessica, ¿dejaste tu camisa en casa? ―pregunté con un horror fingido. Ella me miró con el ceño fruncido y escuché a Jungkook y Yoongi reírse.

―Lo que sea, ¿sabes que ese look de “quiero llamar la atención” no te va bien, cierto? ―escupió ella en respuesta.

****

|El chico que se escabulle por mi Ventana| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora