__Porqué sonríes?_ su voz sonó extraña en sus oídos cuando habló, y el peso en su hombro lo estremeció cuando la cabeza de un atolondrado Zev Duval se recostó allí descuidadamente.
__N-No puedo?_ lo escuchó balbucear su pregunta, y no pudo evitar quedar eclipsado con su voz, dulce y aterciopelada, era la primera oración coherente que murmuraba desde que lo encontró llorando en aquel callejón. Y estaba encantado sin siquiera saber el motivo.
__Hasta hace un minuto estabas llorando como si el mundo estuviera cayendo sobre tu cabeza y ahora sonríes así. No me lo tomes a mal, solo es curiosidad _ explicó Aiden, y cuando lo oyó soplar una risa supo que sus palabras no estaban siendo escuchadas. Eso lo hizo sonreír extrañamente, con su mirada fija en el paisaje nocturno de la ciudad.
El alcohol comenzaba a enfriarse en su sistema cuando lo sintió enredarse en su brazo, lo miró como si de un extraño espécimen se tratase un segundo antes de que el rostro de Zev se alzara para mirarlo, tomándolo por sorpresa lo cerca que se encontraban.
__E-Es como un sueño _ murmuró arrastrando las palabras y Aiden rió, el sonido de su propia risa tomándolo por sorpresa.
__Qué dices?_ movió su brazo en un intento fallido por quitárselo de encima.
__N-No te atrevas a d-despertarme_ gruñó cómicamente volviendo a esconder su rostro contra la chaqueta de Aiden.
__Como tú digas _ suspiró con cansancio totalmente resignado a tener los brazos de Zev enredados en él por el resto del viaje. Sus ojos se clavaron sin remedio en el rostro curioso del indiscreto conductor a través del espejo del auto.
Sus pensamientos se dispersaron tanto como sus emociones lo hicieron cuando se acomodó contra el cómodo respaldo del asiento trasero del taxi. Zev Duval se había quedado dormido y la calidez y el peso de su cuerpo contra el suyo lo invitaban igualmente, a dormir.
Antes de siquiera poder darse cuenta, ya estaba cayendo al sueño con sus brazos cruzados sobre su pecho y la cabeza de Zev Duval recostada en su hombro, los dedos del pelinegro de ojos bonitos enredados en su chaqueta.
Casi maldijo en voz alta cuando la voz del taxista se coló en medio de un inesperadamente reparador sueño.
__Señor, hemos arribado a la dirección que me dió antes _ dijo el hombre con seriedad, más sus ojos no paraban de escanear a lo que parecía ser una cariñosa pareja.
__Oh... claro, gracias _ fueron sus palabras frotando sus ojos con cansancio luego de incorporarse en el asiento__Zev, oye Zev Duval despierta, ya hemos llegado _ lo removió un poco de los hombros, pero el pelinegro solo emitió una queja antes de acomodarse nuevamente contra su cuerpo__Zev_ suspiró con cansancio, sus ojos fijándose en la forma en que los redondos lentes del pelinegro resbalaban por el puente de su nariz amenazando con caer al suelo __Por dios_ se quejó retirándole los lentes para proceder a guardarlos en el bolsillo delantero de su chaqueta.
Su intención fue clara cuando se ofreció a llevarlo a casa. Pero ahora que se había despejado dándole un golpe de sobriedad, Aiden no podía creer que, seriamente él estuviera cuidando y llevando a casa a un tipo borracho.
Pidió al taxista esperarlo y abrió la puerta para salir, estiró su cuerpo y tomó una respiración profunda de la brisa fresca de la noche antes de agarrar los antebrazos de Zev para comenzar a arrastrarlo cuidadosamente fuera del auto.
No le era posible llevarlo en su espalda debido a que el despreocupado pelinegro estaba desparramado sobre el asiento. Y por más raro que aquello terminó siendo, Aiden lo sostuvo de los muslos hasta alzarlo pegándolo a su cuerpo, se sorprendió cuando los brazos de Zev Duval no tardaron en rodearlo de la nuca, su rostro acomodándose rápidamente contra su cuello y sus piernas rodeándole la cadera.
ESTÁS LEYENDO
All we need is a cliche/BL/
RomansElla se fue en verano, y ese verano fue el más frío de su existencia, el dolor de la pérdida estrujó su corazón de forma cruel. El verano después de ella, fue un infierno de dolor y recuerdos, un verano de tortura. Un verano de pensamientos y deliri...