28 de Mayo del 2024 (Martes) (en esa misma mañana)
Después de aquella extraña noche, había algo en el aire entre nosotras que no podía identificar del todo. La incomodidad era palpable, pero intentaba no dejar que me afectara demasiado.
Desayunamos sin mayor contratiempo. El café que J había preparado estaba demasiado fuerte, pero no me quejé. Intentaba mantener una actitud despreocupada, aunque cada tanto mis ojos se desviaban hacia ella, buscando una pista de lo que podría estar pensando.
Cuando salimos de su casa, el ambiente entre nosotras seguía siendo extraño. Sin embargo, había algo reconfortante en caminar hacia el instituto tan temprano por la mañana. Hacía tiempo que no me levantaba tan puntual, y aunque la situación era inusual, se sentía... ¿bien? El frío de la mañana nos rodeaba, y mientras el mundo comenzaba a despertar, me dí el tiempo de observarla. J caminaba con su habitual porte distante, las manos en los bolsillos de su chaqueta, y no pude evitar sentir esa pequeña chispa dentro de mí que siempre aparecía cuando la veía.
De repente, decidí que no podía seguir con ese silencio tenso, así que me atreví a molestarla un poco. Después de todo, amo verla molesta, aunque nunca lo admitiría en voz alta.
—Y... ¿si me cuentas algo sobre ti? —pregunté, tratando de romper el hielo con una sonrisa traviesa en mi rostro.
J no me miró de inmediato, solo siguió caminando como si mis palabras no le hubieran llegado. Finalmente, respondió con esa indiferencia característica que me exasperaba y me atraía al mismo tiempo.
—¿Cómo qué? —contestó, su tono tan neutral que casi parecía calculado.
Sonreí, sintiendo que la provocación era mi mejor arma en ese momento. Sabía que si la empujaba lo suficiente, podría hacer que bajara la guardia un poco.
—Supongo que habrás desarrollado algún tipo de "confianza" en mí, ¿no? —dije, inclinándome un poco hacia ella—. Digo, ¿quién invitaría a su casa a un completo bastardo desconocido?
J se detuvo un segundo, como si mis palabras hubieran dejado una pequeña marca, pero no tardó en responder, girándose hacia mí con ese gesto tan suyo, como si estuviera constantemente evaluándome.
—No somos desconocidas —dijo con una leve frialdad, mirándome directamente a los ojos por primera vez en toda la caminata—. Te lo dije una vez y lo vuelvo a decir: todo este problema fue solo un favor vacío, sin sentimientos de por medio.
Su respuesta fue tajante, pero su mirada, aunque breve, revelaba una tensión oculta. Era como si intentara convencerme... ¿o convencerse a sí misma?
—¿Ah sí? —me burlé, fingiendo indiferencia—. Vaya, no te importo mucho que digamos...
El silencio volvió a caer sobre nosotras mientras el instituto se acercaba cada vez más. Me callé por un momento, sintiendo que la situación de la noche anterior aún colgaba sobre nuestras cabezas.
Por un momento, pensé que me respondería de forma cortante, pero en lugar de eso, guardó silencio, como si estuviera debatiendo consigo misma si debía continuar con la conversación o no. Yo, por mi parte, dejé que el silencio se asentara, aunque todavía tenía esa sensación extraña en el pecho desde lo ocurrido en su casa.
Finalmente, J exhaló de manera casi imperceptible, y cuando volvió a hablar, su voz fue más suave, casi como si se permitiera un momento de vulnerabilidad.
—Avanza más rápido, vamos a llegar tarde.
Su excusa era evidentemente vacía. Apenas amanecía, y el instituto no abriría por un buen rato. No estábamos ni cerca de llegar tarde, pero parecía que J estaba más interesada en evitar cualquier conversación incómoda que en la hora real.
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~¿𝘾𝙪𝙖𝙡 𝙚𝙧𝙚𝙨 𝙏ú?~ [𝓙 𝔁 𝓥]
Dragoste¿𝘠 𝘴𝘪 𝘭𝘢 𝘱𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘢 𝘢 𝘭𝘢 𝘲𝘶𝘦 𝘮á𝘴 𝘰𝘥𝘪𝘢𝘴 𝘳𝘦𝘴𝘶𝘭𝘵𝘢 𝘴𝘦𝘳 𝘵𝘶 𝘱𝘦𝘳𝘴𝘰𝘯𝘢 𝘧𝘢𝘷𝘰𝘳𝘪𝘵𝘢?