11. Familia

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“Las consecuencias de tus acciones, sean buenas o malas, son responsabilidad tuya y de nadie más.”

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Si pudieras borrar un recuerdo de tu mente ¿Lo harías?

Sasuke no era de aquellos que respondieron con un sí a esa pregunta. Él cree que las memorias son parte esencial de una persona, que gracias a ellas nos formamos en lo que somos ahora; y, sin embargo, desde hace unas semanas se estuvo preguntando el paradero de un fragmento de su memoria, un fragmento que recuerda haber borrado él mismo y puede sentir que es importante.

Con varias dudas en su mente, la vida de Sasuke fue mejorando. Después de la visita inesperada que decidió hacerle a Naruto el día de su nombramiento como Hokage. Desde el día que lo vió cumpliendo su sueño, algo en él se sintió extraño...

Sacude la cabeza.

Sasuke ahora pasa más tiempo con Sarada, también gracias al consejo que le pidió a Naruto, y se vuelven más cercanos. Como padre e hija, hablaron hasta el punto en que él comenzó a intercambiar pequeñas historias y secretos de su adolescencia y niñez. Incluso disfruta desde el fondo de su corazón elogiar el progreso de su hija.

Las reflexiones de Sasuke no pueden evitar interrumpirse con un centenar kunai volando hacia su rostro; por instinto, una parte de Susanoo los bloquea.

Había olvidado que estaba entrenando con su hija en ese momento.

—¡Papá! ¿Dónde tienes la cabeza? Un segundo más y te hago un nuevo corte de cabello—. Sarada salta de la rama en la que estaba y se acerca a Sasuke, sudor bajando por su barbilla y una sonrisa suave en su rostro.

—Pensaba en un descanso—. La respuesta simple no sorprende a su hija, ella solo suspira y se lanza de espaldas en la sombra de un gran árbol.

Entrenaban en un bosque color verde primavera, donde el canto de algunas aves y el ruido del río eran la única melodía, donde el sol atravesaba la colina pintando su color dorado entre la hierba. Era media mañana.

—¿...Papá?—,pregunta Sarada, después de regular su respiración.

—¿Mmm?—, responde. Sintiendo sus intenciones, Sasuke no puede evitar levantar la comisura de sus labios, su espalda apoyada contra el césped le da una sensación de paz.

—¿Cómo conociste al Séptimo?—. La ceja de Sasuke se levanta de manera imperceptible y gira para encontrar los ojos negros de su hija.

—¿Por qué te interesa?—. Sasuke sabía que su hija presenció algunas interacciones con Naruto.

—Bueno... —, Sarada juega con su cabello y apoya su espalda contra el árbol—, ví que son algo así como buenos amigos y me dió curiosidad.

—Mmm... Lo conocí estudiando en la academia ninja.

—Eh, no, yo no me refiero a dónde exactamente, jeje, quiero decir, ¿Cómo se volvieron... amigos?—. Ella a veces olvida la poca interacción social que ha tenido su padre en toda su vida.

Sasuke suelta un suspiro y se acomoda al lado de su hija, apoyando su espalda en el mismo  enorme árbol.

—Al principio no teníamos una relación buena, era más una mala rivalidad que una amistad.

—¿En serio? ¿Algo así como una rivalidad entre genios? Suena increíble—. Sasuke solo negó con la cabeza, una sonrisa más pronunciada en su rostro cuando dijo:

—No era nada parecido, Naruto era tan competitivo que me terminaba desafiando en cada ejercicio y siempre perdiendo de forma patética... Después de todo, era yo al que llamaban genio y él al que llamaban idiota—. La O redonda que formó la boca de Sarada casi hizo reír a su padre, casi—. Nuestra amistad comenzó un año después de entrar a la academia, cuando el incidente con el clan Uchiha me dejó solo y mis sentimientos estaban tan inestables que no podía hablar con alguien.

¿POR QUÉ NO PUEDO DECIRTE?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora