" En nuestros corazones aguarda la conexión que nos une, nadie puede desaparecer aquello"
-Mamá.
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Sasuke había cambiado, ahora sonreía un poco más y Naruto sabía que él no cambió por sus constantes viajes, no, él estaba seguro de que la razón por la que Sasuke pasaba más tiempo en la aldea no era porque extrañaba a su familia como él le había querido hacer creer la primera vez que preguntó.
Gracias a Kurama es que decidió preguntar y no obtuvo más respuesta que la sensación incomoda de una mentira. Eso le hizo sospechar aún más y no pudo hacer nada.
Otra cosa que notó es que tras recibir el título de Hokage, su mejor amigo era bastante cercano a Boruto, a este paso pensaba que lo era más que él. Su hijo admiraba a Sasuke, él lo sabía muy bien, entrenaba con él e incluso lo invitó a comer muchas veces en su casa. Sin embargo, así como Sasuke pasó más tiempo en su casa también lo hizo Sarada, la hija de Sasuke.
Naruto supo que la niña lo apreciaba como a un padre, tal vez porque Sasuke no estuvo junto a ella en la etapa más importante de su infancia o porque él era más cálido que aquel cubo de hielo que retrata el carácter de su mejor amigo, pero una cosa es segura, la niña parecía Sasuke en su juventud.
Ella era seria en algunas ocasiones, emocional en otras y muy pocas veces actuaba sin pensar o guiada por la furia; ahí es cuando más se parecía a su padre, cuando se enojaba. Él daba gracias a Kami que no heredó el carácter de Sakura.
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El cabello rubio, revuelto y puntiagudo, se agitó con el viento que entra por la ventana, la saliva corre por el borde de su boca hacia la foto impresa de la cara de un ninja recién graduado, las letras borrosas desaparecen poco a poco gracias a esto. Los brazos apoyados en el escritorio se mueven hacia una posición más cómoda y desordenan aún más los miles de documentos frente a él, suelta una suave queja y vuelve a roncar de manera incomprensible.
Varias copias de sí mismo corretean alrededor y organizan los papeles encima del escritorio, con cuidado de no despertarlo, algunos caen de bruces al resbalar con el embace de ramen a medio terminar que se suponía era su cena y terminó siendo su desayuno.
A Naruto ya no le importaba la zona horaria, solo quería dormir y reponer los cuatro días de ardua labor sin descanso ni comida de la forma saludable, ya parecían los días que él pasaba fuera del orfanato...
Supo que esto sucedería y aún así no esperó que un sin fin de responsabilidades llegaran de golpe junto al título de Hokage en las primeras semanas.
-Mmm... - la luz le comenzó a molestar y se dió la vuelta-. Mmm... No...- el brillo no dejaba de estar atormentando su sueño y volvió a voltear-. Ains...- no pudo encontrar más remedio que abrir los ojos.
Unas decenas de círculos azules llenaron su visión borrosa y él frotó sus ojos. Viendo más claramente ahora se vio a sí mismo repetido varias veces.
- ¡Jefe! ¡Despertaste!- una de las copias lo señaló-. ¡¿Cómo te atreves a dormir mientras hacemos el trabajo?!
-Mmm...- aún no lograba reaccionar del todo por el cansancio.
- No creo que te entienda del todo...- otra copia habla y suelta un bostezo-. Parece que todavía está medio dormido, como yo...
Un sentido de alerta interrumpe la diatriba, el cuerpo de todas las copias se tensa visiblemente y el Naruto recostado en el escritorio no se queda atrás.
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¿POR QUÉ NO PUEDO DECIRTE?
Fiksi PenggemarLa ceremonia de nombramiento del nuevo Hokage es esa mañana, el Sexto Hokage le cede el puesto al séptimo. Pero más allá del nuevo papeleo al que se debe enfrentar Naruto, tendrá otro pequeño problemita que atender. Un sentimiento muy conocido flore...