ೋ❀❀ೋ═══ ♡ ═══ೋ❀❀ೋ
Una pizca de Cariño al pastel.Dos días habían pasado desde el fatídico aniversario, y Vaggie se había levantado ese día con una sensación de vacío que la perseguía desde entonces. Aunque Carmilla había intentado sacarla de su abatimiento, con palabras de consuelo y una mirada preocupada, ella desconocía el motivo y también desconocía sobre la relación que tenía su hija. Vaggie seguía atrapada en sus pensamientos, aferrada a la esperanza de que todo mejorara con el tiempo. Era un patrón que había adoptado, cada vez que Lute se distanciaba o la hacía sentir invisible, Vaggie se decía a sí misma que eventualmente todo se arreglaría. Tenía que hacerlo.
A pesar de lo mal que se había sentido, no había querido hablar con Lute sobre lo ocurrido. Sabía, en el fondo, que no cambiaría nada, o peor aún, temía que hablar sobre sus emociones pudiera ahuyentar a Lute. Así que, como siempre, se mantuvo en silencio. Sin confrontación, sin reclamos. Para ella, era mejor mantener la paz que arriesgarse a perderla.
Para su sorpresa, esa mañana Lute le había mandado un mensaje diferente al que esperaba: uno lleno de dulzura.
"Hola, bonita, ¿cómo te sientes hoy? He estado pensando en ti."
El corazón de Vaggie dio un vuelco al leerlo. El dolor acumulado en esos dos días comenzó a disiparse, reemplazado por una calidez que solo Lute podía darle, ese tipo de atención que, aunque escasa, era suficiente para hacer que Vaggie olvidara todos los momentos de indiferencia.
"Estoy bien," respondió Vaggie, tratando de ocultar la emoción que sentía. "¿Y tú?"
"Mejor ahora que hablo contigo. ¿Te gustaría que nos viéramos hoy?"
Lute proponía verse, y, como si nada hubiera pasado, Vaggie sintió que todo volvía a la normalidad. La rabia contenida, la tristeza por el aniversario frustrado, el dolor de las últimas semanas, todo se desvaneció con esa simple invitación. Era como si esas pocas palabras fueran una promesa de que Lute aún la quería, de que su relación no estaba tan rota como temía.
Más tarde, en su encuentro, Lute la recibió con una sonrisa que hizo que Vaggie sintiera un cosquilleo en el estómago. El lugar donde se encontraron, un parque que solían visitar en los primeros meses de su relación, parecía tener una magia especial en esos días. Como si las hojas que caían de los árboles en la brisa otoñal le recordaran a Vaggie lo bonito que todo había sido al principio, y cómo, en esos momentos, el cariño de Lute podía hacer desaparecer cualquier duda.
Lute no tardó en acercarse y, con una mano juguetona, tomó la de Vaggie. Su tacto era cálido, suave, y aunque Vaggie había pasado días enteros preguntándose si Lute aún la quería, en ese instante no quedaba ninguna duda en su mente.
—Te extrañé— dijo Lute, mirándola fijamente a los ojos. Esa mirada que tanto le gustaba a Vaggie, una mezcla de intensidad y dulzura, la desarmaba por completo.
—Yo también te extrañé— respondió Vaggie, sintiendo que su voz apenas salía en un susurro. Cada vez que Lute le decía cosas así, el mundo de Vaggie se enderezaba, las piezas rotas volvían a unirse.
De repente, Lute se inclinó y, con un gesto casi despreocupado, la besó en los labios. El beso fue profundo, cálido, lleno de una pasión que Vaggie había echado tanto de menos. Cerró los ojos y se dejó llevar, sus manos aferrándose a la cintura de Lute, como si necesitara ese contacto para no desvanecerse. Era un beso que parecía borrar cada malentendido, cada momento de distancia. Vaggie se hundió en él, con el corazón latiendo con fuerza, sintiendo que nada más importaba en ese momento.
Pasaron el resto de la tarde juntas, caminando por el parque, charlando sobre cosas triviales y riendo. Lute, como si hubiera cambiado de un día para otro, fue todo lo que Vaggie había esperado: cariñosa, atenta, y completamente presente. Incluso le susurraba al oído pequeños comentarios insinuantes, que hacían que Vaggie se sonrojara y riera nerviosamente.
—Sabes que me vuelves loca, ¿verdad?— le decía Lute, con esa voz suave y provocadora que usaba cuando quería hacer que Vaggie se sintiera especial.
Vaggie siempre se sonrojaba ante esas palabras, sintiéndose afortunada por tener a alguien como Lute, que podía hacerla sentir tan querida con tan poco. Para ella, esos momentos de cariño borraban cualquier duda. "¿En serio?" respondía tímidamente, aunque ya sabía la respuesta.
—Claro que sí. No sabes lo mucho que te pienso, lo mucho que te deseo, te amo— continuaba Lute, acortando la distancia entre ellas, besando suavemente su cuello. Vaggie cerraba los ojos, perdiéndose en esa sensación, en esa idea de que Lute aún la amaba con la misma intensidad que al principio.
—Te amo, te amo, te amo, te amo mucho mi chiquita, eres taaan bonita— Decía Lute mientras tenía a Vaggie entre sus brazos, besando suavemente su mejilla diciendo cada palabra. Y así, todo lo que había estado mal desaparecía. Cada pequeño gesto de cariño, cada beso, cada palabra susurrada al oído, hacían que Vaggie volviera a convencerse de que Lute era todo lo que necesitaba, de que todo lo malo podía arreglarse si solo se quedaban en esos momentos. Cuando Lute era cariñosa, nada más importaba.
A pesar de que las señales estaban ahí, Vaggie no las veía. Se aferraba desesperadamente a los pequeños momentos de amor, ignorando el hecho de que eran solo eso: momentos, fragmentos que se desvanecían rápidamente y dejaban paso a la indiferencia y el distanciamiento. Vaggie no quería pensar en lo poco que recibía en comparación a lo que daba, no quería enfrentar la realidad de que Lute solo era así cuando le convenía, cuando quería mantenerla cerca. Prefería creer que todo estaba bien, que esos lapsos de ternura eran suficientes para compensar los días en los que Lute apenas la miraba.
Esa tarde, cuando se despidieron, Lute la abrazó con fuerza y la besó de nuevo, dejándola con una sensación de calidez en el pecho que Vaggie sabía que duraría hasta la próxima vez que se vieran. Aunque había pasado días enteros preguntándose si su relación seguía siendo lo que alguna vez fue, en ese momento, mientras veía a Lute alejarse con una sonrisa, todas esas dudas desaparecieron. Para Vaggie, esos gestos eran prueba suficiente de que Lute aún la quería, de que su relación aún tenía esperanza.
Sin embargo, lo que Vaggie no lograba ver, o tal vez no quería ver, era lo poco con lo que se conformaba. Se aferraba a esas pequeñas dosis de cariño, sin darse cuenta de que merecía mucho más que eso. Cada vez que Lute se mostraba indiferente o distante, Vaggie se convencía de que era culpa suya, de que debía ser más comprensiva, más paciente. Y cada vez que Lute volvía a ser cariñosa, Vaggie olvidaba todo lo demás, como si esos momentos de amor fueran suficientes para borrar semanas y meses de dolor y duda.
El ciclo continuaba, y Vaggie seguía atrapada en él, incapaz de ver que merecía algo mejor. No quería enfrentar la realidad, no quería pensar que tal vez Lute solo estaba jugando con sus sentimientos, que solo le daba lo suficiente para mantenerla cerca, pero nunca lo suficiente para hacerla realmente feliz.
Esa tarde, cuando Vaggie llegó a casa y se tumbó en su cama, sintió una paz que hacía mucho no experimentaba. "Todo va a estar bien," se dijo a sí misma. "Lute me quiere, solo estamos pasando por un mal momento." Y con esa idea en mente, se quedó dormida, ignorando los gritos de su intuición que le decían que algo estaba terriblemente mal.
Pero Vaggie prefería no escuchar. Al menos no por ahora.
ೋ❀❀ೋ═══ ♡ ═══ೋ❀❀ೋ
ESTÁS LEYENDO
𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐒𝐨𝐦𝐛𝐫𝐚𝐬 𝐘 𝐒𝐮𝐬𝐮𝐫𝐫𝐨𝐬
RomanceVaggie estuvo en una relación durante un año y unos meses donde no fue color de rosas. Conoció a Charlie 4 meses antes de terminar su relación, fue quién la ayudó a salir de ese ambiente.