VIII

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Nuevos Encuentros

El día había comenzado como cualquier otro, pero para Vaggie, era una oportunidad de despejarse un poco de todo lo que le estaba afectando últimamente. Había quedado en salir con Angel, su amigo de confianza, quien siempre sabía cómo hacerla reír a pesar de todo. Era atrevido, bromista y muchas veces sus comentarios rozaban lo inapropiado, pero eso era lo que hacía a Angel tan único. Vaggie se sentía cómoda con él, y hoy necesitaba de esa ligereza que él le brindaba.

—¡Vaggie! ¡Vamos, no querrás quedarte en casa todo el día como una monja! —le había dicho Angel en un mensaje de voz aquella mañana, con su usual tono burlón y carismático.

Vaggie sonrió al escuchar el mensaje. Sabía que Angel siempre sabía cómo sacarla de su zona de confort, y aunque últimamente no se sentía tan bien emocionalmente, sabía que salir con él le vendría bien.

Quedaron en encontrarse en un pequeño parque cerca del centro de la ciudad, un lugar que ambos frecuentaban. El aire fresco y los árboles altos siempre la hacían sentir un poco más tranquila.

Cuando llegó al lugar acordado, Angel ya estaba allí, esperándola en una banca con su usual expresión despreocupada. Vestía una chaqueta negra que le daba un toque de rebeldía, aunque su sonrisa traía una calidez inesperada.

—¡Vaggie! ¡Al fin llegaste! —exclamó Angel, poniéndose de pie para abrazarla con fuerza—. Pensé que te ibas a echar para atrás, pero parece que aún confías en mi increíble habilidad para animar a la gente.

Vaggie rió y le devolvió el abrazo.

—¿Cómo podría resistirme a ti? —dijo en tono de broma.

—Exacto —respondió Angel, guiñándole un ojo—. Por cierto, traje a alguien más. Espero que no te moleste.

Antes de que Vaggie pudiera preguntar, Angel señaló a una chica que estaba de pie no muy lejos. Tenía el cabello rubio y una energía vibrante que llamaba la atención. Ella saludó con una mano mientras sonreía de una manera amistosa. Vestía una chaqueta de cuero roja que contrastaba perfectamente con su actitud despreocupada.

—Vaggie, te presento a Charlie —dijo Angel, señalando a la chica que estaba a su lado.

Charlie tenía una actitud vibrante y una sonrisa que instantáneamente irradiaba energía positiva.

—¡Encantada de conocerte, Vaggie! —dijo Charlie extendiendo la mano para saludarla, pero rápidamente decidió abrazarla—. Angel me habló un poco de ti, espero no te moleste que me haya colado en su plan.

Vaggie sintió una pequeña oleada de nervios, pero rápidamente la disipó. Sonrió a Charlie y correspondió al abrazó.

—Igualmente, es bueno conocerte , y no te preocupes, no hay problema.

Los tres comenzaron a caminar por el parque, charlando de temas triviales al principio, mientras Angel, como siempre, lanzaba sus bromas de doble sentido y comentarios picantes, haciéndolas reír constantemente.

—Y entonces, le dije a Husk, "¡Claro que puedo terminarme esta botella!" Pero luego... bueno, ya sabes cómo terminó esa historia —Angel soltó una carcajada mientras hablaba de su última noche con Husk, otro de sus amigos cercanos.

Vaggie y Charlie intercambiaron una mirada divertida. Angel siempre tenía alguna anécdota loca para contar.

Después de un rato caminando, Angel de repente miró su teléfono.

—Chicas, necesito hablar con Husk un segundo. Está cerca y quiere que me pase. ¿Les importa si las dejo solas por un ratito?

—No hay problema —respondió Vaggie, aunque sintió un leve nerviosismo por quedarse sola con Charlie, a quien acababa de conocer.

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⏰ Última actualización: Oct 08 ⏰

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𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐒𝐨𝐦𝐛𝐫𝐚𝐬 𝐘 𝐒𝐮𝐬𝐮𝐫𝐫𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora