Capítulo 6.

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El lunes llegué igual de temprano que el viernes.

No me sentía gustoso de cruzarme con nadie. Pero igual me crucé con Stan.

—A la hora del almuerzo te veo —me dice, antes de entrar a su oficina, y luego de decir aquello, se encierra en ella.

Yo asiento y entro a la mía para tomar una carpeta con papeleo. Después de eso, salgo y me marcho para el quinto piso a revisar inventarios y hacer mi trabajo.

Cuando por fin termino todo el montón de trabajo que me dejaron, decido ir al primer piso para hallarme con James. En cuanto me ve, se acerca hacia mí y me saluda con una sonrisa bien puesta. Yo le devuelvo el saludo de igual manera y después él habla.

—¿Cómo estás, Austin? —me pregunta y vuelvo a sonreír, asintiendo.

—Demasiado bien, se podría decir. Con algunas dificultades —comienzo a murmurar bajito para que no me escuchen.

—¿Dificultades? —pregunta James, usando el mismo tono que yo.

—Sí..., me tienen tan mimado... Y, bueno, lo demás es personal.

—Pero ¿cómo no te van a tener mimado, Austin? Si en todos lados se habla que tú estás llevando a la gloria a esta empresa.

—Basta de decir esas tonterías... Yo no soy el único que está llevando esta empresa hacia "la gloria."

—No puedo creer aún la estupidez que hago aquí. ¡Soy el mejor diseñador gráfico de Estados Unidos! ¿Y me mandan a este lugar tan miserable?

—¿"Miserable"? —cuestiono yo, de manera gruñona—. Oye, yo que tú no usaría la palabra "miserable" para describir este lugar. Enserio, al final del mes, cuando recibas tu pago, no seguirás diciendo que es miserable —le advierto, divertido.

—¿Qué estamos esperando aquí? —comienza a dudar durante algunos instantes y yo río.

—Estamos esperando a los Ashby...

—Ah, esos gruñones —se queja, demandando con una mueca.

—Sí..., esos gruñones.

—No me voy a preocupar por esos imbéciles del cuarto piso ni por Los Siete, ¿sabes? Supongo que te los has de tener muy controlados... —dice, con una sonrisa sospechosa y yo me río ante eso—. Te apuesto cualquier cosa... A que si les presentas tu renuncia, harán todo porque te quedes. Pero ¡si eres el master, Carlile!

Me desato en carcajadas ante lo que acaba de decir y él escolta mis risas.

De pronto observo que el señor Edward viene acompañado de Alan y Jason. Atravesaron las puertas como los jefes que son y James y yo nos reímos ante esas ridículas acciones. Al menos Jason no se veía tan narcisista. De un momento a otro, los tres están posados frente a nuestras narices y yo los miro, sin querer hacerlo. Principalmente, observo a Alan.

—Buenos días, señores —habla primero Edward y yo le ofrezco una sonrisa.

—Buen día, señor Ashby —saludo yo, seguido por James.

—Estoy seguro que con el trabajo de ambos voy a estar satisfecho —pronuncia Edward de manera confiada y yo sonrío por segunda vez—. Estuve pensando en colocar a James y Alan juntos y...

—Stan y Austin juntos —interrumpe Jason de inmediato, haciendo que su padre se moleste un poco—. Harán un muy buen trabajo, juntos. ¡Si ellos dos son quienes van a la par! Y Fanny puede tomar los registros de todo —comenta, entusiasmado.

—Me parece muy buena idea —concreta Alan y yo me quedo quietito y en silencio.

—¿No...? ¿No piensan decir nada, ustedes dos? —pregunta Edward, mirándonos a James y a mí.

In These Veins.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora