DAMA

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— mi amor, ya estoy de vuelta — decía con pesar mientras sostenía una botella de licor

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mi amor, ya estoy de vuelta — decía con pesar mientras sostenía una botella de licor

— ¿Has visto la luna?, hoy brilla tanto para nosotros dos, recuerdas cuando solíamos bailar debajo de su brillo, te sostenía fuertemente mientras que tu besabas mi cuello, mi bella fiorella te extraño tanto.

Tocaba su lápida con tristeza, era muy noche y mi celular se encontraba apagado, hoy se cumplía un año más en que mi bella esposa se marchó

Todo el mundo dice que debería superarla, que debería dejarla descansar ¿Pero como debo hacerlo?, ¿Cómo me olvido del amor de mi vida?.

He seguido, continúe con mi vida pero por dentro aún la anhelo, aún la amo como la primera vez que la vi en clase, después de ella ya no hubo nadie más, mi corazón se negó a otros brazos, a otras caricias. Lloraba todas las noches, mi pecho dolía, me sentía tan culpable, miraba al cielo por la noche y le preguntaba a dios ¿Por qué me la quitaste? Hubiera preferido ser yo y no ella

El dolor era insoportable, ni siquiera podía salir de mi habitación, me olvidé de todos incluso de mis hijos que me necesitaban.

No podía con el pesar de haber enterrado a mi amor, lo negaba una y otra vez, quería que fuera un error o un mal sueño pero al abrir mis ojos y ver que ella no estaba a mi lado entonces entendía que todo era verdad

Mis padres me visitaban, me animaban a seguir pero ya ni los escuchaba, por las noches huía en mi coche, llegaba al cementerio donde se encontraba ella, me recostaba en el suelo y dormía profundamente.

Podía escuchar llorar a mi pequeña emily, ella iba a mi cuarto por las noches y rasgaba la puerta con desesperación — ¡Papá ábreme! — decía entre lágrimas

Daba pequeños golpes, sus gritos me partían el alma pero nunca abrí esa puerta, solo tapaba mis oídos.

Matías nunca dijo nada pero sentía su dolor, a tan corta edad supo ser un hermano mayor, soportó las lágrimas y siempre consoló a su hermana. Mi vida se estaba yendo al carajo, ni siquiera tenía fuerzas para continuar hasta que salvador abrió mis ojos, mi amigo estuvo a mi lado cuando sentía que moría, tuvo paciencia, cuando lloraba él me prestaba su hombro, cuando quería desahogarme él se mantenía en silencio y escuchaba atentamente

Después de un tiempo comprendí que no podía seguir así, mis hijos me necesitaban, así que luché, me volví a poner de pie

Y fue entonces que un día di una larga ducha, me rasure, corté mi pelo y vestí bien, preparé el desayuno preferido de mis hijos

Ellos al verme volvieron a sonreír, mi emily me abrazó tan fuerte que no me quería soltar, y mi mati se acercó con timidez pero después tampoco se quería apartar

EL MEJOR AMIGO DE MI PADRE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora