215 22 0
                                    

Yoongi no podía dormir después de la fiesta de su vecino. La música y los gritos aún resonaban en su mente, y su rabia y frustración seguían a flor de piel.

Por la mañana, Jungkook salió de su departamento, sonriendo y silbando. Yoongi lo vio y su expresión se endureció.

—¿Te divertiste anoche? —, preguntó Yoongi, con ese característico tono de voz sarcástico.

Jungkook se rió, mostrando sus dientes perfectos.

—Sí, ¿y tú? ¿Te gustó la música? — respondió, burlándose.

El pálido apretó los puños, pero se contuvo.

Entonces como si el destino hubiera jugado a favor de Yoongi, sonó el timbre del teléfono de Jungkook. Contestó y su expresión cambió.

—¿Qué? ¿El dueño del edificio? ¿Qué quiere? —, preguntó, preocupado.

Durante la llamada, el dueño del edificio advirtió a Jungkook sobre el ruido que hacía. Alguno de los inquilinos había hecho una queja, dispuesto a hacer una recaudación de firmas para sacarlo si seguía molestando a los demás inquilino. Esto alteró a Jungkook, no podían sacarlo del edificio, su padre se molestaría mucho si eso sucedía. Su universidad estaba a unas cuadras del edificio, también su trabajo, no podía permitir que eso sucediera.

Yoongi sonrió para sí mismo. Sabía que había llamado al dueño del edificio para quejarse de la fiesta.

Jungkook colgó el teléfono y lo encaró.

—¿Tú fuiste quien llamó al dueño del edificio? —, preguntó, furioso.

Yoongi se encogió de hombros.

—Quizás alguien se cansó de tus fiestas.

Jungkook se acercó, su rostro enrojeció.

—Eres un hijo de perra. ¿No puedes resolver tus problemas de hombre a hombre? —, gritó.

Yoongi se rió.

—¿Resolver problemas de hombre a hombre? ¿Eso es lo que haces cuando molestas a todo el edificio? —, respondió, burlándose.

Jungkook no soporto mas y lo estampó contra la pared, su furia fuera de control. Yoongi apretó los ojos, sintiendo como su cuerpo se sacudía por el fuerte impacto y soltando un gemido ahogado.

—Cállate —, gritó.

Yoongi se sintió atrapado, pero no asustado. De repente, notó algo extraño. La proximidad de Jungkook, su calor, su olor. Se sintió incómodo, pero no de rabia. Era algo más.

Jungkook también lo sintió. Su corazón latió con fuerza, y su mirada se encontró con la de Yoongi.

El más alto, Jungkook, se quedó perdido en la pálida cara de su enemigo, escaneándolo. Sus pupilas se dilataron, su respiración su agito. El cálido aliento de Yoongi chocaba con su cara. Bajo un poco su mirada y se perdió en sus delgados labios. Se veían tan suaves y apetecibles. Por un momento, se olvidó de su rivalidad.

Yoongi empujó a Jungkook y se alejó, nervioso.

—Si sigues así, te pondré en la calle —, dijo, antes de encerrarse en su departamento.

Jungkook se quedó en el pasillo, confundido y furioso. ¿Qué había pasado? ¿Por qué se sintió así?

La tensión entre ellos había llegado a un nuevo nivel, un nivel extraño de sentir.

enemies | yoonkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora