Minatozaki sacudió su cabeza saliendo de su trance, sonrió suavemente e hizo su larga cabellera hacia atrás de sus hombros. JiHyo parecía normal comparada con el resto de la gente que estaba a su alrededor, finalmente, alguien que no estaba completamente loca y consideraba digna de tener su amistad.
Cualquier persona a la que la castaña le dirigiera la palabra, subía varios escalones en popularidad y respeto.
Era prácticamente una bendición.
—Menos mal que hay alguien normal por aquí —dijo Sana con su voz cargada de sarcasmo, dejando escapar una suave carcajada antes de continuar — No sé cómo puedes soportar estar rodeada de fenómenos como JeongYeon, querida. Habló enserio, ¿qué clase de droga tuvo que tomar para creerse qué está en un puto cuento de hadas?
La castaña, se acercó a la más baja, sus ojos se encontraron haciéndola sonrojarse levemente. — Déjame presentarme como es debido. — aclaro su garganta y suspiró, ¿porque estaba tan nerviosa? — Soy Minatozaki Sana, ya sabes los famosos, Minatozaki. Soy la más popular de la escuela, el estándar de chica ideal por el qué todos los chicos pelean, la número uno, futura modelo y heredera del legado de Minatozaki Hanako.
La azabache frunció el ceño y cruzo los brazos, mientras la más alta seguía hablando.
— Por supuesto has de estar agradecida qué por fin alguien normal este para hacerte compañía. Te daré el honor de ser mi amiga en lo que averiguo como salir de este manicomio.
JiHyo miró a Sana con una expresión que era difícil de leer, su mandíbula estaba tensa mientras escuchaba cada palabra con una paciencia que parecía al borde de romperse. Cuando Minatozaki finalmente dejó de hablar, la azabache respiró hondo, intentando calmar la ira que hervía dentro de ella. —No necesito, no quiero, y no me interesa la amistad de alguien como tú —dijo, antes de dar un paso atrás, rompiendo el contacto visual con su contraria.
Sin darle tiempo a la castaña para responder, JiHyo se dio la vuelta y comenzó a alejarse, con su espalda recta y sus pasos firmes.
Sana parpadeó, sorprendida por el rechazo. Comenzó a perseguir a la chica de ojos grises qué, al darse cuenta de esto puso los ojos en blanco irritada. —¿Qué mierda quieres?, ¿No sabes que es un; no?
— No lo entiendo, soy Minatozaki Sana. Minatozaki. — resaltó. — ¿entiendes?, tú no deberías de rechazarme, en todo caso yo debería de rechazarte...
No lo admitiría, pero la coreana le había dado donde más le dolía; su ego.
Definitivamente está en un lugar con gente loca. ¿Cómo es que esa estúpida, y muy linda, azabache podía rechazar la oportunidad de ser su amiga?, miles de chicas podrían pelear a muerte por ese puesto si estuviera en su escuela.—Ya te dije, no me interesa. Ahora vete, tengo cosas que hacer. — La coreana apresuró el paso con la esperanza de dejar atrás a la castaña.
—Soy sobrina de Minatozaki Hanako, la famosa m-...
—No la conozco. — La Interrumpió JiHyo entrando a la sala de lectura donde, suspiró algo aliviada al sentir el familiar aroma a libros.
—¿Disculpa?, yo-...
—No te perdono. Ahora vete, eres realmente irritante.
Minatozaki se quedó paralizada en la entrada de aquella sala, con una mueca de sorpresa e indignación reflejada en su rostro. No podía creer lo que acababa de escuchar. Nadie, absolutamente nadie, le había hablado de esa manera antes. — ¡No tienes ni idea de con quién estás hablando! —gritó, haciendo un pequeño berrinche hasta quedar junto a la azabache.
La más baja rodo los ojos y, ni siquiera se molestó en girarse. En lugar de eso, tomó un libro de una de las estanterías y se sentó en una silla junto a la ventana, ignorando por completo a Sana.
—¡Te estoy hablando! —insistió la castaña.
JiHyo levantó la vista del libro, sus ojos estaban fijos en Minatozaki con una expresión de absoluta indiferencia. Cerró el libro lentamente y lo dejó a un lado. —¿Ya terminaste? —preguntó, arqueando una ceja sintiendo toda la furia dentro de ella a punto de explotar por lo irritante y fastidiosa que era la chica frente a ella, sus uñas se aferraban a la madera de la silla en un último intento por controlarse, mientras sus orbes grises se posaban en la castaña.
— ¡Nadie me trata así!, soy la persona más normal que vas a conocer aquí JiHyo. Da gracias a que tengo compasión de ti y estoy insistiendo para que no tengas que convivir con estos fenómenos.
JiHyo sintió cómo su paciencia se agotaba por completo. Se levantó de golpe, haciendo a silla rechinar contra el suelo. — ¡Ya basta! —exclamó, con sus puños temblando de ira contenida. — No tienes ni una puta idea de lo que es estar aquí, asi que cierra la maldita boca.
Sana retrocedió un paso, sorprendida por la intensidad de la reacción de JiHyo. Pero antes de que pudiera responder, la azabache arrojó el libro que tenía en las manos contra la pared, haciendo que varias personas en la sala se giraran a mirar.
— ¡Estoy harta de ti! —gritó JiHyo, avanzando hacia Sana con los ojos encendidos de furia— Me vale tres hectáreas de verga quién eres fuera, porque aquí dentro de estos muros eres igual a todos.
La castaña abrió la boca para replicar, pero en ese momento, DaHyun apareció en la puerta, atraída por el alboroto. — ¡JiHyo, cálmate! —dijo, su voz era firme pero tranquilizadora mientras se acercaba rápidamente. La enfermera se situó entre las dos chicas, poniendo una mano en el hombro de la azabache para intentar calmarla. —JiHyo, respira hondo. No dejes que esto te controle.
JiHyo cerró los ojos, respirando profundamente mientras intentaba recuperar la compostura. —Es culpa de ella. —murmuró, todavía temblando de ira.
—Tranquila. —respondió DaHyun, sin querer darle la razón para después guiarla suavemente hacia la salida de la sala— Vamos, necesitas un momento para calmarte.
JiHyo lanzó una última mirada furiosa a Sana antes de dejarse llevar por la coreana. Al pasar junto a la castaña, la empujó bruscamente del hombro, casi derribándola. —Espero que entiendas, Minatozaki Sana. —espetó antes de desaparecer por el pasillo.
Minatozaki quedó sola en la entrada del salón de lectura, su corazón latiendo con fuerza y su mente en caos. Nunca había sido tratada de esa manera, y la realidad de su situación comenzaba a hundirse en su conciencia.
La figura de la enfermera reapareció en el umbral, observando a Sana con una mezcla de compasión y firmeza. —Es mejor que vayas a tu habitación por ahora, Sana. Necesitas tiempo para asimilar todo esto.
Sana apretó los labios, su orgullo había sido herido, pero asintió lentamente. Había sido demasiado en solo dos días, y por más que quería replicarle a la coreana al tratarla como un paciente cuando estaba completamente sana y cuerda, prefirió no decir ni una palabra, simplemente se giró y se dirigió a su habitación, mientras sus pasos resonando en los fríos pasillos del hospital.
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❝ Eyes Wide Open ━ SAHYO | adaptación. ❞
Fanfiction❝ ¿Qué haces cuando todo tú mundo se viene abajo? ❞ ✦ › Drama, & angst. ✦ › La historia puede contener temas sensibles. ✦ › Portada de: beazyo (io) ׅ ۟ 兼 ָ֢ ֹ ❝ Está historia no me pertenece, todos los créditos son para @dahygfp...