17: Epílogo.

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Sana se acomodó en su nuevo apartamento, el primer hogar que había creado para ella misma después de dejar el hospital psiquiátrico

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Sana se acomodó en su nuevo apartamento, el primer hogar que había creado para ella misma después de dejar el hospital psiquiátrico. El lugar era acogedor, una mezcla de comodidad y estilo personal que reflejaban su esfuerzo y superación. Las paredes estaban adornadas con fotos enmarcadas que capturaban momentos felices y significativos, desde su salida del hospital psiquiátrico, hasta su graduación junto a MiYeon. En una esquina, una planta de interior crecía orgullosa, cuidada con esmero y símbolo de su nuevo comienzo.

La luz del atardecer bañaba la habitación en tonos cálidos y dorados, creando un ambiente sereno y tranquilizador. Estaba en la mesa del comedor, aunque pequeña, estaba organizada con meticulosidad, no gracias a Minatozaki, por supuesto. Cuadernos, bolígrafos y una elegante pluma que JiHyo le había regalado se encontraban dispuestos de manera ordenada. Era el espacio donde Sana encontraba consuelo al escribir, un lugar donde sus pensamientos se transformaban en palabras que capturaban su tanto en su trabajo como en su autodescubrimiento.

Sana estaba inmersa en sus reflexiones, cuando escuchó el sonido familiar de la puerta de la cocina. JiHyo entró en la habitación con una sonrisa radiante, llevando una bandeja con dos tazas de té y un par de galletas recién horneadas. La fragancia de la repostería se mezclaba con el aroma del té, llenando el apartamento con una sensación de calidez y familiaridad.

— Pensé que podríamos hacer una pausa para disfrutar de un té y unas galletas— dijo la azabache, colocando la bandeja en la mesa junto a Sana. Se sentó a su lado, mirando con curiosidad el cuaderno abierto y las páginas llenas de palabras. — He notado cuánto te has dedicado a tu diario últimamente.

Sana asintió, cerrando el cuaderno con delicadeza. —Es una forma de recordar de dónde vengo y de valorar todo lo que hemos logrado juntas.

Park tomó la mano de la castaña y la apretó suavemente. —Lo has hecho increíble, Shiba. Estoy tan orgullosa de ti. — finalizo con una sonrisa, tomando una galleta y rompiéndola en pedazos pequeños. —¿Y cómo va el artículo de la revista? —preguntó, mordiendo un trozo y levantando una ceja juguetonamente—. ¿Por fin Minatozaki Sana hablara de lo cómodos que son los calcetines con sandalias?

Sana río, golpeando con suavidad el hombro de la azabache. —No exactamente. Pero sí, hablare de lo bien que te quedaría el cabello rojo.

JiHyo se inclinó hacia adelante, interesada. —¿Tú crees? ... Bueno, en ese caso tal vez lo intente, Shiba.

—Tú lo que debes intentar es buscar un trabajo de tiempo completo, Hyo.

—Escuche que hay un puesto en la verdulería del mercado, ¿me amarías si fuera una verdulera?

Sana levantó una ceja, juguetonamente. —Bueno, tendrías unos brazos fuertes de cargar cajas con verduras, asi que me encantaría la verdad...

Las dos mujeres rieron juntas, disfrutando de la ligereza del momento. El ambiente en el apartamento estaba impregnado de una sensación de hogar, un espacio donde podían relajarse y compartir sus pensamientos más íntimos sin reservas.

Sana tomó un sorbo de su té y miró a JiHyo con una mezcla de ternura y gratitud. —Sabes Hyo, a veces, es difícil creer lo lejos que hemos llegado. Pero cada vez que miro a mi alrededor, me doy cuenta de que hemos construido algo hermoso, y me siento afortunada de tenerte a mi lado.

JiHyo le dio una sonrisa cálida y le apretó la mano. —Lo mismo puedo decir de ti. Hemos pasado por mucho juntas, y eso solo ha fortalecido lo que tenemos.

Se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la tranquilidad y el calor de su pequeño hogar. La luz del atardecer continuaba bañando la habitación, creando un entorno perfecto para soñar.

Con el sol comenzando a esconderse, Sana se volvió hacia su cuaderno, añadiendo las últimas palabras del día con una tranquilidad que reflejaba la calma del atardecer. Sus pensamientos se vertían en el papel como un susurro de paz y esperanza, una promesa silenciosa de que el futuro traería nuevas posibilidades.

Cuando cerró el cuaderno, miró a JiHyo con una sonrisa cálida. — Gracias por estar siempre a mi lado, Hyo.

JiHyo se acercó con suavidad, envolviéndola en un abrazo reconfortante. —Siempre estaremos juntas, Shiba.

Ambas se abrazaron, rodeadas de la calidez de su hogar y el amor que compartían. Mientras el día se convertía en noche, sabían que habían encontrado un lugar donde podían ser ellas mismas, un refugio de esperanza y alegría en el que podían construir su futuro juntas.

 Mientras el día se convertía en noche, sabían que habían encontrado un lugar donde podían ser ellas mismas, un refugio de esperanza y alegría en el que podían construir su futuro juntas

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Muchisimas gracias por  seguri y amar esta adaptación

te quiero, nos leemos muy pronto <33

❝ Eyes Wide Open ━ SAHYO | adaptación. ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora