Capítulo 3: El Mago Helado

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Con un corte de cabello con un estilo que destacaría en cualquier lugar, el cabello blanco de longitud media pero casi rapado en los lados, un abrigo azul claro con relleno calientito de color blanco y sus ojos profundamente azules los cuales eran acompañados por una variedad de cicatrices alrededor de sus pomulos y su rostro en general, el mago Kronus caminaba entre los pasillos de un castillo con varias banderas ondulantes por todos lados, remarcando el orgullo del lugar en el que se encontraban; Queenlanding, el reino de los magos. Entonces, después de atravesar varios pasillos adornados con runas que brillaban en tonos calidos, se detuvo en una puerta ornamentada y reforzada. Entonces, un guardia de armadura brillante como la plata, abrió las puertas de par en par. La habitación estaba llena de trofeos de todo tipo, hasta los más honorables, hasta los más tétricos, como cabezas de criaturas legendarias que habrían sido derrotadas por los reyes anteriores. Entonces, al final de esta habitación, un gran trono, en el cual se sentaba un hombre humano de unos cincuenta años, canoso y con una capa e saco que llegaban hasta el suelo, y en su rostro, un antifaz plateado con unos orificios qué funcionarían como visores verticales, denotaba el lugar en el que el mago se encontraba; La Sala Real.

— Kronus Chambers... — Con una voz rasposa y de gravedad media, el hombre sentado en trono, pronunció el nombre de aquel mago, mientras los guardias a su lado solo se mantenían rectos como estatuas

— ¿Si, mi rey? — Respondió Kronus, arrodillandóse frente al rey, el cual le hizo un gesto para que se pusiera de pie y se acercase, extendiendo su mano y apuntando hacia sus pies

— Como de costumbre, eres mi hombre de confianza y lo sabes... Tanto Isavis Arya y Erron Sanss han probado su lealtad, pero no hay nadie más confiable que tú...

Recuerdo cuando te encontramos... Lleno de sangre, asustado y confundido, pero abrazando ferozmente a quién buscabas proteger; Tu hermana. Esos desgraciados brutos Forithas casi acaban contigo, pero entonces no tardaste en revelar tu verdadero poder: No sé cómo lo hiciste, pero a tus tempranos 9 años, lograste congelar a un hombre de dos metros y cien kilos...

Agradezco a nuestra diosa el haber llegado a tiempo para salvarte de el resto de soldados enemigos que esperaban fuera de tu hogar, preparados para cometer lo peor.

Pero, eres un increíble hombre... No dudaste en proteger a tu familia. Y ahora, gracias a ti, está a salvo... Aunque, es una lástima lo que ocurrió con ella... Tristemente su mente no pudo soportar el trauma, y terminó catatónica... Seguimos intentando encontrarle una cura pero...

¡Ah! Disculpame, un recuerdo me llevó a otro! —

El Rey, de nombre Savino, con un tono elegante, que denotaba su autoridad, narraba la trágica vida de Kronus, mientras este, solamente agachaba la cabeza, intentando ocultar sus propios sentimientos... Las palabras del rey, lo arrastraron hace doce años, cuando, en medio de uno de los típicos enfrentamientos que ocurrian entre Queenlanding y Forthium, un reino enemigo, su familia se vió victima de un asedio. Junto a su hermana, vió a sus padres ser ejecutados, y despues de ello, se ocultó junto a su hermana dos infinitos dias en los establos de el pueblo, pero en vano, pues terminó siendo encontrado... Aunque, de algo le sirvió pasar dos noches enteras de hambre y cansancio, pues había hecho tiempo suficiente para que el éjercito Queenlandense se hiciera presente, y así le rescatasen junto a su hermana.

— Verás, te he llamado para imponerte una importante misión; Los susurradores de las sombras nos han transimitdo esta visión; "Los reyes del cielo han emprendido su vuelo para encontrar un nuevo nido. Ahora nuestra morada peligra ser rodeada por una parvada de llamas volantes..." No sé qué significa eso, pero claramente no algo bueno. Así que, usa tu poder para adivinar a que se refieren, por favor. — Ordenó el rey, con obviedad, como si tuviese seguro que para Kronus, sería un chasquear de dedos lograr cualquier cosa.

Goundan: Fuego CruzadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora