Capitulo 8: Presagio

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El viento frío en las montañas del este en Feyralinn resoplaba contra enormes y escamosas alas de dragones...

Mientras un escuadrón de jinetes de dragón enviados por Whataryn descendía en un claro, un dragón con imponentes y majestuosas escamas negras, que parecían consumir la luz del sol a través de su cuerpo, y dos soles dorados como ojos, con un tamaño poco más grande que Wavenstorm resoplaba con lo que su jinete identificaba como una especie de incomodidad...

— Ya, ya... Tranquilo. No estamos aquí para quemar... Aún no. — Indicó aquel jinete élfico de cabellos largos en color negro y ojos ámbar, que brillaban profundamente, aunque con un rostro atractivo, etiqueta de los elfos, unas ojeras se marcaban en su rostro; No por sueño. Los elfos no necesitaban dormir, sino por algo más...

La misión era clara: Asentar sus fuerzas en la región antes de comenzar los enfrentamientos con Queenlanding. Feyralinn era el punto medio. Y quien lo tomase primero, tendría la batalla ganada. Así que, aquel elfo comprendía lo que estar ahí significaba.

"Se acabaron los tiempos en los que estos pueblos pertenecían a la gente salvaje" aceptó aquel elfo mientras aterrizaba, pero algo se sentía extraño en aquel bosque... Con cada paso que lo adentraba en Feyralinn, era como si el lugar tuviese vida. Como si cada movimiento fuese una profanación, más que una misión.

El elfo ordenó a sus hombres asentarse a un lado de el río, pero enseguida un explorador llamó a su comandante... Señaló al lugar donde planeaban asentarse. Y justamente ahí, un hombre humano, elegante, de cabellos largos atados, vestido con un traje, se sentaba al medio del claro, sobre un viejo tronco, con tres lobos acompañándole, acariciando la espalda de uno de ellos con una serenidad que imponía respeto.

El elfo apartó al explorador, decidiendo ir a hablar con aquel hombre, aunque solo. — Deja que me encargue, no quiero que parezca una invasión... No todavía — Ordenó, y entonces caminó cuidadosamente hacia el humano, quien ni siquiera desvío su mirada hacía el, cómo ignorando su presencia

— Elfo... ¿Quien eres? — Preguntó el humano sin detener su actividad, aún aparentando prestar más atención al lobo

— Saludos, humano. Aeryn, Aeryn Highscale. — Se presentó con una voz suave — Vengo en nombre de Whataryn. No buscamos conflicto —

Ahora si, el hombre humano observó a Aeryn, analizándolo con cuidado, luego asintió la cabeza y dió un par de palmadas en el tronco, invitándole a sentarse — Konstantino. Konstantino Chernikov. El líder de todas estas tierras. — Se presentó en un tono estoico, y Aeryn enseguida se impresionó. El hombre no tenía por que mentir, y su actitud e aspecto denotaba que no era un simple salvaje.

— Siéntate. He estado esperando ansiosamente por conocerlos— Indicó Konstantino con una preocupante calma. Si bien, no portaba armas ni armadura, su confianza y su simple postura denotaban que era una persona que media con cuidado cada acción — Hablar siempre es mejor que pelear, siempre. Dime, ¿Por que se han asentado en Feyralinn? —

Aeryn tomó asiento, fingiendo compostura y calma, pero inquietado por el hombre humano. Estar cerca de el se sentía extraño, como una especie de ansiedad que recorría sus extremidades con escalofríos.

— Mi pueblo ha pasado tiempos difíciles — Explicó Aeryn — Hubo un tiempo donde portábamos la majestuosa inmortalidad como parte de nuestro ser... Pero eso se nos fué arrebatado por Queenlanding hace 400 años. Los padres de nuestros abuelos aún eran inmortales... Pero desde entonces, cada elfo nacido vive un promedio de 150 años. Debemos asentarnos aquí para asegurar nuestro paso hacia el reino enemigo. No queremos conflictos con Feyralinn, pero necesitamos estas tierras —

Goundan: Fuego CruzadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora