Capítulo 9

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Ecos de Misterio y Decisiones

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Ecos de Misterio y Decisiones

El trayecto de regreso a casa fue un largo y silencioso monólogo interno. Aurora miraba por la ventana, sus pensamientos atrapados en una espiral, mientras Bella conducía en completo silencio, inmersa también en su propio mundo. Las imágenes del día pasaban como una película borrosa ante sus ojos: los pasillos del instituto, los susurros de los estudiantes, las miradas esquivas y las enigmáticas sonrisas de los Cullen. Sin embargo, algo más flotaba en el ambiente, una tensión subyacente que Aurora no lograba identificar, pero que sentía tan presente como el gris perpetuo del cielo de Forks.

El comportamiento de Jasper, en particular, había dejado una marca imborrable en su mente. Había algo detrás de su mirada tranquila y controlada, una profundidad que la atraía pero que, a la vez, la llenaba de incertidumbre. ¿Qué significaba eso realmente? ¿Por qué parecía que cada interacción con los Cullen traía consigo más preguntas que respuestas?

Mientras el coche avanzaba por la carretera oscura y desierta, las primeras luces de la casa de Charlie aparecieron entre los árboles. Las ventanas brillaban cálidas y acogedoras, una promesa de normalidad en medio de un día que había sido cualquier cosa menos eso. Bella estacionó el coche sin decir una palabra, y ambas salieron en silencio, caminando hacia la casa, cada una atrapada en sus propios pensamientos.

Al cruzar el umbral, Aurora fue recibida por el aroma familiar de la cena. Su padre estaba concentrado en la cocina, removiendo con cuidado lo que parecía ser pasta.

—¡Aurora! ¿Qué tal tu primer día completo? —preguntó Charlie, sin apartar la vista de la sartén.

Aurora se dejó caer en una de las sillas del comedor, sintiéndose agotada, no físicamente, sino mentalmente, abrumada por el torrente de pensamientos que había acumulado durante el día.

—Interesante... —respondió después de una pausa, buscando la palabra adecuada—. Diferente.

Charlie dejó el cucharón a un lado y la miró con curiosidad, sus ojos brillando con una mezcla de interés y ligera preocupación.

—¿Eso es bueno o malo? —preguntó mientras servía una porción generosa de la pasta en los platos.

Aurora se encogió de hombros, incapaz de encontrar una respuesta concreta.

—No lo sé aún. Solo... diferente.

Era la verdad. No estaba segura de cómo interpretar lo que había sentido en Forks ese día. Las interacciones con Jasper y Alice habían despertado una intriga que no sabía cómo manejar, y luego estaba Edward, con su extraño comportamiento hacia Bella, que había dejado a ambas inquietas.

—¿Y tú, Bella? —preguntó Charlie, dirigiéndose hacia su otra hija, quien hasta ese momento había estado inusualmente callada.

Bella levantó la vista lentamente, pareciendo salir de un trance. Aurora notó la tensión en su rostro, una expresión distante que no había visto antes en ella. Bella estaba claramente afectada por algo.

El Refugio del Alma |Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora