Capítulo 14

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Accidente

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Accidente

Los días en Forks comenzaban a parecerme cada vez más normales, casi rutinarios. Me estaba adaptando a la pequeña comunidad, a sus habitantes y a la lluvia constante que parecía nunca cesar. Sin embargo, Bella, siempre más reservada, aún no terminaba de integrarse por completo. Mientras yo pasaba mis días entre charlas con Grace y Violet, y ocasionalmente con los Cullen, ella se mantenía en su propio mundo. Pero a pesar de nuestras diferencias, siempre teníamos esos momentos que nos conectaban como hermanas.

Aquella mañana, al salir de casa, algo dentro de mí se sentía extraño, como si un presentimiento quisiera abrirse paso en mi mente. No sabía exactamente qué era, pero decidí ignorarlo. Estaba demasiado ocupada riéndome de Bella, que había tropezado torpemente en los escalones de la entrada.

—¡Ayúdame! —gritó Bella, con el ceño fruncido, mientras intentaba levantarse.

Mi risa fue imparable. Pero entonces, para mi desgracia, terminé resbalando también, cayendo al suelo junto a ella. Entre risas y quejas, finalmente nos ayudamos mutuamente a ponernos de pie. Papá salió corriendo de la casa para ver qué estaba pasando.

—¿Estáis bien? —preguntó, claramente intentando reprimir una sonrisa al vernos cubiertas de barro.

—Sí, el hielo no ayuda mucho a los torpes —respondió Bella, con una pizca de sarcasmo.

—Por eso os he puesto neumáticos nuevos en la camioneta. Los viejos estaban lisos. No quiero que tengáis un accidente —nos dijo, con su habitual tono protector. Su preocupación era algo que siempre nos hacía sentir seguras.

—Gracias, papá —dije, mientras me acercaba a darle un beso en la mejilla.

—Voy a llegar tarde a cenar hoy. Tengo que ir a Mason County. Un animal ha matado al guardia de la fábrica —añadió, en tono más serio.

Bella y yo nos miramos con curiosidad.

—¿Un animal? —preguntó Bella, arqueando una ceja.

—Esto no es Phoenix, Bella. Aquí los ataques de animales no son tan raros —dijo, encogiéndose de hombros—. Voy a echar una mano en la investigación.

—Ten cuidado, papá —le pedí, un poco preocupada.

—Siempre lo tengo —respondió, dándome una sonrisa tranquilizadora.

Tras despedirnos de él, nos subimos a la camioneta para ir a clase. El día había amanecido nublado, pero ahora la lluvia comenzaba a arreciar, cayendo con fuerza mientras corríamos hacia la entrada del edificio. Una vez dentro, nos separamos para ir a nuestras respectivas clases.

Al entrar en matemáticas, vi a Grace y Violet ya sentadas en sus puestos, charlando animadamente. Me acerqué a ellas, curiosa por lo que estaban discutiendo.

El Refugio del Alma |Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora