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Daniel y yo seguimos admirando la casa, era bastante grande y muy hermosa, sabía que a Ana le gustaría.

La señora volvió a salir y se nos acercó.

—Tomaron una decisión? Quieren ver la otra casa?

Miro a Daniel, él me sonrie y mira a la señora— Nos quedamos con esta casa, ya no necesitamos ver otra

Ella sonríe asintiendo— Perfecto, traeré el contrato de compra, para que lo puedan firmar hoy si gustan

Asiento viendola— Si por favor

—Perfecto, ya vuelvo— sale de la casa

Miro a Daniel— Él enganche lo puedo poner yo amor, ya cuando tengas lo de la venta de tu departamento haremos la suma de cuanto pondrá cada quien, porque si es casa para los dos es justo que los dos paguemos por ella

Acaricia mi mejilla y sonrie— Usted es una mujer tan inteligente mi amor

Me sonrojo y lo miro— Hablo enserió Daniel

—Lose amor, esta bien si es lo que deseas pagaremos los dos por ella

Asiento sonriendo— Eso me gustaría

Deja un beso en mis labios— Entonces podremos empezar a mudarnos pronto

Asiento— Yo no tengo muchas cosas así que lo más complicado serán tus cosas y las de Ana

—Intentaré organizar varias cosas en esta semana

—Podemos dejar la mudanza para después de la colección, vienen días bastante ocupados

El asiente— Tienes razón Betty

—Lose— sonrio

Sonrie— Veo que es malo que te juntes tanto conmigo

Suelto una risita, la señora vuelve con una carpeta en su mano y una cajita, se acerca hasta nosotros y nos sonríe.

—Aquí tienen, este es el contrato deberán colocar el nombre o los nombres de los que serán propietarios y una vez listo les haremos llegar las copias a su correo, también viene el número de cuenta al que deberán ingresar el enganche en las próximas 42 horas o si darán un cheque

Miro a la señora— Daremos el cheque

Ella asiente y nos dirige a la pequeña mesa del patio, nos sentamos y los dos empezamos a leer el contrato, deja un lapicero sobre la mesa y Daniel lo toma, coloca en los propietarios nuestros nombres, firma y me lo da a mi, lo agarro y firmo también.

Saco de mi bolso mi chequera y escribo allí la cantidad, coloco toda la información y se lo doy a la señora.

—Perfecto, entonces ya son propietarios de esta casa, muchas felicidades— nos da la cajita donde están las llaves y la tarjeta de acceso de la residencial

Daniel toma la caja, nos paramos y le agradecemos a la señora, ella comenta algo sobre tener que irse para otra cita, que debemos pasar a la caseta a dejar nuestra información.
Una vez que ya se ha ido me acerco a la alberca y admiro el agua clara.

—Sabes nadar?— Daniel se coloca a mi lado

Niego— Nunca he pisado una alberca o algo así, ya sabes por mi papá

—Bueno, pues el sábado yo te enseñaré a nadar y te prometo que no me voy a separar de ti

Sonrio viendolo— Gracias Dani

—Y ya tienen el día en el que irán de compras?

—Si, quedamos que el viernes por la tarde nos vamos a retirar un poco más temprano para ir al centro comercial

No eres lo que pensaba • Daniel ValenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora