Capítulo 3: El Laboratorio Oculto

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-El laboratorio subterráneo era un laberinto de pasillos oscuros y salas llenas de equipos científicos. Weiss y Hanzo avanzaban con cautela, sus sentidos alerta a cualquier señal de peligro. El aire estaba cargado de tensión, y el silencio solo era roto por el zumbido de las máquinas.

-“Debemos encontrar al científico,” susurró Weiss, mirando a su alrededor. “Él tiene las respuestas que necesitamos.”

-Hanzo asintió, sus ojos escaneando el área en busca de cualquier amenaza. “Mantente cerca. No sabemos qué tipo de defensas pueden tener aquí.”

-Avanzaron por el pasillo principal, evitando las cámaras de seguridad y los sensores de movimiento. Finalmente, llegaron a una puerta marcada con un símbolo de biohazard. Weiss utilizó su semblanza para crear un glifo que desactivó el sistema de seguridad, permitiéndoles entrar sin ser detectados.

-Dentro, encontraron una sala de control llena de monitores y terminales. En el centro de la sala, un hombre de mediana edad con una bata de laboratorio trabajaba frenéticamente en una computadora. Al escuchar la puerta abrirse, se giró bruscamente, sus ojos llenos de sorpresa y miedo.

-“¿Quiénes son ustedes?” preguntó, retrocediendo un paso.

-“Weiss Schnee y Hanzo Hasashi,” respondió Weiss con firmeza. “Necesitamos respuestas sobre cómo llegamos a este mundo y cómo podemos regresar.”

-El científico, aún nervioso, asintió lentamente. “Mi nombre es Dr. Elias. He estado investigando los portales interdimensionales y los efectos de los engendros en este mundo. Pero no esperaba encontrar visitantes de otros universos.”

-“¿Puedes ayudarnos?” preguntó Hanzo, su voz grave resonando en la sala.

-Dr. Elias asintió de nuevo. “He estado trabajando en una teoría que podría explicar sus llegadas. Si me dan un poco de tiempo, puedo intentar abrir un portal de regreso a sus mundos. Pero necesitaré su ayuda para reunir algunos componentes clave.”

-Weiss y Hanzo intercambiaron miradas y asintieron. “Dinos qué necesitas,” dijo Weiss.

-El Dr. Elias les entregó una lista de componentes, muchos de los cuales estaban dispersos por el laboratorio y sus alrededores. “Tengan cuidado,” advirtió. “Los mercenarios que protegen este lugar no se detendrán ante nada para mantener sus secretos a salvo.”

-Con la lista en mano, Weiss y Hanzo se dispusieron a buscar los componentes necesarios. Cada paso los acercaba más a su objetivo, pero también los exponía a nuevos peligros. Los engendros y los mercenarios no eran sus únicos enemigos; el tiempo también jugaba en su contra.

-Después de varias horas de búsqueda y enfrentamientos, lograron reunir todos los componentes y regresaron al laboratorio. Dr. Elias trabajó rápidamente, ensamblando un dispositivo que emitía una luz pulsante.

-“Esto debería funcionar,” dijo, ajustando los últimos parámetros. “Pero solo hay suficiente energía para un intento. Deben estar listos para cruzar tan pronto como el portal se abra.”

-Weiss y Hanzo se prepararon, sabiendo que esta era su única oportunidad. El Dr. Elias activó el dispositivo, y un portal brillante se materializó en el centro de la sala. La energía crepitaba en el aire, y el portal parecía inestable.

-“¡Ahora!” gritó el Dr. Elias.

-Weiss y Hanzo se lanzaron hacia el portal, sintiendo cómo la energía los envolvía. En un instante, el laboratorio desapareció, y se encontraron flotando en un vacío interdimensional. La sensación era abrumadora, pero mantuvieron su enfoque, sabiendo que su destino estaba al otro lado.

-Finalmente, la luz se desvaneció, y Weiss y Hanzo cayeron al suelo, aturdidos pero ilesos. Al levantarse, se dieron cuenta de que estaban de vuelta en sus respectivos mundos, pero algo había cambiado. La experiencia compartida los había transformado, y sabían que sus caminos se cruzarían de nuevo algún día.

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