Capitulo 11: EL ENCARGO

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El cansancio llegó con una fuerza de tal magnitud que hizo que calleras rendido en pocos segundos en la comodidad de la cama, el trabajo de la casa aunque algo simple era agotador en tu actual condición, aunque dabas gracias a Angie que te guiaba en las tareas.

- Ummmmmmmhhhhhhh me duele el cuerpo...

Dijiste mientras cambiabas de posición en la cama.

El sonido de los árboles resonaba como el canto de agonía del día que había acabado, en si la casa en la noche daba algo de miedo, había muñecos por aquí, por alla y algunas cosas que daban un aspecto espectral de la casa, no se veia como aquella morada de lujo que parecia de dia, aunque en eso te ameritabas un poco de credito, te toco limpiar gran parte de las paredes.

El cansancio te llevo al sueño, tal vez mañana tengas que hacer algo nuevo.

Zzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzzz......

Los golpesitos en tu puerta te hicieron despertar, tus ojos se abrieron adaptándose a la luz que se colaba por las cortinas, tal parecia que estaba amaneciendo, suponiendo quien era hablaste mientras te levantabas.

- Adelante, puedes pasar Angie...

Te ponías de pie mientras la puerta se abría con su clásico rechinido, colocaste tus pantuflas cuando volteaste a ver la puerta.

Ahí en medio del marco, se hallaba Lady Beneviento, su vestido negro tal pulcro y tan cargado de energía que parecía absorber la luz en su color, poco te percataste cuando ella se acercó.

Saliste del trance cuando viste que ella ponía algo sobre la mesita de noche, parecía ropa y algúnas cosas más.

- Son tus cosas para el trabajo de hoy...
Angie te dará las instrucciones...

Su voz hablaba como un susurro que se desvaneció con el viento, sus palabras suaves y algo arrastradas una de otra...

- A casi lo olvidaba, vístete y baja a desayunar...

Con las mismas que llegó Lady B, regreso con sus pasos tan silenciosos que para un mortal ella pareciera un fantasma caminar.

Salió de tu habitación y se perdió en los pasillos de la casa.

Tomaste la ropa notando más detenidamente, un overol negro con algunas manchas de pintura en su tela, la camisa blanca de botones, era un poco más amarillenta, se veia algo vieja, lo que te dio algo de curiosidad era las botas de trabajo y un sombrero de tela que venian sobre la ropa.

Aunque te sorprende la hospitalidad de Lady Beneviento, tal vez las botas que escogió no fueran de tu talla.
Te pusiste la camisa primero y encajaba a la perfección con tu tamaño, el overol era demasiado cómodo a pesar de que fuera un poco más grande y sinceramente se veía bien a pesar de su estádo, la hora de la verdad llegó al momento de tomar las botas, una cosa era calcular medidad de ropa y otra la talla del calzado, tal vez solo esto, o quedaba muy bien o muy grande debido al tamaño de mi pie.

- Que sea lo que Madre Miranda quiera...

Tomaste el calzado y lo colocaste.

Eran algo tosco su diseño, eran botas de trabajo obviamente debían tener ese diseño, pero de ahí en fuera, eran de tu medida y cómodas, tus anteriores zapatos no tenían comparación, pero aun de todo faltaba algo, el sombrero, lo tomate rápidamente para ponerlo en su lugar, te veia bien frente al pequeño espejo que tenias.

Saliste de tu habitación y bajaste al primer piso, Angie se hallaba flotando sobre la alacena buscando quien sabe que cosa, mientras tú desayuno se hallaba cubierto.

Algun platillo que rayaba lo simple y lo extraordinario, unas tostadas de pan con frutos rojos y algo de tee negro.

Lo más triste fue cuando te terminaste el último bocado, pero bueno que se le puede hacer, te encaminaste hacia Angie la que estaba flotante como si estuviera durmiendo en el aire.

- Buenos días señorita Angie me podría dar las indicaciones del trabajo de hoy.

Hablaste algo entusiasmado de lo que hoy harías.

La muñeca giro para verte de frente, mientras aún flotaba.

- Que hay crío, y esa ropa.

Angie comenzó a dar vueltas alrededor de ti mientras miraba tu atuendo, de ves en cuando toqueteaba algo de la ropa.

- Lady Beneviento me la dió para el trabajo de hoy, y en eso que se supone que voy a hacer Angie

- Aaaa es cierto, casi se me olvidaba, aveeeeeerrrrrr.

Dijo canturreante, mientras parecia buscar en sus recuerdos.

- AAAAAAAAA lo tengo.

Grito al fin con algo de fuerza.

- Primero vamos afuera te tengo que mostrar el trabajo.

La seguiste rumbo al jardín ya despejado, pasaron por el y llegaron cerca del invernadero, Angie abrió su puerta mostrando la cantidad de plantas que había en el, el calor de este lugar no se hizo esperar, las paredes cumplian su función de mantener la humedad y temperatura, seguiste a la muñeca hasta unas plantas pequeñas en pleno crecimiento.

- Mira, estás plantas se llaman Perma Trago...

- Que es Perma Trago???

- Está JAJAJAJAJAJAJA...

Dijo la muñeca muriendose de la risa.

- Jaja muy gracioso señorita, enserio dígame qué tengo que hacer.

- Ay no aguantas nada....
Bueno ya enserio, está planta se llama Perma Tifoides (me la inventé así que no pregunten), cuesta algo en que crezca, por ello vamos a necesitar transplantarla en macetas individuales, pero para ello necesito un compuesto especial, por eso te voy a hacer un encargo.

- Irás con el duque, a el ya le encargue el compuesto, debes llegar y traerlo, es una bolsa de al menos unos 10 kilos, además vas a traer algunas telas que necesita Dona, una vez con eso, usaras el compuesto y lo mezclaras con la tierra que esta por allá, dijo señalando sacos de tierra; y llenarás las macetas dónde harás el transplante las plantas ok, me entendiste.

- Supongo que si...

- Bueno con cuidado en el trayecto.

Ambos salieron del invernadero, ella rumbo a la casa y tu rumbo al duque, cruzaste la valla de la casa, siguiendo el camino principal, y llegaste a un elevador?

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⏰ Última actualización: Oct 02 ⏰

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