🥀 No se puede

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No se puede entender cómo es que destrozaron un alma que ya vivía en la pena perpetua.



La respiración del pequeño cambió, incluso pegó un golpe cuando se sintió sin aliento. Estaba muy cansado y estresado, pero daba igual, él vivía en una tristeza eterna, estaba acostumbrado a sentir miedo, estrés, decepción, todas las emociones aversivas. Era una noche muy fría y él estaba solo, en vez de escuchar el viento, oía a sus hermanas del otro lado de la habitación riendo, eran como murmullos.

Creyó que eran voces que estaban fuera del palacio, regresó a acostarse y solo le quedó mirar el techo con cierta envidia. Él debía dormirse cuánto antes, o de lo contrario se sentiría mal en todo el día.

Apenas cerró los ojos, ni un cuarto de hora había transcurrido y cuando volvió a abrirlos, la luz del sol ya había entrado por su ventana. Nunca soñaba, su estrés no le permitía disfrutar de sus fantasias nocturnas.

—Hans, tienes que levantarte más temprano, hoy vas a aprender a cabalgar—
Apenas bajaba de su habitación y su padre ya lo estaba controlando. Era una costumbre o más bien una normalización enfermiza.
🥀 — ¿Usaré el mismo caballo de Elsa?
—No, ¿Qué sucede? Yo a la edad de Anna domé mi propio corcel... No eres una niña.
Pero Hans creía que, porque Elsa era dos años mayor que Hans sería menos severo con él. Muchas veces se sentía tonto haciendo ciertas preguntas, al final de cada una de ellas, la respuesta era la misma: él es un varón, el único heredero al trono de Arendelle. Ni siquiera había visto a sus hermanas en el desayuno, cada día era menos en el que veía a alguna de ellas o incluso a su madre.

Le costó mucho trabajo subirse al caballo, aunque era un muchacho alto y fuerte, seguía sin poder alcanzarlo.
—¡Hans! ¡Date prisa!— presionó su padre quien ya había dado un par de vueltas por el hipódromo, todos miraban a Hans solo por una cosa y es que esperaban que se equivocara pronto.
La adrenalina hizo que Hans se subiera con mucho esfuerzo, pudo sentir cómo su pierna casi sufría un esguince. —¡Ve a dar 2 vueltas y después pasas esas barras!— prosiguió con su entrenamiento.

No sabía ni siquiera cómo tomar las correas y se esforzó por hacer reaccionar al caballo.

—¡Hans!

🥀 — Sí, padre...

—¡Hans! ¡Por eso tienes los zapatos!

Pero Hans no quería lastimar al caballo.
🥀 — lamento mucho esto, Zeus— susurró al caballo con lástima.
—¡Qué pasa contigo! ¡Hans!—
Hans con todo el dolor de la lástima enterró las espuelas y estuvo a punto de caer hacia atrás. Se sujetó con la fuerza que tenía en todo el cuerpo y se esforzó tanto por no caer que sentía todo el cuerpo caliente.
—¡Bien! ¡Muy bien Hans!—
Nunca había oído eso de su padre, al menos no desde hace muchos meses, formó una sonrisa en su rostro cuando escuchó ese elogio, pensaba que si seguía enterrando sus botas, seguiría elogiándolo.
—¡Ve a las barreras!
Y como si hubiese nacido con esa habilidad, logró saltar la primera sin esfuerzo alguno, pero temblaba de miedo. Estaba en la cima del pánico.
—¡Hans! ¡Eso es!
Tenía esa sonrisa que sólo el orgullo de su padre le provocaba. Saltó otra barrera y en cuanto su madre escuchó gritos de apoyo en vez de riñas, salió a averiguar si era cierto lo que oía.
Cuando miró a su madre, se sintió un poco nervioso, pero también quería impresionarla.
—¡Hans! ¡Otra!
Y se fue al otro extremo del hipódromo para saltar mucho más alto, todavía con las espuelas decidió impulsar al caballo y cuando hirió al animal y salió corriendo sólo pensaba en saltar esa barrera, pero un par de pequeñas figuras llamó su atención.
Miró esas siluetas y eran sus hermanas corriendo y al parecer Elsa tenía una especie de aura azul brillante entre sus manos que lo hizo distraerse. No sabía si lo que veía era real. No pudo controlar al caballo y en vez de que saltara la barrera dio una vuelta abrupta provocando que Hans cayera de un golpe muy fuerte sobre su brazo.
—Maldita sea— todos miraron al chico, algunos afortunados captaron cómo salió volando del caballo, así lo hizo su madre y corrió hacia él para saber si estaba bien. Su padre se puso justo frente a ella aún encima de su corcel interrumpiendo su camino, solo a unos metros de Hans. La miró con molestia absoluta y sólo pronunció —No— prohibiéndole acercarse a su hijo.

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⏰ Última actualización: Oct 27 ⏰

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La sirena [Hanstoff] [BL/GL/AU] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora