Estaba atrapado entre librar el cuerpo de Jordanna de la verbena y obligarla a activar su humanidad o podría dejarla en paz, por ahora. Sabía que ella no había lidiado por completo con las emociones intensificadas. En el segundo en que se convirtió, activó su interruptor, dejándola sin tiempo para acostumbrarse al cambio, y estaba preocupado de que cuando finalmente regresara, cuando finalmente regresara a él, todas las emociones que estaba sintiendo la ahogarían, la consumirían por completo y tomarían su alma y su cuerpo como rehenes.
La miró con el ceño ligeramente fruncido y la cabeza ligeramente inclinada mientras observaba su cuerpo inconsciente. Allí estaba de nuevo, ese fino rastro de sangre negra que bajaba por su nariz hasta su arco de Cupido, solo que esta vez, él lo notó.
Dudó antes de darse la vuelta y salir de la habitación en busca de Elijah, esperando que supiera algo sobre la misteriosa sangre que corría por su rostro.
Mientras se iba, los dedos de Jordanna temblaron levemente y sus pestañas revolotearon mientras recuperaba lentamente la conciencia. La cabeza le daba vueltas y los oídos le zumbaban mientras se movía nerviosamente en la cama.
Una voz sonó en sus oídos con un zumbido suave y espeluznante.
Una voz suave y pequeña la llamó mientras yacía.
-Despierta. Despierta.- Sus ojos se abrieron de golpe, su rostro palideció mientras se levantaba de golpe; el sonido de la voz casi se olvidó cuando respiró.
¡Que carajos! Sus dedos alcanzaron el área entre su boca y nariz, su pulgar se frotó contra ella, al sentir algo allí.
Llevó el pulgar hasta la línea de los ojos, con el ceño fruncido mientras miraba fijamente la sustancia negra.
-¿Qué demonios?.- susurró, casi con asombro, con la voz ronca.
Aunque su atención se había desviado de la extraña sustancia, escuchó el sonido de pasos que se dirigían hacia ella. De repente, una mueca se dibujó en su rostro; todos los recuerdos volvieron a ella como un tsunami. Klaus la acorraló y luego golpeó su cabeza contra una pared.
Pinchazo.
Entonces, ella sólo consideró conveniente recuperarlo.
Mientras Klaus regresaba a su habitación, o más bien a su habitación, dudó antes de abrir la puerta. Un suave sollozo recorrió el dormitorio y llenó sus oídos cuando cruzó el umbral. Su respiración se entrecortó y abrió los ojos de par en par al verla temblar y que el llanto salía de sus labios.
Ella estaba llorando... la tristeza era una emoción, ¿no? ¿Había recuperado su humanidad? Sabía que podía ser un truco, o tal vez no. Tal vez Stefan o Bonnie la habían alcanzado en Mystic Falls. En realidad no tuvo tiempo de preguntar antes de que ella se desmayara.
