(IV) Luna llena: Casa abandonada

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El día fue difícil, había despertado cansado, en la escuela casi se queda dormido, si no hubiera sido por Beomgyu, Yeonjun no hubiera sobrevivido ese día. 

― ¿Seguro que estás bien? 

― Sí, solo me quedé despierto hasta tarde. 

― ¿Fue culpa de Soobin? 

― No, para nada, a veces tengo insomnio. 

― Uhm, hay un té que mi abuela solía hacerme, le preguntaré que tenía. 

― Ok, gracias. 

― Bueno, yo tengo que quedarme, por hoy ve solo a tu casa ¿Está bien? 

― Sí, seguro. 

Yeonjun se despidió de Beomgyu y se fue, caminando lento y desganado, sin prestar mucha atención a lo que le rodeaba. 

― ¿Yeonjun? 

― ¿Hyung? ―estaba cansado, pero era consciente de que no debía dejar que su piel tocara la de Soobin. 

― ¿Por qué estás solo? 

― Beomgyu hyung tuvo que quedarse. 

― Oh ¿Quieres que te acompañe a casa? 

― No, así estoy bien, no se preocupe. 

― Vamos, déjame acompañarte, no te ves bien. 

― Hyung... 

― Te acompañaré, no puedes negarte. 

A pesar de haber aceptado, siguió sin permitir que Soobin lo tocara piel con piel. 

― Descansa, ya es viernes, puedo ayudarte con tus tareas el fin de semana, pero descansa hoy ¿Está bien? 

― Sí, de todas formas no tengo mucha tarea. 

― Bien, hasta mañana. 

― Hasta mañana, hyung. 

Yeonjun entró a su casa y subió a su habitación, el calor empezaba a ser abrumador y aún quedaba mucho para el anochecer. 

Yeonjun pensó que tal vez sería buena idea darse una corta ducha y abrir las ventanas, pero no quería arriesgarse, no quería tener que irse tan pronto, no después de haber conocido a Soobin. 

El agua helada devolvía un poco de vigor a su dolorido cuerpo. Para cuando salió de la ducha ya estaba atardeciendo, así que con lentitud empezó a encender las velas y por último se quitó la bata de baño, quedando completamente desnudo en medio de la llama de las velas. 

― ¡Yeonjun! 

― ¡Arriba! 

― ¡Bien! 

Otra vez todo quedó en completo silencio, ha sido hace desde hace tres años, cuando todo eso empezó. 

Yeonjun contempló, por la pequeña abertura de su cortina, la luna llena y contemplo su propia piel brillar a la luz de esta, como si un polvo de estrellas se hubiera pegado a ella, contemplo también sus ojos de iris rojos y antes de cerrar por completo la cortina, contemplo una mirada brillante desde la otra ventana. 


Devil by the window | soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora