(II) Los vecinos

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Era sábado y Soobin planeaba dormir hasta tarde, ya había tenido una semana agotadora y solo quería dormir hasta que su príncipe azul llegara a despertarlo o hasta que su cuerpo no pueda dormir más. 

― ¡Soobin-ah! 

― ¿Qué pasa? 

― Baja, tenemos visita. 

― No quiero, voy a dormir un rato más. 

― ¡Choi Soobin! Ya son las 11 de la mañana, no puedes seguir dormido. 

― Sí puedo. 

― Ponte algo decente y baja, tienes 10 minutos. 

― Bien, bien. 

¡¿Quién demonios era el ser detestable que se atrevía a interrumpir su sueño de bello durmiente en un sábado?! 

― Buenos días. 

― Este es Soobin, mi hijo ―su madre lo tomó por los hombros y lo puso frente a los invitados―. Está en su primer ciclo de medicina ―y tuvo que contenerse para no rodar los ojos ante la falta de modestia de su madre. 

― Mucho gusto, nos acabamos de mudar y quisimos pasar a saludar. 

― El gusto es mío ―a pesar de que su mirada y su suave sonrisa estaban destinadas a hacerlo lucir educado frente a su nueva vecina, sus ojos se posaron casi al segundo en el chico que venía con ella. 

― Oh, el es Yeonjun, mi hijo, es pequeño aún, tiene solo 15 años. 

― Mucho gusto, hyung, lamento haber venido tan temprano un sábado. 

― Oh, no te preocupes, es todo un placer ―¿por qué había dicho eso?―. Supongo que irás al colegio del pueblo, es un buen colegio, tengo amigos en la capital y la verdad es que el nivel de educación está muy a la par con ellos ―en algún momento tomó el brazo de Yeonjun y lo llevó hasta otra sala, era mejor dejar a los adultos con los adultos y conocer un poco más al chiquillo angelical. 

― Es un alivio, siempre tengo que mudarme por el trabajo de mi madre, he estado en muchos colegios, incluso tuve un tutor privado. 

― ¿De verdad? Debe ser terrible, yo no me imagino mudándome tanto, es decir, quiero salir del pueblo y buscar más oportunidades en otros lugares, pero tampoco me gusta viajar demasiado, me agobio. 

― Bueno, no es la gran cosa, supongo que ya estoy acostumbrado. 

― Oh, entonces también estás acostumbrado a ser el chico nuevo, supongo. 

― Sí, supongo que sí. 

― Bueno, tengo un amigo en el colegio, se llama Beomgyu, no te sentirás tan solo, está solo un año arriba de ti. 

― Oh. 

― Te servirá tener amigos en cursos superiores, créeme. 

Por alguna razón sentía una profunda necesidad de ayudarlo, cuidarlo, hacer hasta lo imposible para que nunca una lágrima de tristeza bajara por sus mejillas. 

Devil by the window | soojunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora