—Darel— digo temblando por el frío con ojos llenos de lagrimas.
—¿Qué estás haciendo aquí pequeña?— dice acercándose a mi, se percata de mi pierna raspada.
—¿Estas bien?— dice preocupado tomando mi cara entre sus manos, lo cual me quitó rápido e intento limpiar un poco mi cara, de seguro me veía horrible.
—Si, estoy-y bien— digo con la voz entre cortada, intentando disimular.
—Claro que no lo estás, ve como tienes la pierna— toca mi pierna lo cual hace que se me ponga la piel de gallina —Ven— me ayuda a levantarme y veo que me hace falta mi pantufla.
La divisó en medio de la calle, Darel mira hacia la dirección y va por mi pantufla, regresa con ella, la sacude un poco.
—Gracias— digo, se agacha y me ayuda a poner la pantufla —¿Me dirás que te pasó?— dice levantándose con una mirada como molesto pero a la vez de preocupado. Me saca como 2 cabezas, es muy alto o yo soy muy enana.
—Yo...me perdí— digo avergonzada mirando al piso —No pasa nada pequeña, ven te llevaré a mi casa, en la mañana te dejo en el campus— dice avanzando a su camioneta, iba a seguir su paso, pero me entro un dolor horrible en la pierna. Me ve, se dirige a mi.
Pequeña
—Estoy bi— no termine de hablar, y ya me tenía sostenida entre sus brazos, camina hacia la camioneta y me pone en el asiento de copiloto. Cierra la puerta, rodea la camioneta y se sienta en el lado del piloto, enciende la camioneta.
Me siento tan avergonzada, no debí salir del dormitorio, no lo vuelvo hacer en mi vida.
Tonta, tonta
Veo cómo Darel me ve de reojo, de seguro dirá que soy una loca, maniaca, ¡que vergüenza!
Tallo mis brazos para entrar un poco de calor, se percata de eso, detiene la camioneta, se saca la hoodie color negra y me la da.
—No te preocupes, estoy bi— otra vez interrumpida, me pone la hoodie, lo cual yo hago caso, su tacto con mi piel me hace ponerla chinita. Susurro un inaudible gracias. En todo el trayecto a su casa nadie dijo ninguna palabra.
♜
Estaciona fuera de una gran casa, ¿que casa? mejor dicho mansión.
Abre una inmensa puerta para entrar a la propiedad, como esas casas de famosos que tienen un jardín circular en medio y un tipo de calle que rodea la propiedad. El color de la casa es beige, tipo clásica moderna. La entrada principal estaba diseñada con una alta puerta de madera color negro. Estaciona la camioneta, se baja rápido y me abre la mía.
—Gracias— iba a poner un pie en el piso, pero no fue así, me cargo otra vez. ¿Por qué lo hace? ¿Le doy lástima?
Tranquila Olivia, no sobre pienses
Habla mi conciencia, lo cual hago caso. Abre la inmensa puerta, y lo primero que vemos es una señora mayor.
—¿Mi niño no es muy temprano todavía?— dice mientras se acomodaba su bata color beige. —Lo siento nana, vuelve a dormir— dice con una dulzura, la señora señora se adentra por un pasillo.
Aún en sus brazos, nos dirigimos hacia la escalera que nos lleva al segundo piso, un pasillo largo con millones de puertas. Nos metimos a una, me imagino que es su habitación. Me deja en su cama y se dirige al baño.
Observó su habitación, colores oscuros, pero sigue manteniendo el concepto de la casa-mansion. Una amplia cama, de color negro con gris, muy bien tendida, un librero, enfrente de la cama se encuentra la tele y en la esquina de la habitación varias repisas con fotografías y medallas.
ESTÁS LEYENDO
For you, Darel
RomanceLo peor que te pueda pasar es que todo lo que querías se fuera a la mierda, por culpa de los sentimientos que mantienes a ciertas personas, por mentiras, engaños y manipulaciones. Olivia solo quería ser feliz leyendo la saga de Divergente, pero es...