¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Madison
Es el día; por fin puedo decir que soy adulta y voy a celebrarlo por todo lo alto. Mis padres están fuera de la ciudad celebrando esta noche con sus amigos. Volverán el domingo por la tarde después del fin de semana. Hoy no solo es mi cumpleaños, también es la noche en la que tengo pensado perder mi virginidad de una vez por todas. Estoy harta de ser la única en mi grupo de amigas que todavía no ha tenido sexo con ningún hombre. No me importa con quién sea, pero es seguro que acabaré la noche siendo una mujer en todo el sentido de la palabra.
La casa ya está decorada, mi disfraz colgado en mi vestidor esperando para ser usado. Por supuesto, mandé a confeccionar el más sexy. Necesito que los chicos se fijen en mí. Mis dos mejores amigas y yo iremos de brujas, unas brujas calientes y deseosas de tener sexo salvaje.
Me quito el sujetador frente a la ventana; sé que ellos están mirando; siempre miran hacia aquí cuando estoy por mi habitación. Me gusta que me vean; suben mi ego. Cada vez que veo a mis dos vecinos salir de su casa no puedo evitar fijarme en ellos. Son tan diferentes físicamente... Aunque no en altura, tanto Jackson como Trent son muy altos; mis amigas y yo hemos hecho cálculos y creemos que miden más de 1,90cm. Donde Jackson tiene el pelo oscuro, el de Trent es rubio. Trent viste siempre con chaquetas de cuero y pantalones vaqueros. Jackson, por otro lado, viste con jerséis de lana y pantalones chinos. Es extraño que siendo tan diferente yo sea la mujer a la que no quitan la vista de encima. Pero eso solo son pequeños gestos. Tienen casi cuarenta años y yo acabo de cumplir dieciocho, dudo mucho que de verdad se fijen en alguien como yo.
Me desnudo por completo en el baño; antes tenía una pequeña cortina en la ventana de este baño que da hacia su casa, pero la quité. Me encanta exhibirme ante los dos.
En serio, tengo que quitarme esas estúpidas fantasías de la cabeza. Ellos solo me miran porque soy joven y una novedad. He visto a las mujeres que llevan a casa; las envidio a todas ellas, aunque hace tiempo que no veo a ninguna. Aun así, tienen tanta suerte de relacionarse con dos hombres como ellos. Además, la profesión que tienen me vuelve loca porque adoro leer libros. Jackson es escritor y Trent es dueño de la editorial para la que él trabaja.
Mi cuerpo tiembla al contacto con el agua caliente; me echo hacia atrás, pegando mi espalda a al frío respaldo de la bañera y cierro los ojos. Más fantasías vuelan por mi mente; hay una que me persigue constantemente y es demasiado morbosa. En ella veo a Trent y Jackson persiguiéndome de noche por el bosque detrás de nuestras casas. Mi mano se desliza entre mis pechos, viajando por mi vientre y llegando, finalmente, a mi destino deseado entre mis piernas. Abro mis pliegues con los dedos índice y corazón; con la otra mano froto en círculos mi clítoris imaginando que es Trent quien lo hace. Jackson aparece de pie junto a mi cara, con su enorme pene erecto, incitándome a que lo meta en mi boca. Sin pensarlo dos veces, eso hago, Jackson gime de forma tan masculina. Mientras tanto, Trent se posiciona en mi entrada; su pene, del mismo tamaño que el de Jackson, invade mi interior. El agua de la bañera se desborda. La mano de Jackson se aferra a mi cabello y me tira con fuerza. Abusa de mi boca y yo soy feliz de que lo haga. Mi vientre se tensa, Jackson y Trent gimen fuerte. Pequeñas chispas aparecen detrás de mis párpados y, entonces, explotan en fuertes corrientes eléctricas que recorren todo mi cuerpo. Trent y Jackson se desvanecen cuando abro los ojos. Como dije, esto solo son fantasías de una chica de dieciocho años.
🎃🎃🎃🎃🎃🎃
Ruby y Maisie ya han llegado a mi casa. Vamos a empezar a prepararnos para la fiesta. Llevamos un rato frente al espejo, riéndonos y hablando de los chicos que vendrán esta noche. El equipo de fútbol americano ha sido invitado y la gran mayoría de ellos aceptaron la invitación. Invitamos también al equipo de animadoras, del que yo soy la líder y mis amigas son mi mano derecha. Creo que Ruby invitó al chico de la biblioteca que le gusta tanto. Está deseando tirárselo. Maisie, por otro lado, está obcecada en hacer un trío con una de las nuevas animadoras y un jugador del equipo. Y yo, bueno, le eché el ojo al quarterback. Kian es guapísimo. Ruby, Maisie y yo nos colamos una vez en los vestuarios de los chicos y lo vimos desnudo. Puedo decir con total seguridad que no anda mal de tamaño.
Greta llama a la puerta de mi habitación. Sé que es ella porque es la única de las empleadas domésticas que tiene permitido subir a las habitaciones sin que sea una orden; las otras solo pueden limpiarlas y marcharse. Son normas de mis padres, a mí me da igual. Greta abre la puerta y asoma la cabeza. Esboza una tierna sonrisa. Lleva trabajando para mi familia desde antes de que yo naciera. Ayudó a mis padres a cuidarme cuando ellos estaban demasiado ocupados en sus fiestas sociales y el trabajo.
—Tiene visita, señorita Madison.
Frunzo el ceño y miro a mis amigas; están igual de confundidas que yo. Me levanto de la banqueta de mi tocador y me cubro mi cuerpo semidesnudo con mi bata de seda. Greta y yo salimos de la habitación en dirección al vestíbulo de la casa. Esta enorme mansión fue un regalo de mi abuelo para mis padres por su boda. Mi familia no es pobre; el abuelo hizo muchos negocios en su juventud y papá los heredó cuando este se retiró. Ahora, el abuelo, se dedica a vivir su vida y saltar de relación en relación con jovencitas algo más mayores que yo.
Mi corazón se acelera cuando veo a Jackson y a Trent en mi puerta. Los dos pares de ojos recorren mi cuerpo; la bata es corta; llega por debajo de mi trasero, así que no cubre mucho de mi piel. Peino las ondas de mi pelo castaño con mis dedos. Los ojos de Trent y Jackson se detienen en mi cara.
—Mis padres no están —mi voz sale más firme de lo esperado.
—No venimos a verlos a ellos, queríamos hablar contigo. La voz de Trent es ronca y poderosa. Imagino que fuma.
Doy un paso hacia ellos; el mármol frío del suelo se cuela por mis pies descalzos y sube por mis piernas.
—¿En qué puedo ayudaros?
—Nos hemos enterado de que vas a hacer una fiesta —doy un asentimiento a Trent—. Jackson tiene que escribir. Esta semana debe entregar el manuscrito de su libro.
—Oh, entiendo. Pero me temo que no puedo hacer nada. Esta noche es mi decimoctavo cumpleaños y ya tenía planeada la fiesta. Mis padres hablaron con vosotros y les dijisteis que no había problemas.
Jackson gruñe, lo que me hace mirarlo confundida.
—No había problemas cuando nos informaron hace un mes —aclara Trent.
Me cruzo de brazos; estoy empezando a molestarme.
—¿Y ahora sí hay problemas?
—Escucha, niña. Será mejor que canceles esa fiesta —interviene Jackson—. No queremos adolescentes borrachos gritando.
Levanto la barbilla en desafío.
—No es asunto tuyo. Esos "adolescentes" estarán en mi casa, y aquí hago lo que quiero.
Jackson se acerca tanto a mí que su perfume a madera y cítricos inunda mis fosas nasales. Mi respiración se agita y me cuesta formular una sola palabra. Trago grueso y lo miro a los ojos, esos ojos azules que tantas veces imaginé en situaciones más íntimas.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.