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Actualidad || 6:00 AM

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Actualidad || 6:00 AM.
Moscú, Rusia.

La mañana era fría y no pudo evitar temblar ante una ráfaga de viento. Aunque estaba abrigado, nunca lograba acostumbrarse del todo.

──¡Casi me hago en los pantalones! Solo el cabrón de la ONU nos llama a esta hora. Cuando lo vea, le voy a exigir explicaciones.

──Amor, cerrá el otro. Entremos ya.

El argentino se colocó detrás de México y tomó las manijas de la silla de ruedas para llevarlo a la entrada de la Sede.

El mexicano había perdido la movilidad en sus piernas hacía un año tras un grave accidente que casi le cuesta la vida.

Casi, porque era difícil que ellos murieran. Los Countryhumans eran aún un enigma en el mundo; ni siquiera ellos se conocían completamente, pero lo que sí sabían era que poseían una gran resistencia al daño físico, muy superior a la de una persona normal. Si México fuera humano, ya habría muerto. Milagrosamente, su novio superó esa situación y hoy podían decir que eran felices.

Lo amaba.

──'Perate, ¿puedo ir a ese puesto? Se me antojaron unos Takis. —El de Sol de Mayo suspiró ante la despreocupación de su novio. Al final accedió a acompañarlo, pero el otro insistió en que no tardaría, así que tuvo que dejarlo ir y esperarlo.

Argentina sabía que su pareja se sentía una carga desde aquel incidente. No sabía cómo hacerle entender que no era así; no le importaba ayudarlo con tal de estar a su lado. Era capaz de hacer cualquier cosa para verlo feliz. México siempre se reía cuando lo decía en voz alta, pero él hablaba en serio.

Se distrajo pensando en por qué los habían convocado tan repentinamente, recordando que había preparado un regalo especial para su amado que tuvo que posponer. Detestaba cuando las cosas no salían según lo planeado y a veces se alteraba demasiado ante lo inesperado.

Se dio media vuelta cuando sintió un suave toque en su hombro.

Sus ojos se abrieron de par en par.

──Buenos días, ¿me acompañas a la Sala de Reuniones?── Era un país de colores azul, rojo y blanco, con un parche en forma de estrella en el ojo derecho.

Era Chile, quien hacía seis meses había sido declarado difunto, ahora estaba frente a él pidiendo compañía. El país al que todos llamaban a sus espaldas "El muerto" de manera despectiva.

México, que había regresado hace poco, observó la escena y, por instinto, le lanzó con fuerza su bolsa de Takis en un intento de defender al argentino, que no había dicho una palabra. Al estar regresando y notar su presencia, se apresuró tanto como pudo; le dolían las manos por haber girado las ruedas de la silla con tanta fuerza, pero no importaba. ¿Argentina estaba bien? ¿Le había hecho algo? ¿Y si llegó tarde?

୧ ׅ𖥔 ۫ Ꮮᥲ ᥲᥙ᥉ꫀᥒᥴเᥲ dꫀ ᥣᥲ ᥣᥙᤁ ⋄ 𓍯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora