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Durante los primeros días, sintió hambre. En ese período, su memoria no era muy clara, así que le resultaba difícil recordar cuánto había padecido. De todas formas, no sabía lo que era experimentar dolor, así que no debió afectarle tanto. Lo único que podía recordar era que se sentía raro, sin saber quién era ni por qué estaba encerrado en esa habitación. Era monótono. Esa fue la primera cosa que detestó, la primera emoción que identificó con facilidad. Por alguna razón, le desagradaba estar en espacios reducidos y no poder hacer lo que deseaba, aunque en realidad no comprendía algo tan básico como "desear algo". Simplemente lo sentía.

Se sentía irritado y se movía por el suelo como un niño pequeño. También se dio cuenta de que, si quería algo, debía conseguirlo de inmediato; esperar era molesto. La segunda emoción que reconoció fue la ansiedad. ¿Y si no salía? ¿Por qué deseaba irse? ¿Existía algo más allá de todo esto? ¿Quién era él? ¿Qué era esa constante picazón en el ojo derecho? ¿Tenía dedos? ¿Para qué servían?

Se dio cuenta de que disfrutaba mucho tocar y sentir. Tenía un intenso impulso de rozar cualquier cosa con sus dedos cada vez que podía, pero no era suficiente. Se acariciaba el cabello, el rostro e incluso sus partes íntimas, que en ese momento no identificaba pero adoraba el exquisito temblor que tenía cuando iba más y más rápido. A la vez, se dio cuenta de que al abrir la boca, producía un sonido. Una voz. Su propia voz. Eso lo asombró, empezó a soltarla para seguir escuchando aquella extraña tonalidad. Su corazón latía con fuerza y, a veces, gritaba; le agradaba gritar. Era obvio, la tercera emoción que experimentó fue el placer. Se masturbaba siempre, no estaba consciente de lo que realmente se trataba, pero sólo lo hacía porque se sentía bien y porque no había nada más entretenido en ese cuarto.

Con el paso de las semanas, aquella pequeña jaula que lo aprisionaba finalmente se abrió. Él llegó y lo transformó todo.

Le dio comida que ni siquiera sabía que necesitaba, lo lavó y lo vistió como si fuera una muñeca. No protestó ni preguntó nada al hombre que pronto conocería como ONU, porque aún no había aprendido a hablar.

──Veo que has soportado bastante tiempo── dijo, pero no pudo entenderlo. Inclinó la cabeza con confusión.

Desde ese momento, los días dejaron de ser fríos. Empezó a recibir objetos como recompensa cada vez que aprendía algo nuevo: hablar, escribir palabras simples, leer cuentos infantiles, bañarse y vestirse solo, etc. El tiempo dejó de transcurrir lentamente y pronto se dio cuenta de que él mismo había cambiado mucho. Y sí, también dejó de tocarse porque era muy inmoral para el hombre que lo cuidaba.

Según lo que le había contado ONU, su nombre era Chile. No le gustó. Podría haberse llamado de muchas maneras, pero ¿por qué ese nombre? Sentía una intensa picazón en el ojo cada vez que lo escuchaba, y sus dedos parecían tensos al pronunciarlo. Había algo malo en ello y realmente creyó que la organización se estaba burlando de él.

Todavía no conocía las demás emociones, pero las había aprendido de memoria. Al menos las más básicas: Alegría, Enojo y Tristeza. Las otras eran bastante complejas.













































































548 palabras.

୧ ׅ𖥔 ۫ Ꮮᥲ ᥲᥙ᥉ꫀᥒᥴเᥲ dꫀ ᥣᥲ ᥣᥙᤁ ⋄ 𓍯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora