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La organización se había despertado temprano gracias al despertador. Aprovechó para darse una ducha rápida y pedir un café caliente en recepción. Ya eran las nueve.

En días así, la gente solía optar por pasar tiempo en familia o simplemente descansar, pero él no. Se dedicaba a avanzar en su trabajo en la laptop, preparar discursos para futuras reuniones y supervisar los centros de salud de la OMS. Confiaba en él para eso, pero quería asegurarse de que todo estuviera en orden.

Suspiró cansado; a él también le gustaría disfrutar de un fin de semana relajado. Pero no valía la pena quejarse, ya que literalmente vivía para su trabajo. Se apresuró a terminar su café y, en cuanto lo hizo, salió de su habitación de hotel.

¿Dónde debería empezar?, además, tenía que enviar unos documentos a Rusia, algo que no le apetecía. Últimamente, su contacto ruso se comportaba de manera extraña y quería evitar momentos incómodos.

Si tan solo tuviera un asistente...

Se detuvo de golpe.

──¡Por supuesto que lo tengo!── se dio la vuelta y se dirigió a una habitación específica.

.  .  .  .

Abrir la puerta no fue difícil, tenía una tarjeta de acceso extra. ¿Era un abuso a la privacidad? Sí. ¿Se sentía culpable? Muy poco.

──¿Estás despierto, Chile?── susurró mientras entraba y cerraba la puerta detrás de él, intentando encontrar el interruptor para encender la luz.

Al encenderla, todo parecía normal. La habitación estaba en buen estado y la cama se veía tan bien hecha que parecía no haber sido usada.

Sin embargo, no vio al chileno. Observó la habitación con atención en busca de alguna señal de vida.

──¿... Estás en el baño?

De repente, el pequeño ruido proveniente de un armario llamó su atención. Rápidamente se acercó y lo abrió. Dios, ¿otra vez?

Chile estaba ahí dentro, sentado y abrazándose las piernas. Levantó la vista al verlo. La organización cruzó los brazos, visiblemente molesto.

──¿Qué te he dicho sobre meterte en los muebles?, ¿eh?

El latino salió gateando del armario sin problema y luego se levantó por completo.

──Lo siento, me ayuda a pensar── No mentía; el sueño que tuvo le dejó más perplejo que antes y necesitaba respuestas para llenar ese vacío que sentía.

Siempre había tenido esa sensación, creía que le faltaba algo para sentirse completo, pero no sabía qué era exactamente.

──Como digas...── Con el tiempo, ONU había aprendido que a veces era mejor dejar que el menor actuara a su manera. ──¿Ya comiste? Tengo tareas para ti y te necesito lo más activo posible. ¿Por qué me miras así?

──No te miré de ninguna manera.

──No me engañes, te vi poner los ojos en blanco. Eso no se hace, ¿queda claro?

Chile mostró una expresión que el símbolo de la paz no había visto antes; era una nueva faceta.

Hizo un puchero, un verdadero espectáculo. Como un niño pequeño.

──¿Qué te pasa?

El sudamericano se acercó al cajón de su mesita de luz y sacó una revista. Rebuscó entre las páginas y se la mostró.

Una feria de libros, justo hoy.

──Es . . . mi día libre.

Ahora lo entendía. ¿Quería divertirse? Era comprensible, era su primera vez en un país diferente al suyo o a Estados Unidos.

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⏰ Última actualización: Oct 14 ⏰

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୧ ׅ𖥔 ۫ Ꮮᥲ ᥲᥙ᥉ꫀᥒᥴเᥲ dꫀ ᥣᥲ ᥣᥙᤁ ⋄ 𓍯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora