En lo más alto de un edificio, la ciudad brillaba como un mar de luces, mientras Lincoln se mantenía en silencio, observando. Su traje, adaptado para maximizar sus sentidos, le permitía escuchar conversaciones a kilómetros de distancia. En ese instante, las voces de los criminales se entremezclaban con el murmullo del viento. A través de la niebla de la noche, pudo distinguir a Batman enfrentándose a Hugo Strange, una escena que no sorprendía a nadie. Pero había algo más; una sensación inquietante se apoderó de él.
Mientras saltaba de un edificio a otro, una presión constante en la parte posterior de su mente lo alertaba: alguien lo estaba siguiendo. Se detuvo, la adrenalina corriendo por sus venas, y decidió confrontar a su perseguidor. Se posó en lo alto de una rueda de la fortuna, el sonido del mecanismo chirriante se mezclaba con el murmullo de la ciudad abajo. Desde allí, podía ver todo, incluso a su perseguidor, que se acercaba cada vez más.
La figura emergió de las sombras, imponente y enigmática. Vestía una armadura que recordaba a un caballero templario, con un diseño que combinaba elementos de la tradición medieval y la estética oscura de Batman. Su rostro estaba parcialmente cubierto, pero la mirada decidida en sus ojos brillaba a través de la penumbra.
—¿Quién eres? —preguntó Lincoln, su tono era una mezcla de curiosidad y desconfianza. Se preparó para lo peor, recordando que la noche siempre podía traer sorpresas indeseadas.
—Soy Azrael —respondió el hombre, su voz profunda y resonante como un eco de antiguas leyendas—. He estado siguiendo tus pasos desde que comenzaste a dejar tu huella en esta ciudad.
Lincoln frunció el ceño, el instinto de precaución elevándose.
—¿Por qué me estás asechando? —inquirió, manteniendo la tensión en el aire, su postura firme y lista para cualquier eventualidad.
Azrael dio un paso adelante, sus ojos fijos en Lincoln con una intensidad que parecía atravesar su alma.
—He venido a advertirte sobre el peligro que acecha en las sombras. No eres el único que lucha por la justicia en esta ciudad, y hay quienes no se detendrán ante nada para detenerte.
La revelación resonó en la mente de Lincoln. Durante mucho tiempo, había pensado que su lucha era solitaria, que sus decisiones lo habían aislado de los demás. Pero ahora, frente a Azrael, comprendía que su camino podría estar entrelazado con otros que compartían su misión.
—¿Qué sabes de mí? —preguntó Lincoln, su tono ahora más inquisitivo—. ¿Quiénes son esos que buscan detenerme?
Azrael observó el horizonte, como si pudiera ver más allá de las luces de la ciudad.
—He seguido tus enfrentamientos. Sé que has hecho enemigos poderosos, aquellos que desean que te enfrentes a la oscuridad por tu cuenta. El juego que estás jugando es más grande de lo que imaginas. Ellos ven en ti una amenaza, una figura que puede alterar el equilibrio que han mantenido durante años.
—¿Y tú quién eres para advertirme? —replicó Lincoln, el desafío en su voz—. He aprendido a luchar solo.
Azrael se acercó aún más, su armadura brillando débilmente bajo la luz de la luna.
—Yo también he luchado solo, pero he visto las consecuencias. He perdido a seres queridos, a aliados, porque no escuché las advertencias. Estoy aquí porque quiero evitar que cometas los mismos errores. El poder desatado puede ser un arma de doble filo. Si caes en la oscuridad, no habrá vuelta atrás.
Las palabras de Azrael resonaron en la mente de Lincoln, recordándole sus propias batallas internas. Había sido tentado por la venganza, por el deseo de justicia a cualquier costo.
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Lincoln: el caballero de Arkham
Fiksi Penggemarviviendo felizmente en ciudad gótica, la familia Loud recibe una mala jugada del destino cuando un punto de su vida se tuvo que conectar con el temible príncipe payaso del crimen y el espantapájaros intentando el hacerse con la ciudad usando la toxi...