Antes de Halloween

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Ya había pasado más de un mes desde que salía con Ni-ki. Y había algo de lo que todavía no habíamos hablado, pero deberíamos hacerlo.
En ese momento estábamos en mi habitación, se había colado por la ventana. Algo que hacía muy a menudo, y de lo que mis padres no tenían ni idea. Habían aceptado lo nuestro, pero seguía sin caerles muy bien.
Estábamos tumbados, yo encima de él. Le apartaba el flequillo con las dos manos y él me acariciaba la espalda con la mano metida debajo de mi camiseta. Tenía miedo de lo que iba a decir, ¿y si no quería?
Me envalentoné y se lo pregunté.
-Mañana- esperaba a que supiese a qué me refería, pero frunció el ceño.
-¿Mañana qué?
-Quiero hacerlo. Mañana- tardó unos segundos en reaccionar, no parecía seguro. Ya no me acariciaba la espalda, pero si cálida mano todavía estaba posada en ella.
-¿Estás segura?- lo había pensado desde hace unas semanas. Muchas veces, las suficientes como para saber lo que quería.
-Es lo que quiero- y puede que también quisiese que fuese en un día especial. Puede que lo de que mañana no sea Halloween es una casualidad de la vida.
-Entonces… ¿después de la fiesta…?- había una fiesta de Halloween a la que íbamos a ir todos juntos. Y por la que Rami había estado una semana entera obligándome a mí y a Jake a ir de compras. Ya teníamos los disfraces: besar, casar y matar.
Muy original, la idea fue de Rami. Ella es casar, Jake es matar y yo besar.
Rami dijo que ella nos conseguiría los disfraces, cosas que me da un miedo terrible, teniendo en cuenta que le gusta ir a lo grande.
Ni-ki volvió a acariciarme la espalda de arriba a abajo e hizo que la piel se me pusiese de gallina. Apoyé los brazos en su pecho y nos miramos unas minutos.
-¿En qué piensas?- nunca sabía lo que se le pasaba por la cabeza, era un misterio.
-En que eres una princesa un poco traviesa- se me encendieron las mejillas y las comisuras de mis labios se curvaron hacia arriba.
-Cállate, idiota- y así me atrajo hacia su cuerpo para besarme.
Todas las preocupaciones que tenía sobre la noche siguiente se esfumaron por completo, sabía que quería estar con él fuese como fuese. No podía separarme de él, como si una cuerda nos unirse a ambos y no puediese romperse.
                    .      .      .

-Mañana lo váis a hacer- dijo Rami con una sonrisa traviesa en los labios. Le lancé una almohada a la cara, pero ella fue más rápida y la paró. La dejó caer y se tumbó a mi lado.
No sé cómo me sentía respecto a eso, estaba feliz porque deseaba estar con Ni-ki de esa manera, pero también estaba nerviosa.
-¿Cómo crees que será?- aparte de lo técnico, claro. Me refería a la sensación.
-Creo que eso depende de muchas cosas- me giré para mirarla, pero ella tenía la mirada clavada en el techo.
-¿De qué depende?- pregunté juntando las manos, apoyando la cabeza en ellas.
-Pues… de si estás preparada.
-Lo estoy- esperé a que siguiese la conversación, y así lo hizo.
-De si confías lo suficiente en esa persona, si sabes con totalidad que es la persona correcta- Ni-ki se me vino a la mente. Él era la persona correcta, le contaría mi vida si hiciese falta. Él sabe cosas de mi que nadie sabe, y yo de él.
-Lo es- miré el techo también. Puse un cojín en mi estómago y Rami me miró de arriba a abajo.
-Me alegra que estéis tan bien- dijo.
Ese tema era casi necesario para mí salud mental, pero había otra cosa que me interesaba, y que ya había estado unos días paseándose por mi cabeza:
-¿Y qué tal Diana?- enrojeció e intentó reprimir una sonrisita.
-Bien- consiguió decir. No me iba a quedar con ganas de más.
-¿Solo bien?- ya se habían visto en persona, y también habían estado unas semanas coqueteado. Pero nada de besos, cosas que me extrañaba.
-Muy bien. La vi antes de ayer, estaba muy guapa- eso estaba mejor.
Había visto algunas fotos de la chica, era muy del estilo de Rami. Y tenía cara de ser muy maja, además habíamos hablado un poco por FaceTime con Rami. Pero todavía no la había visto en persona.
-¿Cuándo la voy a conocer?
-Nunca- río, la di con el cojín en la pierna y me miró.
-Va a venir a la fiesta de mañana- toma! Por fin iba a conocerla, después de tantas conversaciones amorosas e incómodas para Rami.
-¡Tienes que ponerte un disfraz sexy! ¿Qué se pondrá ella? Tengo tantas ganas de conocerla, ¿y también irá su hermana?- parloteé. Reímos y seguí avasallándola a preguntas. Quería saberlo todo.
-No va a ir su hermana, tiene mucho que estudiar- bueno, pues conocería a la familia en otro momento.
-¿Y cómo va a venir?- Rami me dijo que no tenía carné de conducir, supongo que tendría que ir en autobús.
-Buena pregunta, había pensado que tú…- ay, no, no, no. No cabemos todos, había un problema.
-Somos muchos, y mi coche es muy pequeño. No vamos a caber a menos que metamos a Jake y Soobin en el maletero- ellos iban juntos, pero "no como pareja" decían.
Pensaban que nos lo creíamos todo, pero hasta Ni-ki se dió cuenta de que se comían con la mirada. Y eso que tardó mucho más que nosotros, cuando se enteró casi le explotó la cabeza.
—espera, ¿están…son…?— dijo en su momento. Tuvimos que explicárselo como a un niño pequeño, después de eso siempre llamaba a la habitación de su hermano por si acaso estaba son Soobin. Era muy gracioso.
-Si les metes en el maletero probablemente no salgan de ahí en toda la noche.
-¡Noooo! ¡No quería tener esa imagen en mi cabeza!- Rami se rió de mí y se cayó de la cama mientras yo negaba con la cabeza.
No quería ver a Soobin y Jake haciendo guarradas, aunque por alguna razón sabía que eso iba a pasar en algún momento.
Rami dejó de reírse y se sentó con las piernas cruzadas.
-Vamos a ver qué hace- sentenció.
Salimos de casa rumbo a la de Jake y en cuestión de minutos ya estábamos allí.
Abrió la puerta con cara de dormido.
-¿Qué hacéis aquí?- buena pregunta querido amigo.
-¿No podemos pasar un rato con nuestro querido amigo?- Rami pasó al lado de Jake y yo detrás de ella. Nos acomodamos en el sillón del salón.
-Tenemos preguntas para tí- aclaré, él se sentó a mi lado en el sillón. Estiró las piernas y miró a Rami, todos sabíamos que iba a ser la más directa en cuanto a preguntas.
-¿Cuándo váis a hacerlo oficial tú y Soobin?- Jake se despertó por completo y abrió mucho los ojos.
-Eso no, Rami- yo me refería a lo del coche. Quería saber cómo iba a ir todos.
-Ah, y también cómo vamos a ir a la fiesta. No cabemos todos en el coche de Tn- eso sí.
Jake todavía estaba medio en shock. Mi muy directa amiga solo se ponía así en temas amorosos y Jake no lo había experimentado hasta ahora.
Recuperó la compostura y respondió a la pregunta.
-Podemos ir en limusina- ni que esto fuese un baile de invierno estadounidense. Además, ¿de dónde iban a sacar la limusina?
-O ya que estamos en un caballo volador- Ni-ki apareció en las escaleras, había estado escuchando la conversación.
-Pegaso- le corregí para ponerlo de mal humor, me gustaba chincharle.
Me puso mala cara y se sentó en el sillón no sin antes darme un beso en la frente. Me pasó un brazo por los hombros y le puse las piernas en el regazo.
-Pues a mí me parece buena idea- habló Rami.
-Sí, pero tenemos dos problemas: 1. No tenemos ni conocemos a nadie con limusina. 2. Tampoco tenemos cómo pagarla.
-Somos muchos, podemos pagarla entre todos. Y podemos preguntar a los demás si conocen a alguien que tenga una- solucionó Jake.
-Bueno, podemos intentrlo- Rami se removió en el sofá hasta encontrar una buena postura- Pero no has respondido a mí pregunta- Jake se ruborizó y miró a otro lado.
-No sé de qué me hablas.
-Oh, yo creo que sí- Rami le estaba haciendo sufrir al pobre Jake. Él se estiró el cuello de la camiseta e intentó taparse la cara.
-Nosotros n-no… no hemos…hablado d-de eso todavía…no- tartamudeó, estaba nervioso y parecía un tomate.
-¿Espera, estás hablando de Soobin y tú?- ambas asentimos con la cabeza- Venga ya, casaos de una vez- siguió Ni-ki. Jake se levantó y fue a la cocina.
-¿Queréis algo de beber o…?- evadió la pregunta y se escabulló.
-Seguimos esperando tu respuesta- canturreó Rami. Jake aceleró el paso a la cocina.
Estuvimos toda la tarde hablando sobre el día de Halloween, cómo ir a la fiesta, lo que íbamos a llevar… y cómo no, Ni-ki se aburrió de la conversación.
-Creo que me voy a ir a mí habitación- me guiñó el ojo disimuladamente.
-Te acompaño- dije aceptando la mano que me había ofrecido para levantarme del sillón.
Subimos las escaleras y llegamos al piso de arriba. Me giré para mirarle y él me puso de espaldas a la puerta y me besó intensamente. Le agarré de la nuca para atraerlo hacia mí, subí la otra mano por debajo de su camiseta.
Él me agarró con una mano por la barbilla y otra estaba en la cinturilla de mi pantalón. Tiraba con ganas de ella y yo de su camiseta, pero todavía quedaba un día para dar el paso.

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