Mañana loca

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Me desperté antes que mis amigos, así que tuve que pasar entre ellos para poder salir de la habitación. Jake roncaba mucho, parecía un motor de coche a punto de explotar. Por eso me he despertado.
Bajé las escaleras hasta llegar a la planta baja. Llegué a la cocina donde me encontré al idiota.
-¿Cómo se presenta tu mañana princesa?- oh, no. Ya empezaba otra vez- Bonito atuendo, ¿tienes la lencería igual?
Qué... Vale, llevaba puesto mi pijama de conejitos. Y él me había preguntado si... madre mía. El pelo se conjuntaba, porque lo tenía horrible. Tenía cada mechón por un lado. Parecía Goku.
Mierdamierdamierdaaaaaa
Vale, algo se me tiene que ocurrir. Piensa. Piensa. Nada, todo en blanco. Y encima me había puesto roja, razón por la que ahora él se estaba riendo.
-Bueno, ¿qué quiere la princesa para desayunar?- dijo cuando se dejó de reír. Él se estaba haciendo una tostada, cuando terminó me la acercó. Pero justo. Cuando la iba a coger se la llevó a la boca.
-Pues quiero un papardele de ragú de pato a la naranja, por favor.
-Se ha levantado con hambre la princesa. Pues te lo haces tú- qué majo. Por las mañanas era un ángel.
Cogí unas galletitas de la estantería y me subí a la encimera para comérmelas.
Estaban riquísimas.
-¿No tienes ninguna fiesta en la que perderte?- contraataqué, se iba a enterar. Mi pijama es muy bonito.
-¿No tienes ninguna canción horrible que escuchar?
-No sabes apreciar la música buena.
-Ni tú las fiestas.
-Sudor, toqueteos y alcohol. Suena como un sueño- ironicé.
-Bueno, la mejor parte es cuando tu chófer personal te recoge de comisaría.
-No hace gracia. ¿Puedes tomártelo más en serio?- él, que estaba apoyado en la isla de la cocina se levantó y se acercó a mí.
-Me lo tomó en serio. No puedes hablar de lo que no sabes- me esperaba una broma o algo. Me estaba empezando a enfadar. No sabía lo que sufría Jake o lo que sufría su madre.
-Lo que sé es que no sabes las consecuencias de lo que haces- se acercó más. La conversación se estaba tornando un poco oscura.
-Te repito que no sabes absolutamente nada- tenía las manos a los lados de mis caderas. Era más alto incluso aunque yo estuviese subida a la encimera.
-¿Por qué lo haces?- la pregunta no era muy concreta, la verdad. Pero contestó aún así.
-No lo entenderías- más que enfadado parecía triste. No me gustaba que estuviese triste.
Busqué su mirada cuando apartó la suya.
-Dime por qué, explícamelo- lo dije un poco suplicante. Era raro, no había risas de ninguno. Pero tampoco miradas de odio.
Apartó su cara y no sé de dónde salió el impulso, pero le cogí de la barbilla para que volviese a mirarme.
Lo hizo y vi algo que no había visto nunca. Parecía apunto de llorar, y a la vez, parecía encerrado en su caparazón como de costumbre. Como si no quisiese decir nada. Justo cuando pensé que iba a decir el por qué me soltó un:
-¿Y a ti qué te importa?- cuando se separó me di cuenta de lo cerca que estábamos. Se fue al salón y yo solté un suspiro de decepción.
Bueno, pensé que habíamos avanzado. Menos mal que pensar es gratis.
-¿Qué ocurre?- Jake había aparecido en algún momento en la cocina. Espero que no viese nada.
-Nada, ¿queréis algo de desayunar?
-Tostadas- Rami apareció detrás de él- No eres muy silencioso, Jake.
-Lo siento- se disculpó. Les hice unas tostadas y desayunamos tranquilos hablando sobre los ronquidos de Jake. Él dice que "no ronca". Pero estoy segura de que media corea a las dos de la mañana no estaría de acuerdo.
-Bueno, ¿qué queréis hacer ahora?- les pregunté mientras recogíamos.
-Pues ir al centro comercial, obvio- era el sitio favorito de Rami- Pero me tengo que cambiar. ¿Te traigo algo Tn?
-Sí porfa- siempre nos prestábamos la ropa cuando a la otra le pillaba un poco mejor ir a casa a coger su ropa. O cuando salíamos y queríamos ponernos algo de la otra para ir guapas. Y Jake mientras se quedaba esperando en su habitación hasta que salíamos desde media hora.
-Pero no tardéis mucho en cambiaros, que os conozco- lo que yo había dicho.
-Me voy a coger la ropa, no tardo nada- Rami se fue y Jake y yo nos quedamos jugando a videojuegos hasta que llegó.
-Ya estoy, toma. Eso es tuyo- me pasó unas mallas y una camiseta blanca. También había una camisa a cuadros roja.
-Muchas gracias- me fui al baño y me cambié. Me hice una coleta porque tenía el pelo hecho una maraña.
Salí y Rami se metió en el baño. Ella tardaba más porque se maquillaba un montón. Pero siempre la quedaba bien. No sé cómo lo hacía.
-Mierda, ¿cómo puedes ganar siempre?- Jake rió. Me había ganado otra vez al Mario car. Se me daban muy mal los videojuegos, pero eran divertidos.
-Fácil y sencillo- no lo creo. No podía ser tan fácil ganar a eso.
-Haces trampas, estoy segura- dije. Rami abrió la puerta del baño y dió una vuelta sobre si misma.
-No sé quién hace trampas, pero esta falda me queda de maravilla- sonriente esperó a que la hiciésemos un cumplido. Jake no iba a decir nada, así que lo hice yo.
-Coincido- le quedaba bien la falda, tenía culo y piernas para eso. Sin embargo yo...
-Bueno, vámonos. He traído 25 euros de mi paga mensual, que por cierto me ha costado lavar los platos todo el mes, y quiero gastármelos en unos zapatos- así se habla. A Rami le daban una paga si limpiaba algo, hacía la compra... cosas así.
Yo me ganaba la vida trabajando en una cafetería los lunes, miércoles y domingos. Por 5 pavos la hora, una gran paga.
-¡Me pido de copiloto!- Jake salió corriendo de la casa. Rami y yo nos reímos mientras le seguíamos.
El viaje en coche se basó en cantar Blackpink y stray kids a todo volumen mientras nos reíamos de los gallos que nos salían. O cuando había que cantar una nota muy alta.
Llegamos al centro comercial, que estaba petado de gente. Gente con bolsas, sin ellas, mirando ropa, peleas entre dependientes y clientes, unas cuantas chicas tirando de un jersey para ver quién se lo queda, un perro en los pasillos... Lo normal.
Jake se estaba aburriendo así que a Rami y a mí se nos ocurrió una idea. Yo le escogía la ropa a Rami, Rami a Jake y Jake a mi. Y la verdad... quedamos peor de lo que pensaba.
Le cogí a Rami unos pantalones superanchos con corazones de lentejuelas y un jersey corto de unos dibujos animados muy feos. Y cómo no, un bolso con estampado floral.
Jake me dió una falda que llegaba hasta las rodillas rosa y con perlas. Un jersey de abuela y unas gafas enormes.
Y él look estrella: Jake con una falda de hombre, un chaleco de traje y... unas gafas de sol de policía.
Parecíamos unos niños pidiendo truco o trato.
-Fotooooo!!!!!!- gritó Rami. Sacó el móvil y nos hicimos como 40 fotos. Tenía la galería llena. Casa foto con poses distinas: sacando la lengua, serios, una foto que nos la hizo una chica de la tienda... Esa última fue la mejor y la pusimos en el grupo de WhatsApp que tenemos.
-Hay que ponerle un nombre nuevo- Jake estaba muy emocionado. La verdad es que hemos cambiado el nombre de grupo más veces que de zapatos.
-¿Qué os parece...mmmm...Thomas la locomotora?- dijo Rami.
-Ese era el que teníamos antes- le recordé. No era muy buena poniendo nombres.
-Hum, vale. ¿Y qué tal...emm... Thomas la locomotora?
-¿Qué os parece... Madam Crepe?- preguntó Jake. No era mal nombre, pero no tenía mucho sentido.
-¿Por qué Madam Crepe?
-Eso, ¿por qué Madam Crepe y no Thomas la locomotora?- se quejó Rami. Algunas veces era como una niña pequeña. La niña pequeña de nuestra familia disfuncional.
Reímos y la dije:
-Porque necesitamos un nombre que no hayamos utilizado. Y el que dices no es precisamente nuevo- metí un mechón de pelo tras la oreja mientras Rami me miraba mal.
-Madam Crepe porque no lo hemos utilizado, porque es original y porque no creo que nadie tenga un grupo con ese nombre- sí, definitivamente nos quedamos con Madam Crepe.
-Buenos argumentos. Madam Crepe está bien- Rami no estaba de acuerdo.
-¿Y Thomas la locomotora no?- farfulló en voz baja. Estaba cruzada de brazos ya con su ropa normal, todos nos habíamos cambiado ya.
Estábamos paseando mientras veíamos los escaparates de las tiendas cuando un chico muy alto se me acercó.
-Es un collar muy bonito, pero demasiado grande y pesado. A ti te quedaría mejor algo fino y discreto- ¿quién era ese chico tan alto y por qué me hablaba a mí? ¿Y qué decía?
-Vaya, gracias por el consejo de moda- no sabía qué decirle, fue lo primero que me salió. Y puede que lo dijese un poco brusco, como si no quisiese que ningún otro chico me hablase.
-Soy Soobin, ¿y tú eres...
-Soy Tn. Y el collar me quedaría genial- él sonrió a mi lado. Era guapo, la verdad.
-No lo dudo- nos miramos unos momentos hasta que volví a observar el collar. Era una cadena de oro con un corazón grande. Pero me gustaba más el de al lado, era de plata. Tenía dos cadenas, una más larga que la otra. La más larga tenía un brillantito, una piedra que imitaba a un diamante. Era precioso.
-¿Hola?- Jake chasqueó los dedos delante de mis ojos. Mis amigos y Soobin estaban mirándome. Yo me había quedado mirando el collar sin darme cuenta de que estaban allí.
-¿Hum?- me moví por fin para verlos a todos. Me miraban con cara rara.
-Nada, solo te habías quedado paralizada durante un minuto entero- tanto había pasado. Mierda, no me había dado cuenta.
-No lo sabía. ¿De qué habláis?
-De tu nuevo amigo- puso énfasis en eso último que dijo. Ay, Rami. Otra vez no, por favor.
-Oh...mmm...Sí, él es Soobin. Soobin, estos son Rami y jake- señalé a cada uno según su nombre mientras ellos se saludaban. Rami fue la que más se interesó por él. Parecía un interrogatorio. Le hizo mil preguntas y él parecía muy incómodo.
-Bueno, seguro que Soobin tiene cosas que hacer, ¿verdad?- le salvó Jake. Era su superhéroe, no sabía el favor que le había hecho.
-Sí. Ha sido un placer conoceros. Y a ti, Tn- interesado. Pobrecito, si él supiese...
-Lo mismo digo- me despedí educadamente. Él se fue y nosotros fuimos al aparcamiento. En total silencio.
Sabía lo que significaba eso, Rami iba a estar regalándome por no haberle dado mi número a Soobin y haber sido tan cortante.
Y eso fue justo lo que pasó cuando nos sentamos en el coche.
-¿Le has dado tu número no?- no respondí- ¿Ni le has preguntado nada?¿Ni siquiera le has dicho dónde podíais veros?- parecía muy indignada.
-No le voy diciendo a los desconocidos dónde vivo o les doy mi número- y era mejor así, sino ya estaría secuestrada.
-Pero era guapísimo. Y superalto. Y muy mono. Le gustas, y se le nota- ya estaba montándose su drama.
-No le puedo gustar a un chico en 2 minutos.
-¿Cómo que no?¿Y los dos minutos el jueves en el instituto en el cuarto de...?- se calló cuando se dió cuenta de que Jake estaba en el coche. El aludido estaba mirando el móvil y no se enteraba de la conversación.
-Rami, no le gusto. Y si lo hago, no me volverá a ver en la vida, así que lo siento por él- quería terminar ya esa conversación. Pero Rami no.
-¡Pero vamos a ver...!- y después de esas palabras me soltó un discurso del amor a primera vista, de que las oportunidades no aparecen dos veces... Un rollo en el que no creía.
Pero en el camino de vuelta solo podía pensar cuando me he levantado y me he encontrado a Ni-ki. Me preocupa, y quería saber qué le pasaba.
No sé, sentía que le odiaba por lo que le hacía a su hermano y a su madre y lo que hacía en las fiestas. Pero a la vez no podía dejar de pensar en todas sus conversaciones y en lo cerca que estaban cuando las terminaban, y no era algo que me molestase.

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