2 palabras

Primer día de castigo

-¡No puedes estar con ese chico!- mi padre levantó la voz y se puso las manos en las caderas para parecer autoritario.
-¿Qué te ha hecho él?- yo también gritaba. No me acuerdo de cómo empezó la pelea, solo de que bajé las escaleras y me encontré con mis padres peleándose. Por Ni-ki, y me metí en la conversación porque soy así de inteligente. Tenía que defenderle, he llegado a la conclusión de que cualquier problema suyo también es el mío, y al revés. No podía evitarlo y salté.
-¡¿Que qué me ha hecho?!
-¡Sí, ¿qué te ha hecho?!- ¿hacer pasar la mejor noche de la vida de tu hija?, ¿hacerla sentir segura y protegida?, ¿el detalle más bonito de mi vida?
-Te está llevando por el mal camino- ¿sí?
-Pues me encanta el mal camino. Me voy a empadronar ahí mismo- eso se me escapó sin querer- No me está llevando por ningún camino- estaba estresada, ¿por qué nadie me entendía? No quería seguir allí con mi padre, intenté irme pero me detuvo.
-¡Tn Park! ¿A dónde crees que vas?- solo cuando estaba muy enfadado me llamaba por mi nombre completo. De pequeña me asustaba, pero ya no soy pequeña. Y creo en lo que defiendo, creo que Ni-ki.
-Park Jin-young, me voy a mi habitación- volví a encaminar hacia mi cuarto cuando mi padre estuvo a punto de decir algo.
-¡Ni se te...!
-¡Basta ya!- gritó mi madre por encima de él. No había hablado hasta ahora, no sabía si me iba a defender a mí o a papá. La verdad es que no tenía ninguna conmigo.
Mi padre no me daba miedo, sin embargo mi madre me hizo retroceder- ¡Ninguno tenéis la razón!- suspiró y volvió a hablar en un tono calmado.
-Tn, tienes que ser sincera conmigo, ¿vale? Y esta vez de verdad. No me mientas, si lo haces dejaré de confiar en tí- asentí con la cabeza- ¿Has probado las drogas?
-¿Qué?¡No!- era un disparate, no haría eso.
-¿Nos has mentido más veces sobre dónde estabas?
-No- siempre había dicho la verdad, salvo la noche de Halloween. Pero eso tenía una excusa.
-¿Has robado algo o te has metido en sitios que no debías?- lo último sí, dudé en decirlo. Pero mi madre tenía que saber la verdad, ella confiaba en mí.
-Una vez fui a un cine abandonado, pero estaba en el centro comercial. No os mentí sobre mi ubicación- asintió con la cabeza.
-¿Te hace feliz?- y tanto.
-Cuando estoy con él soy la persona más feliz del mundo- todo era verdad.
-No quiero que me mientas, confío en tí. Si vas a estar con él quiero que me lo digas, ¿entendido?- sí, lo de la mentira había estado mal.
-Sí, lo siento- agaché la cabeza avergonzada y mi padre frunció en ceño.
-Estás castigada por eso, ¿lo entiendes?- una semana sin salir, pero por suerte existían las videollamadas. Una sesión de pelis en videollamada y también de cotilleos, perfecto para pasar la tarde.
-Lo entiendo- cuando se hizo el silencio me fui a mi habitación y mis padres siguieron discutiendo. Eso iba para largo, seguro.
Mi castigo empezaba hoy, domingo. Solo salía para ir al instituto, las clases empiezan mañana, qué asco. Eso significa que toca sesión de chismes con Rami y Jake. Comencé la llamada y se fueron uniendo hasta que estuvimos todos.
-¡¡¡Chiiiiismeeees!!!- gritó Jake, estaba animado. ¿A causa de Soobin?
-¿Qué tal el primer día castigada?- preguntó Jake al otro lado de la pantalla.
-Horrible, aburrido y deprimente- en muy pocas palabras, Ni-ki todavía no había venido a verme.
-¿Qué has hecho para divertirte en este maravilloso día?- he hecho todo lo no productivo que se podía hacer.
-Me he pintado las uñas pero ha quedado fatal y me lo he quitado, he intentado ver una serie pero era malísima y la he quitado, he aprendido un nuevo baile de blackpink y he discutido con mi padre- un día perfecto para contarle a tus nietos, una anécdota para rememorar sin duda.
-¿Cómo que te has peleado con tu padre?
-¿Y de qué color era el pintauñas?
-¡Rami!
-¿Qué? Solo quería saberlo para no ponérmelo, tenemos el mismo tono de piel- se justificó Rami. Jake se llevó una mano a la frente y yo les contesté a ambos.
-Era de color rojo chillón y la discusión no tiene importancia, mi madre me ha apoyado y he salido de la conversación en cuanto he podido.
-Rojo chillón, me lo apunto. Pero sigo sin saber muy bien lo de tu padre- prefería no decirlo, pero no mentiría. Además, no le podía decir a Jake que había sido por su hermano, mejor cambiaba un poco la verdad.
-Lo de siempre, por qué estoy castigada, estoy descuidando los estudios...- lo último me lo había inventado.
-Veo que ha sido un primer día muy interesante- no sé yo si era la palabra correcta para describir mi día.
-¿Interesante? Mejor dicho intenso- cansado, poco esperanzador, agobiante... había muchas palabras para describirlo, pero elegí esa- Cambiemos de tema, ¿ha ocurrido algo interesante?
-Se me ha salido un boba por la nariz y he visto a un pájaro cagar a un señor en un balcón. Nada más- ¿en serio Rami? Dios mío, qué suerte. Y yo encerrada en una habitación.
-Perdona, ¿pero en qué contexto ha pasado todo eso?
-Oh, bueno. Estaba en un boba y un vi por el cristal que en la calle había un señor al que se le cayó una caca de pájaro encima, me reí y se me salió el boba por la nariz- asqueroso e interesante a la vez. Probablemente lo más interesante que he escuchado en todo el día. Ahora tocaba hacer preguntas absurdas sobre eso.
-¿Qué pájaro era?- quería saber de qué tipo era.
-No lo sé, ¿una paloma quizá?- las palomas siempre se cagan por ahí, son como ratas voladoras.
-¿Cómo distingues las cacas?- preguntó Jake.
-Eso depende de el color del objeto donde se caguen- una respuesta que da muchas preguntas, en efecto. Esta conversación no tenía sentido, como la mayoría que teníamos.
-¿De qué color de qué era la ropa del señor?- me puse un pelo tras la oreja y crucé las piernas.
-Una chaqueta negra.
-Y le cagó en blanco- buena conclusión Jake.
-Por eso fue una paloma.
-Exacto- Rami lo corroboró y, la que no es una de las más extrañas conversaciones que he tenido, finalizó.
Menos mal que tenía ese grupo de amigos, me alegraba el día.
-¿En qué momento hemos llegado a este tema de conversación?- eso mismo me pregunto yo cada día.
-Preguntándonos qué tal el día, por cierto, ¿qué tal el tuyo Jake?
-Nada interesante, he estudiado y me he aburrido mucho y después me he aburrido más- el mejor día de nuestras vidas, desde luego.
-Bueno... ¿y la vida amorosa qué tal?- ya casi no se me ocurría nada, además seguro que había algún cotilleo jugoso en cuanto a eso.
-Lo de siempre- Jake intentó disimular y le salió tan mal que nos reímos de él. Jake se puso rojo y evadió la pregunta.
-¿Y tú Rami? ¿Algo con Diana?
-¿Sigue sin ser oficial?- añadió Jake.
-No lo hemos hablado todavía, pero intentaré meterlo en alguna conversación a ver qué dice- mi amiga la romántica sin hacer oficial lo suyo, increíble- ¿Cuándo váis a hacer oficial tú y Soobin?
-Bueno...no...no sé- las mejillas se le tuvieron de un rojo intenso que bajó hasta su cuello. Es mejor preguntarle esas cosas a Soobin, es más directo. Te respondería sin pensarlo dos veces.
-Jakecito, necesitamos que nos cuentes tu vida amorosa- dije yo. Necesitaba un chisme jugoso y también quería saber cosas sobre su vida amorosa.
-Eso, eso.
-N-no hay mucho que contar... yo...- qué nervioso se ponía cuando hablábamos sobre eso.
El sonido de Ni-ki aporreando la ventana nos interrumpió. No pude evitar sonreír, no quería que la conversación quedase ahí pero quería estar con él.
-¿Qué ha sido eso?- Rami frunció el ceño. Dejé el móvil en la cama para abrir la ventana. Ahí estaba Ni-ki, pasando sus piernas para entrar en mi habitación. Se sacudió unas hojas en el pelo y después de mirarme unos segundos me pegó a él.
Me pilló desprevenida pero enseguida me enganché a su nuca para besarle también. Las voces de Rami y Jake que salían del móvil me llamaban a gritos. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que tenía el volumen superalto. Ni-ki no sabía de dónde venía el ruido, separó su boca de la mía y miró al móvil que todavía estaba en la cama. Eso sí, no despegó ni un poco nuestros cuerpos, cosa que me alegra.
-¿Qué es eso?- me había quedado embobada mirándole. Aparté la mirada para coger el teléfono.
-Chicos, tengo que colgaros- ambos se extrañaron, pero Rami cambió la expresión cuando iba lucecita se encendió en su cabeza. Cómo no, no pudo aguantarse las ganas de decirlo en alto.
-¡Ni-ki está contigo!- exclamó contenta. Qué discreta mi gran amiga. Me llevé una mano a la frente y Ni-ki apareció en la pantalla.
-¿Ni-ki?¿Pero no estabas en tu habitación?- se ve que no.
-Sí, es que es un olograma que he colocado- con el mismo tono sarcástico de siempre, cómo le quiero.
Jake ni se inmutó, ya estaba acostumbrado a ese tipo de comentarios.
-Qué gracia, cómo me haces reír.
-Es que yo heredé el humor- Ni-ki se separó un poco para ver mejor la pantalla, ya estábamos todos en la llamada.
-¿Y yo qué heredé?- mala idea, sarcasmo a la vista.
-Está claro, la facilidad que tienes para ponerte rojo por cualquier cosa- entorné los ojos, cuando se pelean parecen unos críos. Y Ni-ki no es el más maduro, que se diga...
-Sabía que me arrepentiría de preguntar- resopló. Nos quedamos un poco en silencio y se me olvidó qué estábamos haciendo.
-¿De qué hablabáis?- se interesó Ni-ki. El tema de la llamada no era precisamente muy especial. Lo que hablábamos antes de que cruzase mi ventana era la vida amorosa de Jake. No creo que sea el tema más convencional en ese momento.
-De nada- respondimos a la vez los tres. Ni-ki nos miró con cara rara como si supiese que tramábamos algo, pero no dijo nada. No creo que le interesase mucho.
-¿Y qué tal, Ni-ki?- preguntó Rami para que Ni-ki no hiciese más preguntas, cosas que no hacía falta.
-Yo creo que voy a colgar...- Jake habló al mismo tiempo que ella.
-Espero que todo bien- siguió Rami.
-Sí, voy a colgar- hablaban a la vez y muy rápido, empezaron a decir cosas que ya no entendía.
-Eh, ¡todavía tenemos cosas que hablar!
-No me parece el mejor momento.
Ni-ki se acercó a mí oído.
-¿Puedo colgar?- Rami y Jake ya casi no nos prestaban atención, discutían sobre algo. Mejor dejarles espacio.
-Voy a colgar, voy a colgar voy a colgar...
-Adiós- me despedí y Ni-ki colgó con un suspiro de alivio.
-¿Puedo arrancarte ya la camiseta?
-¡Ni-ki!- me puse roja.
-Me lo tomaré como un sí