Rami y sus paranoias

18 3 0
                                    

-¿Y qué tal la cita?- preguntó mamá. Mordí otro cacho de mi tostada.
-Estuvo muy bien, la verdad- y tengo las fotos guardadas en la mesilla de la habitación. Había pensado ponerlas en un corcho, pero no tenía sitio.
-¿Dónde estuvisteis tú y Ni-ki?- anoche llegué muy tarde y estaba tan cansada que le prometí que se lo diría todo hoy. Nos confiamos muchas cosas, pero algunas me las guardaba o no se las decía a ella. Todo el mundo lo hace, pero al pensarlo me sentía un poco mal, aunque necesitase mi espacio.
-Pues al centro comercial y después al cine- me salté lo de que estaba abandonado y que estábamos solos.
-Y ya sois...- hizo un gesto con la mano. Mi madre siempre decía que quería es una madre-amiga y que se alegraría de que tuviese pareja. Pero no sonreía, solo me miraba fijamente.
-Somos novios, sí- desde hace dos días y unas horas. Y me sentía bien con ello. Era feliz.
-Quiero conocerle.
-Mamá, ya le conoces. Es el hermano de jake- ya sabía quién era, le dije que era Ni-ki.
-Espera, espera... ¿Es ese Ni-ki?- parecía enfadada. ¿Por qué?¿He hecho algo malo?
-Sí, te dije que era Ni-ki- dije con cautela. ¿Por qué se ponía así?
-Tn, ese chico es muy problemático- así que era eso, esa conversación iba a ser muy larga. Y tenía un 95% de probabilidades de perder.
-Ya no. Antes lo hacía porque se sentía muy mal, pero ahora...
-No quiero que salgas con alguien que te lleve por el mal camino- ¿qué mal camino? Ni que ahora fuese a ir a cines abandonados todos los días.
-Él estaba muy mal por lo de su padre, pero ya está bien. No me está llevando por ningún camino- no me haría caso, necesitaba algo más- ¿Y si viene mañana a cenar? Y así ves cómo es en realidad- lo pensó durante un tiempo interminable. No le gustaba eso, sabía que nunca ganaría una discusión.
-Mañana cena con nosotros, pero eso no significa que me parezca bien. No puedes salir con él hasta que no vea con mis propios ojos que es un buen chico- era más que eso, pero nunca lo veía. Era un madre sobre protectora.
-Lo es, de verdad. Sé que quieres lo mejor para mí pero... no le conoces, no sabes cómo es. Estás prejuzgándole- era perfecto, no se merece que le diga algo así.
-Sé lo que sé- ¿y ya está?¿No había nada más? No me lo puedo creer.
-Siempre me dices que no haga caso de lo que dice la gente de otras personas, ¿tú si puedes hacerlo?
-Sí si es para protegerte- ¿protegerme de él?¿Y él qué me había hecho? ¿Besarme y decirme que haríamos lo que yo diga?¿Dejarme su casco y hacerme pasar algunos de los mejores ratos de mi vida?
-No tienes que protegerme de él, no me va a hacer nada.
-Eso no lo sabes- no, claro que no. Soy la persona a la que habla de todos sus miedos, peores momentos... pero tú lo sabes todo.
-¡Ni siquiera lo conoces!- no era justo, ya me había enfadado. Y mucho.
-Soy tu madre, tengo que protegerte y saber qué es lo mejor para ti. Y no me levantes el tono- lo último sonaba a advertencia. Me iba a castigar por defender a alguien que me importa. Que me importa mucho.
-Estoy defendiendo a alguien que me importa. ¿Te das cuenta de que te estás contradiciendo en todo?- ya no quería desayunar, no tenía hambre. Oí que mi madre me llamaba repetidas veces, pero continúe andando hasta llegar a la habitación. Ahí me encerré y tras unos minutos pensando llamé a la persona que mejor me conoce.
-Rami, tengo un problema- dije en cuanto descolgó la videollamada.
-A ver, ayer tuviste una cita con Ni-ki, y me llamas hoy diciéndome que tienes un problema? Tienes que avisarme antes, que no tengo la pala preparada, ¿en dónde le....?
-No es por Ni-ki, es por mi madre- paró cuando se lo dije. Abrió los ojos y después torció los labios.
-Cuenta- le dije lo que acababa de pasar hace unos minutos. Ella escuchó atentamente sin interrumpirme, cosa que agradecí. Le conté cómo me sentía y lo que pensaba.
-Tienes razón, en lo de la pelea. Tu madre puede no querer que vayas con él, pero de debe decir eso de él sin siquiera conocerle.
-Sí, pero eso no importa. Ella es la que manda y no le voy a poder ver más. No es justo, que una persona te diga lo que tienes que hacer continuamente y tú tienes que hacer caso.
-Se supone que ellos tienen más experiencia y por eso tienes que hacerles caso, pero todos nos equivocamos. Muchas veces. Y por ser más mayor y haber vivido más cosas no tienes siempre las mejores respuestas- cierto, Rami. Qué sabia eres.
-Quiero verle. Todo el rato- no podía verle, pero quizá sí podía llamarle. Rami me leyó la mente porque enseguida dijo:
-Llámale. Cuéntale lo que ha pasado y también lo de la cena- la cena, ya se me había olvidado. Eso iba a ser demasiado tenso, tenía que llevar a alguien más. Necesitaba a alguien de apoyo.
-Rami, necesito que Jake y tú estéis en la cena. Si estamos Ni-ki y yo solos con mis padres va a acabar mal, muy mal- la idea no pareció gustarle mucho. Negó con la cabeza.
-No, no, no... ¿Qué pinto yo ahí? Además, a tus padres no les gustará que este allí.
-Necesito apoyo si pasa algo malo. Y alguien que corrobore que Ni-ki es un buen chico si se da el caso- ahí mi palabra no valdría. Bueno, solo tendría que preguntárselo a Ni-ki y ya estaría la cena más tensa, horrible y seca que tendría en la vida.
Echó la cabeza hacía atrás en el sillón de su casa. Resopló y cerró los ojos.
-Está bien. Pero Jake va, y si la cosa se pone fea...
-... si la cosa se pone fea no tendrás que intervenir- espero que no pase eso. Por favor que no pase eso.
-Llama a Jake y a Ni-ki.
-Lo haré- nos despedimos y colgamos. Muy bien, ahora tenía que llamarles a ellos. Mejor empiezo por Jake, él ya había aceptado lo de Ni-ki y yo. Le parecía bien y nos apoya.
-Jake, sé que es un tanto extraño, pero necesito que vayas- suspiró al otro lado de la línea.
-Vale, pero yo no me meto en lo que se diga sobre el cajón de mierda-¿qué acababa de decir?
-¿El cajón de mierda?- al parecer el cajón de mierda era una especia de caja de Pandora sobre las cosas malas que habían ocurrido. Todos nuestros puntos débiles e incómodos.
Colgué la llamada, ahora solo me faltaba Ni-ki. El más difícil de convencer.
Dudé unos segundos antes de llamarle, pero al fin lo hice. Y tardó mucho en cogerlo.
-Princesa, me acabas de despertar- ¿pero a qué horas se levantaba? Eran las 12 de la mañana y no había ido de fiesta. No lo hace desde que "salimos", o mejor dicho desde que nos besamos.
-¿Tan tarde?
-Te aprecio mucho, pero despertarme no es algo que me haga apreciarte más- pues lo que seguía no le iba a gustar ni un poquito, seguro- Sea lo que sea lo que vayas a decirme ahora, espero que sea un resumen.
-Tienes que cenar conmigo, Rami, Jake, mis padres y yo mañana por la noche. No podemos vernos hasta entonces porque mis padres me lo han prohibido- solté todo el aire que tenía en los pulmones. No respondía, ¿se había quedado dormido?- ¿Ni-ki?
-¿Princesa?- repitió mi tono agudo.
-¿Qué opinas?
-¿Sobre qué?- estuve a punto de soltarle un "¿Pues tú qué crees?" pero me aguanté, tenía un mal día, pero él acababa de levantarse y no tenía la culpa de nada.
-De lo de la cena, mis padres, que no voy a poder verte...
-Opino que tus padres me caen mal, pero cenaré con ellos. Y tengo una solución para lo de no poder verme- no había solución a eso, tendría que esperar a la cena.
-Creo que no hay solución.
-Dame una hora. Ah, y deja la ventana abierta- me dijo.
-¿Para qué?¿Qué solución tienes?- tenía curiosidad, pero no quería ilusionarme antes de tiempo.
-Una hora, ventana abierta- después de decirlo cortó la llamada. Reí tontamente y dejé el móvil encima de la cama.
¿Qué hago ahora? Ah, abrir la ventana. Vale, ¿y ahora?
Abrí el portátil y busqué en Google videoclips de canciones de blackpink. Igual me entretenía así.
Vi unos cuantos y me aburrí. Pero se me ocurrió una idea: pintarme las uñas.
Unas diez minutos después me estaba quitando el color de las uñas. Intentar hacerte la manicura francesa por primera vez sin nada que pueda ayudarte no es buena idea.
Me aburro. Me aburro. Me aburro. ¿Cuándo llega...? Hablando del rey de roma.
Ni-ki me estaba llamando.
-¿Sip?- me levanté de la cama de un salto.
-Vuelve a sentarte, y cierra los ojos- ¿me estaba viendo?Espera, ¿qué?
-¿Cómo...?
-Haz lo que te digo
-Idiota, no me hago cargo si te doy una patada sin querer porque me des un susto- no sería la primera vez que me pasa.
-Princesa, me estás poniendo de los nervios. ¿Puedes sentarte y cerrar los ojos?- hice lo que me dijo, tras unos segundos escuché el sonido de una ventana y algo meterse dentro de mi habitación.
-¿Ni-ki?- estuve apunto de abrir los ojos hasta que me habló.
-No abras los ojos, hazme caso- noté que el colchón se hundía y después una mano cálida en mi mejilla.
Sonreí cuando noté su aliento en mi oído.
-¿Confías en mí?- no puede evitar una pequeña carcajada.
-No- spoiler, sí. Me besó la mejilla, debajo del ojo, entre el puente de la nariz y en el sitio anterior, encima del labio y finalmente abrí la boca para que me besase.
Enredó sus dedos en mi pelo y me tumbé en la cama lentamente con Ni-ki encima.
-¿Puedo abrir ya los ojos?- quería verle.
-Me has dicho que tus padres no te dejan verme, les obedecerás. No me estás viendo, ¿verdad?- así que esa era la solución, pues me gustaba. Era muy buena. Siguió besándome, pero no tocó nada que no hubiese tocado ya, y solo me besó en los labios.
Así durante unos cuantos minutos hasta que se me irritaron mucho los labios.
Ni-ki lo notó, noté las yemas de sus dedos en mis labios. Era reconfortante cuando lo hacía.
-No abras lo ojos- repitió cuando estuve a un segundo de hacerlo. Se me había olvidado.
-¿Y qué hago ahora con los ojos cerrados?
-No abrirlos- qué gracioso- No había visto tu habitación antes.
-Es lo que pasa cuando no te cuelas en mi habitación- supuse que estaba cotilleando mis cosas. Pero había algo que no debía ver...- No mires en la mesilla de noche.
-¿Qué hay ahí?- una lista de cosas que hacer cuando tuviese novio. La hice con Rami cuando teníamos 12 años.
-Nada- avanzó unos pasos y me incorporé para hacer un escudo humano para que no abriese el cajón.
Me caí torpemente pero volví a a levantarme apoyándome en la mesilla. No veía a Ni-kiz pero seguro que se estaba riendo.
A ciegas extendí los brazos y las piernas para que no pasase. Eso parecido divertirle más.
Me cogió de las piernas y me pasó el brazo por la espalda cogiéndome en brazos.
-¡Suéltame!- exigí.
-No hasta que me digas qué hay en la mesilla de noche- ¿y que no vuelva a aparecer nunca por mi casa por miedo a que sea un psicópata? No, gracias.
-¡Nunca!- le di una palmada en la espalda para que me soltase.
-Pues no te voy a soltar- me reí de los nervios. Tenía miedo de caerme. Él se rió también y no pude aguantarme las ganas.
-Eh, te he dicho que no abras los ojos- estaba guapísimo, llevaba un jersey blanco y unos pantalones de chándal negros. El pelo le caía tapando su cara.
-Tarde- nos miramos a los ojos y nos volvimos a besar. Menos mal que había venido, sino hubiese sido un día horrible.

2 palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora