HANNAH
Durante las dos semanas siguientes no había vuelto a hablar con Jake y apenas le veía; por la mañana cuando me despertaba ya se había ido a sus prácticas, cosa que yo no sabía y de la que me enteré cuando escuché a Claire hablando con John sobre eso. No comía en casa, y pocas veces cenaba. No quería que se fuese así aquella noche, pero me preguntaba cosas para las que no tenía respuesta, no sabía porque hacia lo que hacía, no tenían ninguna coherencia mis actos con mis palabras y mucho menos con mis sentimientos, lo único que sabía es que no quería hacerle daño y vistos los últimos acontecimientos, ya lo había hecho.
Ni yo misma estaba bien y mucho menos estable emocionalmente, sólo quería alejarle para que él no acabase como yo y mucho menos por mi culpa. No me lo perdonaría. Se merecía ser feliz, pero no conmigo, porque yo simplemente no podía serlo.
Durante esas semanas no paré de tener la misma pesadilla que me estaba atormentando desde que sucedió todo, cada vez que me dormía, no sabía qué hacer para que no ocurriese. Había probado con un vaso de leche caliente antes de acostarme para que me entrase sueño y así no pensar tanto antes de dormir, había estado leyendo durante horas para que lo único que tuviese antes de dormir fuese esa historia en la cabeza, había probado viendo una película de dibujos animados, una comedia e incluso había probado con una de miedo, así soñaría con la película y no con eso. Después de intentarlo tres días y no haber parado de tener la misma pesadilla, los siguientes días había estado prácticamente sin dormir nada durante toda la noche, porque me daba miedo dormirme y que volviese a aparecer lo que me atormentaba noche y día. Esos días me había terminado ocho libros e iba por la mitad de otro. Me pasaba las noches leyendo para evitar dormirme. Intentaba camuflar la falta de sueño con maquillaje y cafés. También durante esos días, fui con Claire al que iba a ser mi instituto. La directora y la que iba a ser mi tutora me mostraron una presentación del curso, me hablaron de las optativas, las asignaturas, las extraescolares... Me enseñaron todo el centro: era un edificio enorme, lleno de ventanales y de arquitectura antigüa; por dentro las paredes de mármol blanco y los techos inmensos te acogían, a los lados de las paredes estaban las taquillas alargadas y negras amontonadas unas al lado de las otras. Me enseñaron la que iba a ser mi clase, las clases de arte, tecnología, fotografía, el gimnasio, la cafetería y las pistas de fútbol y baloncesto. Me dieron el uniforme del instituto en cinco versiones distintas. Estos constaban de una camisa blanca cada uno , dos americanas negras, dos blancas y una gris con el escudo del instituto bordado en el lado izquierdo, dos faldas negras plisadas con líneas blancas a juego con la americana que las llevaba en sus bordes, una falda gris y dos rojas, cinco pares de medias también negras con dos líneas blancas en el borde y corbatas negras; y me dieron también dos conjuntos de deporte con el logo del instituto en la sudadera, uno de color negro y el otro de color gris, ambos traían un pantalón corto del mismo color, un abrigo negro acolchado y con el escudo bordado y por último, me dieron el bañador que era de color azul marino. Los libros me los darían antes de mi primera clase en secretaría, así como una fotocopia de mi horario.
Llegué ese día a casa con la cabeza sobrecargada de información. Claire no había parado de decirme que me lo iba a pasar genial y que me encantaría el instituto, no lo dudaba, pero no sé si empezar de cero en un instituto como ese me iba a resultar fácil.
Cuando llegué me tumbé en la cama, todavía podía disfrutar de ese día antes de tener que dejar atrás las vacaciones de navidad y empezar de nuevo el curso.
Oí la puerta de la habitación de Jake al otro lado del pasillo, me extrañé y miré la hora en el despertador eléctrico de mi mesilla de noche. Fruncí el ceño, ¿qué hacía aquí? ¿si aún no era ni la hora de comer?
Me sentía fatal, no se merecía que le tratase así, pero tampoco sabía si querría verme.
Me levanté de mi cama y me dirigí al otro lado del pasillo, ni siquiera sabía qué estaba haciendo, mi cuerpo reaccionaba sólo y sin darme cuenta, había llamado a la puerta. Oí la voz de Jake colándose por la ranura, dándome paso, no sé si lo habría hecho si hubiese sabido que era yo. Era la primera vez que entraba a su habitación, era igual de grande que la mía, con un cuarto de baño y un vestidor, una enorme cama en el centro con una colcha gris, un escritorio enorme con un ordenador igual que el mío, un montón de carpetas y papeles en él, con una silla a juego y una enorme televisión frente a su cama con la Play Station 5 conectada a ella. Llena de ventanales y con las paredes en tonos grises claros. En el fondo vi una pequeña estantería negra con diferentes libros de colores y tamaños, lo cual me sorprendió porque por lo que había hablado con él sobre literatura, no le veía como a un chico al que le gustase mucho leer.
Cuando terminé de examinar su habitación, le divisé en el escritorio, centrado en teclear muy rápido algo en el ordenador. Era la primera vez que le veía prácticamente en dos semanas, asique las mariposas aparecieron de nuevo. Le miré de arriba a abajo, todavía iba vestido con el traje de las prácticas, ese que vestía la noche que volvimos y con el que estaba tan guapo.
-Hola. - le dije temerosa de su reacción.
Ni siquiera se giró, ni me devolvió el saludo. Sentí cómo se me apretaba el corazón en el pecho. Tomé aire y volví a hablar.
-Sólo quería saber si estabas bien, como hoy has venido antes... - le dije con el único hilo de voz que me salió.
Tampoco me dijo nada. Seguía en su ordenador escribiendo. Me estaban entrando ganas de llorar... volví a respirar.
-Entiendo que estés así conmigo, no quería hacerte sentir mal ni hacerte daño, pero es que no sé ni yo lo que estoy haciendo. - le dije de forma apresurada.
Dejó de escribir.
Ladeo la cara, me miró de reojo y volvió a escribir en su ordenador.
Esa manera de ignorarme, hizo que las lágrimas asomasen. Me apresuré a ir hacia la puerta.
-Perdona por molestarte. - le dije, intentando que no se me notase la voz entrecortada, cerré la puerta, oí un golpe como si se cayese algo al suelo y corrí a mi habitación.
Estaba claro que no iba a querer saber de mí, aunque es posible que fuera lo mejor para él. Sólo con pensar esto se me revolvían las tripas, pero no podía arrastrarle conmigo, no soportaría verle mal.
El resto del día transcurrió sin verle y conmigo metida en mi habitación leyendo. Antes de irme a la ducha me había terminado el noveno libro en estas dos semanas. Al salir de la ducha, me puse mi pijama y me preparé el uniforme que quería llevar al día siguiente, también la mochila y el portátil. Cuando terminé, la voz de Claire me avisó de la cena; bajé sin ganas, la verdad, se me hacía muy difícil comer estos días, no tenía nada de hambre.
La cena terminó y Jake no había estado al igual que en la comida. Ayudé a John a meter los platos en el lavavajillas y me fui a mi habitación; me lavé los dientes y me metí en la cama, cogí otro libro para leer esa noche. Me puse el despertador. Estaba luchando para no dormirme, no quería volver a tener esa pesadilla, pero por mucho que lo intentase los ojos se me cerraban, sin embargo, esa noche fue distinto, no soñé con nada, sólo sentía tranquilidad, noté caricias en mi pelo y cómo unos brazos angelicales me abrazaban y protegían de aquellos sueños malos.
Ese día después de semanas pude dormir en paz.
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Por ti siempre
Teen FictionHannah se muda a Nueva York tras la muerte de sus padres. Esta obligada a irse con su tutor legal el empresario John Thomas, quien tiene un hijo con el que Hannah tendrá que lidiar y que aunque lo niegue le pone muy nerviosa. Ella arrastra mucho do...