Demostración

5 0 0
                                    

Narracion de Andre

Pasaron días desde mi encuentro con Yamato, y aunque trato de mantener la distancia, no puedo evitar pensar en él. Hay algo oscuro en su futuro, algo que me inquieta. Presiento que no vivirá más allá de los 25 años... Si Mika no lo detiene antes, tal vez ella sea su propio verdugo. Es un pensamiento que no puedo sacarme de la cabeza, pero lo que más me duele es que, a pesar de todo, Yamato no se aleja completamente de ella.

Me mantuve vigilante fuera de su casa, observando a ese joven lleno de información, pero por ahora, nada de lo que sabe me es útil. Mientras caminaba por unas calles aledañas, vi a la esposa de Mrs. Toshio. Tan bella como siempre, con ese porte elegante que no se ve todos los días. ¿Qué estoy pensando? Ella es casada, y yo no debería...

—Hola, André —dijo con una sonrisa que no esperaba—. Pensé que no te iba a volver a ver. ¿Cómo va tu investigación con ellos?

—Nada en particular, sin nueva información... —le respondí, mientras mis pensamientos se desvanecían con la realidad de la conversación—. Aunque me acordé, ¿sabes del entrenador que tuvo Mika?

—El que se fue con su amante, ¿verdad?

—Eso es lo que se dice, pero mi informante me dio otra versión: fue asesinado por ellos.

La expresión de ella cambió. No esperaba esa noticia.

—No hay cuerpo, ¿verdad?

—No, lamentablemente. Es como si jamás hubiera existido.

Ambos suspiramos, compartiendo un silencio cargado de incertidumbre. Omar, el hombre al que sospechábamos, tenía fama de ser demasiado inteligente y astuto. Sabía cómo borrar su rastro, pero este caso... este caso estaba dejando más dudas que respuestas.

—Es muy dudoso todo —murmuró ella—. Sin cuerpo, sin evidencia... Omar es muy hábil con lo que hace.

Nos despedimos, y mientras me alejaba, un frío recorrido por mi espina dorsal me recordaba que en esta historia, todo es más complejo de lo que parece.

Creo que la competencia de Mika en la nueva pista se acerca rápidamente. Según la retorcida tradición de Omar, siempre que hay un evento importante, alguien debe morir. Me pregunto qué tipo de víctima elegirán esta vez... ¿Será alguien clave? ¿O simplemente una pieza más en su siniestro juego?

Saqué mi celular para verificar la fecha. Como temía, la carrera es mañana. El tiempo se agota, y hoy no logré obtener más información. Por alguna razón, no pude seguirle el ritmo a este mundo de la Fórmula 1, como si retomar todo lo que implica me costara cada vez más. Hay demasiados factores, demasiadas sombras moviéndose detrás del volante. Tendré que estar preparado.

Narración de Mika

El día comenzó con una sensación inquietante. Estaba nerviosa, y por más que intentaba concentrarme, mi mente vagaba sin rumbo. Lo notaron de inmediato. Omar y mi nuevo entrenador no dejaron pasar ni un segundo para señalarlo, pero no tenía interés en sus comentarios. Necesitaba espacio, así que intenté apartarme de ellos.

Tras bajar de mi monoplaza, sentí la mirada de Omar clavada en mí. Se acercó sin decir palabra y me guió a un lugar más apartado, lejos del bullicio del circuito.

—Estás nerviosa —dijo con tono controlado, pero severo—, y eso que ya has matado antes. Esta vez es diferente, está todo más preparado... Mika, no seas imprudente. Recuerda lo que te enseñé toda esta semana.

—Lo siento... —murmuré, intentando recuperar la compostura—. Omar, ¿puedes por favor estar pendiente de mí? Siento que no lo haré bien. —Saqué mi casco, el cual pesaba más por el nerviosismo que sentía, y lo dejé en la mesa al lado.

—No te preocupes tanto. Hoy solo es un simulacro. Mañana es el gran día.

Le devolví una leve sonrisa, aunque apenas sincera. Si este simulacro me estaba afectando así, ¿qué pasaría mañana?

Por la noche

La tensión me consumía, a tal punto que cada segundo que pasaba se hacía eterno. Estaba sentada, esperando la señal de Omar. El aire en la habitación era denso, como si presagiara algo oscuro. Entonces, lo vi: la señal. El momento había llegado.

Me deslicé en la penumbra, avanzando hacia la casa. Los pasos eran sigilosos, medidos. A lo lejos, vislumbré al padre de la familia. Estaba distraído, entretenido con algo,  mi corazón latía con fuerza, pero me acerqué sin hacer ruido. Saqué el pañuelo y, en un movimiento preciso, lo cubrí sobre su rostro. No emitió ni un gemido antes de desplomarse, aparentemente "desmayado". Lo acomodé en una silla, asegurándome de que no hiciera ningún ruido.

Cuando levanté la mirada, Omar ya estaba con la madre. Se movía con la misma eficiencia. Ambos subimos las escaleras en silencio, cada paso más cargado de presión. Al llegar al cuarto de los niños, los vimos dormidos. La escena parecía inofensiva, incluso pacífica, pero lo que estábamos por hacer lo cambiaría todo.

El miedo se apoderó de mí por un segundo, pero sabía que tenía que hacerlo. Me acerqué al primero de los niños, mi mano temblando ligeramente al sostener la pistola. Apunté cuidadosamente a su cabeza y, antes de que el pánico me paralizara, apreté el gatillo. El sonido del disparo fue amortiguado por la tranquilidad del momento, mientras Omar se ocupaba del segundo niño de la misma manera.

Todo pasó tan rápido que apenas lo procesé. Bajamos de nuevo, donde los "padres" esperaban. El siguiente paso fue sencillo, casi mecánico. Disparamos a la madre, sin dudar. Luego, nos encargamos del padre, ajustando la escena para que pareciera un suicidio. Todo debía encajar perfectamente.

—Bien, Mika —dijo Omar, inspeccionando el resultado con satisfacción—. Si hicimos esto bien, mañana será un chiste a comparación, esto solo fueron muñecos— el sonrio

—Sí —respondí, con una calma extraña. Parecía fácil... tal vez demasiado.

—Recuerda, esto fue solo un simulacro. Mañana será otra cosa. Si alguien se despierta o te descubre, dispara al pecho o a la cabeza, pero no te acerques demasiado ni dispares en exceso.

Asentí en silencio. Limpiamos la escena meticulosamente, cada detalle planeado para que no quedara rastro de nuestra presencia. Pero en mi mente, el peso de lo que estaba por venir seguía creciendo, más fuerte que cualquier simulacro.

El silencio De Un SecretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora