Capítulo 15.1: you're gonna go far - noah kahan

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Jueves 6 de junio, 6:00 am. Hotel Plata.
Yuki ni siquiera pudo dormir más de seis horas. A pesar de intentar forzar a su cansado cuerpo a descansar aunque sea un poco más de lo habitual, la emoción y su poca saludable rutina le impidieron al menos descansar ocho horas. Por lo que, a pesar de llegar a las doce de la mañana al hotel donde se estaría quedando los próximos cinco días, su cuerpo lo hizo despertarse a las seis de la mañana. Vendrían a recogerlo hasta las diez de la mañana, por lo que el japonés tenía cuatro horas muertas a las cuales no sabía cómo sacarles provecho.

Había tratado inútilmente de volver a dormir, pero al observar cómo el reloj seguía moviéndose y él seguía sin descansar ni un poco, prefirió meterse a bañar en un intento de poder al menos despertar un poco. Estaba tan adormilado que cuando en lugar de salir agua tan helada como para que se enfermara, salió agua a una temperatura ideal; tuvo que tallarse los ojos para comprobar vergonzosamente que ya no estaba en su descuidado departamento en Suzuka.

Bañarse sin sentir que en cualquier momento le daría hipotermia había sido un beneficio de ganar la dinámica de Red Bull. Otro eran los conjuntos de ropa que la escudería le había regalado pues, a palabras de los trabajadores que lo habían recogido ayer en el aeropuerto, era lo mínimo que solían ofrecer a sus invitados. "No te preocupes, estoy seguro que cada día te darán más cosas, sólo debes de esperar. ¡Incluso puede que hasta te regalen un carro!" Aunque lo último era claramente una broma, Yuki pudo notar que el comentario sobre los regalos no lo era. Al parecer, Red Bull era lo suficientemente rico como para regalar conjuntos de ropa para las frescas temperaturas de Montreal, como también varios pares de camisetas y gorras de la mercancía de sus pilotos, mismas que Yuki antes sólo podía soñar con tener. 'Había estado ahorrando para poder comprarme al menos uno de estas.' Ahora, teniendo en sus manos alrededor de seis camisas y tres gorras que siempre deseó poseer, no sabía qué hacer.

Por comodidad, y por miedo a que lo tacharan de raro al llevar la mercancía de Red Bull en el famoso día de prensa, decidió elegir uno de los conjuntos de invierno que le habían dejado. Una suave camisa blanca de manga larga y cuello de tortuga, unos pants negros, una sencilla sudadera café y unos tenis blancos, que para su desgracia no tenían plataforma, era el básico conjunto que había terminado por elegir. No sabía qué tan arreglados irían los demás, por lo que, en un intento de no llamar mucho la atención, Yuki prefirió ir lo más simple posible.
También había tratado de arreglar un poco su cabello, pero fue en vano pues, al intentar acomodarlo un poco, terminó por esponjarse todo, haciendo aún más visible la obvia necesidad de recortar su fleco. 'Cuando regrese le diré a Cherry que me ayude.' A pesar de no haber conversado en persona desde aquel fatídico día, Yuki le había mandado mensajes antes de despegar a Montreal. Aún la muchacha no lo veía, pero el japonés esperaba pacientemente su respuesta.

Sabía que era lo mínimo que podía hacer, pues, después de todo, era su culpa el que hubieran peleado. Más tarde que temprano terminó por entender que Cherry sólo había tratado de ayudarlo, pero Yuki, en un intento de demostrar tóxicamente su independencia, terminó por alejarla. 'Necesito comprarle algo para compensarla.' Usualmente el azabache prefería ahorrar su dinero, pues odiaba gastarlo en cosas innecesarias. Pero la idea de llevarle un recuerdo a la pelirroja sobre su viaje a Montreal no lo molestaba o lo hacía pensar que era un mal gasto. Al contrario, lo veía como una inversión a futuro. 'Con tal de demostrarle cuánto me importa, me gastaría todos mis ahorros para que me volviera a hablar.'

Aceptando que su fleco mágicamente no se iba a arreglar, decidió bajar al restaurante del hotel. Cuando lo vio ayer mientras llegaba a su habitación, casi se había caído de espaldas por lo grande y caro que se veía. Con tal sólo leer el nombre tan elegante del local, el cual ni siquiera podía entender ya que estaba en francés, Yuki supo que ni trabajando múltiples horas extras podría darse el lujo de comer ahí. Pero, contando con el pase que Red Bull le había dado y con su nombre escrito en la lista de "clientes preferenciales", no había ningún impedimento físico que no le permitiría al menos probar una buena comida por primera vez en el mes.

chestappen mis papás;ㅤyuki & chestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora