Mi Luna de Plata - Pasión

Capítulo 66: Pacto de sangre

Tino D.

Aun no puedo creer que esté sucediendo, ella y yo estamos juntos como antes. Tengo a Lucille frente a mí, dispuesta a compartir una noche conmigo y eso me tiene enormemente feliz. La llevo entre mis brazos hacia la cama y al estar encima de ella noto esa misma timidez en su mirada como cuando estuvimos juntos por primera vez. Sé que ahora soy un desconocido para ella y debe sentirse nerviosa por eso.

Voy despacio para no asustarla, quiero que nuestro encuentro sea especial así como sucedió antes. Nos besamos lento hasta saborear cada espacio de nuestros labios. Se muestra algo cohibida al acariciarme, supongo que aún no me tiene la confianza suficiente. Esto para ella es nuevo, así que la entiendo perfectamente.

Rompo aquella barrera quitando su brasier y luego acariciando sus pechos. Ella esboza una sonrisa un tanto vergonzosa al saber que admiro su cuerpo desnudo, ese mismo cuerpo que tanto he anhelado recorrer otra vez. Subo hacia su cuello y dejo varios besos regados, en aquel acto me atrapa entre sus piernas y gime de placer al sentir como mi erección roza muy cerca de ella.

A pesar de poner todo mi empeño en intentar ir despacio, ya no sé si pueda lograrlo. Las ganas que tengo de hacerla mía son descomunales y el sonido de ese gemido me dice cuanto anhela tenerme. Puedo sentir sus ansias por que lo hagamos ya, así que doy el siguiente paso y la sujeto con firmeza para entrar en ella. Cierra los ojos al sentir el primer impacto de mi cuerpo contra el suyo y al volver a abrirlos su rostro y el mío se acercan hasta unirnos en un beso que, en mis más profundos deseos espero no dejar de hacerlo nunca más. Sin ella no quiero volver a despertar.

No sé cómo describir la sensación que me produce el volver a hacerle el amor después de tanto tiempo. Lo único que sé, es que no quiero separarme ni un instante de ella aunque existan grandes razones que impidan nuestra unión. La amo y se lo digo mientras estamos juntos. Es mucho pedir que su respuesta sea reciproca pues, aún es muy rápido pedirle algo como eso, pero tendré paciencia. Lucille volverá a enamorarse de mí como antes.

El amor y la pasión se complementan genuinamente en nosotros, tanto que, disfrutamos estar juntos y por este instante renace esa complicidad de pareja. Siento a Lucille sobre mis piernas y enseguida mis labios no dejan de recorrer su cuerpo. Su cabello cae sobre parte de su rostro y yo lo aparto para continuar llenándola de besos.

Ya casi está amaneciendo, lo sé por la luz que se cuela a través de las espesas cortinas. Somos una especie de amantes que solo pueden amarse entre la oscuridad. Sin importarnos nada de ello seguimos en lo nuestro y tomo su cuerpo en diferentes posiciones hasta quedar totalmente exhaustos. De pronto, sus ojos rojizos brillan con la tenue luz que empezaba a inundar la habitación. Un oscuro deseo ha despertado en ella.

Besa mi cuello con sutileza y claramente noto lo que ella quiere. La vena que recorre por esta parte de mi cuerpo no deja de palpitar después de tan excitante situación.

- Hazlo - digo jadeando mientras sostengo su confundido rostro.

- No puedo, no quiero dañarte Valentino.

- Lo vas a lograr, yo sé que lo harás - confió en ella y estoy dispuesto a todo para mantenerla a salvo. Aun si eso incluya sacrificar mi propia vida por más estúpido que suene.

Inclino su cabeza hacia mi cuello y sé que esto va a doler. De repente siento como dos filosas agujas se clavan muy dentro y ella empieza a succionarme. Luego de unos tragos tomo la fuerza necesaria para separarla de mí y aunque ahora ella es más fuerte que yo, lo logro.

- Estuve a punto de soltar mi veneno dentro de ti - expresa sumida entre la culpa.

- Pero no lo hiciste y eso basta - repito yo para tranquilizarla - podemos lograrlo mi amor hasta encontrar una solución para esto.