21

143 14 0
                                    

Después de pasar un buen rato en el parque, probando todas las atracciones que podíamos, finalmente nos sentamos en un banco para descansar. El día había sido divertido, pero notaba que el ambiente entre Seojun y yo se estaba volviendo un poco más... tenso, aunque no en un mal sentido.

—¿Te has divertido? —preguntó él, mirándome de reojo mientras daba un sorbo a su refresco.

—Sí, bastante. Ha sido un buen día.

—Me alegra —respondió con una sonrisa, y por un segundo, ambos nos quedamos en silencio, mirándonos a los ojos. No supe qué decir, así que desvíe la mirada hacia el cielo, buscando alguna excusa para cambiar el tema.

—El clima está perfecto hoy, ¿no crees? —dije, intentando mantener el tono casual, pero sintiendo el rubor en mis mejillas una vez más.

—Sí, aunque lo que más me gusta de hoy no es el clima —murmuró, haciendo que lo mirara con una ceja levantada. Sabía por dónde iba y no podía evitarlo.

—¿Otra vez con tus comentarios? —le reproché.

—Solo digo la verdad, Hye Min. Y por cierto... gracias por darme esta oportunidad.

Me quedé callada un momento, sintiendo cómo el ambiente cambiaba. No sabía cómo responderle, porque, aunque al principio no quería admitirlo, Seojun realmente me había ido ganando poco a poco.

—No me agradezcas todavía. Vamos a ver si te la ganas del todo —le respondí en tono juguetón, intentando aligerar la situación, aunque mis palabras llevaban algo de verdad.

—Lo tomaré como un reto —dijo él, riendo ligeramente.

Nos quedamos en silencio por unos minutos más, disfrutando de la tranquilidad después de un día tan movido. Al final, el sol comenzó a bajar y sabíamos que era hora de irnos.

—Deberíamos volver —dije, levantándome y estirándome—, antes de que oscurezca.

—Sí, tienes razón. Vámonos —se levantó y extendió su mano hacia mí, pero esta vez no la rechazé. La tomé y juntos caminamos hacia su moto, el ambiente mucho más relajado, pero con esa tensión ligera que no había desaparecido del todo.

El viaje de regreso fue tranquilo, el viento fresco en nuestras caras y el cielo anaranjado por el atardecer, hacían que el momento se sintiera casi perfecto. Cuando llegamos a mi casa, Seojun aparcó la moto y me ayudó a bajar.

—Bueno, supongo que... aquí termina nuestra cita —dije, sintiéndome un poco nerviosa de repente.

—Supongo que sí —respondió él, pero no parecía querer irse aún. Nos quedamos frente a la puerta, y yo no sabía qué más decir, hasta que él rompió el silencio.

—Oye, Hye Min... —empezó a decir, mirándome seriamente—, sé que soy un o tonto y eso, pero realmente me gustas. Quiero que lo sepas.

Sus palabras me tomaron por sorpresa, aunque en el fondo sabía que algo así iba a pasar. Tragué saliva y, sin saber cómo responder, simplemente asentí.

—Lo sé, Seojun... —le dije con una pequeña sonrisa—, y estoy intentando... ver qué pasa.

Él sonrió ante mi respuesta, y aunque no dije mucho, pareció suficiente para él. Se inclinó ligeramente hacia mí, como si fuera a besarme, pero se detuvo a unos centímetros de mi rostro.

—¿Puedo...? —preguntó en un susurro.

Sentí que mi corazón se aceleraba, y aunque la respuesta estaba clara en mi cabeza, no sabía cómo decirla, así que simplemente cerré los ojos. Él tomó eso como una señal, y finalmente nos besamos, un beso suave y dulce, pero que dejó mi cabeza dando vueltas.

Cuando nos separamos, ambos nos quedamos callados, sonriendo tontamente.

—Nos vemos mañana —dijo, retrocediendo lentamente hacia su moto.

—Sí... hasta mañana —respondí, aún sintiendo el cosquilleo en mis labios.

Lo vi arrancar su moto y alejarse por la calle, y cuando finalmente lo perdí de vista, me di la vuelta para entrar en casa, mi corazón aún latiendo con fuerza.

El día había terminado de una manera que no esperaba, pero no podía negar que me había gustado.

[ • • • ]

El día siguiente llegó más rápido de lo que esperaba. Me desperté sintiendo los efectos de la cita de ayer aún presentes, especialmente ese beso. No dejaba de pensar en él, y aunque intenté distraerme, era inútil. Revisé mi móvil y vi un mensaje de Seojun.

Seojun: Buenos días, dormilona. ¿Lista para el día de hoy?
Yo: Buenas. ¿Y qué tiene de especial el día de hoy?

Poco después, mi teléfono vibró con su respuesta.

Seojun: Te lo diría, pero prefiero que sea una sorpresa. Espérame en la entrada de tu casa en una hora.

Suspiré, sabiendo que con Seojun nunca había forma de escapar de sus ideas. Me levanté rápidamente y me preparé, decidiendo ir con algo casual. No sabía qué tenía planeado, pero mejor estar cómoda.

Una hora después, bajé y, justo como lo había prometido, ahí estaba él, apoyado en su moto con esa sonrisa que siempre llevaba. Al verme, se enderezó y me dedicó una mirada un tanto coqueta.

—Vaya, llegas a tiempo. Y yo que pensaba que te iba a tener que esperar más.

—No soy tan impuntual —dije mientras me acercaba—. Entonces, ¿qué es lo que tienes planeado para hoy?

—Tendrás que esperar para verlo —respondió misteriosamente, entregándome un casco—. Confía en mí.

Con una mezcla de curiosidad y resignación, me subí a la moto y lo abracé por la cintura, igual que el día anterior. Esta vez, traté de no pensar tanto en el hecho de que me gustaba abrazarlo.

El trayecto fue largo, y no reconocía la zona por donde íbamos. Nos alejamos del bullicio de la ciudad hasta que, finalmente, nos detuvimos en una colina desde donde se podía ver una vista impresionante de la ciudad abajo. El aire era fresco y el ambiente tranquilo, algo que no esperaba de Seojun.

—¿Aquí? —pregunté, bajando de la moto y mirando a mi alrededor.

—Sí. Me gusta venir aquí a veces, cuando quiero pensar o escapar un poco de todo. Pensé que te gustaría —dijo él, con una sonrisa suave que rara vez le veía.

Caminamos un poco hasta llegar a una pequeña área con una manta extendida y una cesta de picnic que había preparado.

—¿Esto lo hiciste tú? —pregunté, sin ocultar mi sorpresa.

—¿Qué, no me ves capaz de hacer un picnic? —dijo en tono bromista —. Quería que pasáramos un rato juntos, lejos de todo.

Nos sentamos en la manta, y mientras sacaba la comida, me di cuenta de lo mucho que Seojun había cambiado desde que lo conocí. Sí, seguía siendo bromista y provocador, pero también tenía un lado más suave, uno que estaba empezando a mostrarme cada vez más.

—Oye, ayer... —empecé a decir, tratando de tocar el tema que me había dejado pensando toda la noche—. Lo que pasó después de la cita...

—¿Te refieres al beso? —dijo él, mirándome directamente.

Asentí, sintiendo el calor subiendo a mi rostro. No sabía qué más decir, pero no hacía falta, porque él lo entendió.

—Hye Min, no quiero que te sientas presionada por nada de esto —dijo, con una seriedad que rara vez usaba—. Sé que me estoy ganando esa oportunidad, pero lo estoy disfrutando. Solo quiero que las cosas fluyan entre nosotros.

—Yo también... —murmuré—. No pensé que... bueno, que esto sería así, pero me gusta cómo están saliendo las cosas.

Él sonrió y, sin decir más, me pasó una fresa de la cesta.

—Entonces, sigamos así. Un paso a la vez, ¿vale?

Sonreí también y asentí, aceptando la fresa y disfrutando del momento con él. Puede que no supiera qué nos deparaba el futuro, pero en ese instante, todo parecía estar bien.

WHY NOT ME | Han Seojun  ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora