༺♱𓆰La mujer inoportuna𓆪♱༻
Byllern se repitió múltiples veces "actúa normal" mientras caminaba hacia la puerta, sentía que todo iba en cámara lenta, o tal vez él caminaba tan despacio que lo veía de ese modo, no quería más problemas, quería que quien sea que tocara el timbre, se largara, y que nadie mas los molestara, solo quería resolver el asunto del padre Tarsistlon y olvidarse de ese tema para siempre, bastante tenía con la situación extraña con Vibdelia. Finalmente llegó a la puerta, giró la manija lentamente... y vio a la visita inoportuna.
—¡Hola, señor Rennirson! Lamento venir a presentarle mis condolencias hasta ahora, recién volví de mi viaje y me enteré de la noticia. —dijo una voz aguda y algo chirriante debido a su entonación presuntuosa...
—Buenos días, Señorita Hastunday, no se preocupe, no tiene mucho que ocurrió la tragedia. —dijo educadamente y dando una falsa pero tenue y creíble sonrisa.
—Le traje una tarta de frutillas, no sé si se ha alimentado bien, sin una mujer atendiéndolo y usted en esta situación tan difícil, me tome la libertad de hornearlo... —sonrió amablemente pero innecesariamente resplandeciente mientras alzaba la tarta y la acercaba un poco a él.
—No se hubiera molestado, pese a la situación, me he alimentado bien, sé cocinar un poco. —tomó la tarta.
—¿Oh, usted cocina?, es un hombre de muchos talentos por lo que veo. —sonrió con coquetería disimulada.
—Si, aunque Vib lo hace... lo hacía mejor, ella... era mejor en todo... —se controló de hablar de ella en presente y reafirmar su posición como un hombre casado... cuando ahora era un viudo.
—Cierto, era una mujer extraordinaria, aunque algo excéntrica ¿no cree? y lo digo con todo respeto. —dijo con una enorme sonrisa, Byllern podría asegurar... que era más falsa que el tinte rubio de ella.
—Sí, y muchas gracias por la tarta, le devolveré el plato. —quiso cerrar la puerta, pero ella la detuvo con su mano.
—Respecto a eso, ¿no le gustaría que yo se la sirva?, me encantaría platicar más con usted, y de paso... no dejarlo solo, en momentos tan difíciles como el que usted está pasando, lo mejor es estar acompañado de una amiga... —lo miró con esos ojos de un color café americano al que no le distinguirías la pupila del orbe.
—No se si sea buen momento... —dijo controlándose de gritarle un:
«LARGATE DE AQUÍ Y NO MOLESTES» pensó Byllern.
—Insisto, puedo pasar y...
—Ayuda... —musito... el padre Tarsistlon. Vibdelia al verlo, se acercó pese al riesgo de que la inoportuna rubia se asomara y rápidamente cubrió la boca del desgraciado.
—¿Escuchó eso? —preguntó confundida y queriendo ver dentro de la casa.
—¡Pensándolo bien! Creo que es mejor que vayamos a su casa, aquí luego se oyen fantasmas, y creo que una dama como usted merece estar en un lugar donde no la espanten, ¿no cree? —cerró la puerta y sonrió encantadoramente.
—¡¿Cree en fantasmas?! —no pudo evitar soltar una risa —Usted de verdad me sorprende, venga a mi casa y me puede contar de paso más sobre sus experiencias sobrenaturales. —lo invitó dándose la vuelta para guiarlo a su casa.
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ᴹᴬ́ᔆ 𝓐𝑙𝑙𝑎́ ᴰᴱ 𝓣𝑜𝑑𝑜
Misterio / SuspensoTras la muerte de su esposa Vibdelia, Byllern Rennirson es citado al testamento de su esposa, siendo el único heredero de toda su fortuna... a cambio de una perturbadora condición, de la cual Byllern descubrirá un oscuro secreto en torno a la muerte...